Piotr Belov y la serie de pinturas Anti-Stalin
Cartel de la exposición "Pyotr Belov". Catálogo Moscú, 1989. Fuente: Ebay.com. Fotografía de autor desconocido.
Piotr Belov y su serie de pinturas Anti-Stalin
Piotr Alekséyevich Belov fue un relevante director, productor y artista de teatro soviético que también realizó obras de pintura, incluyendo paisajes, retratos y arte de denuncia. En esta oportunidad se estudiará principalmente su obra como pintor, analizando algunas de sus pinturas críticas del régimen totalitario estalinista, que transcurrió durante gran parte de la primera mitad del Siglo XX.
Piotr Belov nació en Moscú, capital de la entonces Unión Soviética, hoy Rusia, el 17 de octubre de 1929, estudiando también en Moscú, en la escuela secundaria, durante el período 1944-1949.
En 1949, Belov consiguió un trabajo en la Escuela Vladimir Nemiróvich-Dánchenko, ingresando en el Teatro de Arte de Moscú, fundado en 1897 y concebido como un local para el teatro modernista. Allí estudió desde 1949 hasta 1953, y se graduó en el Departamento de Producción, completando también estudios en el Taller de Teatro del Instituto Vasili Súrikov, desde 1950 hasta 1958.
Piotr Belov. Autorretrato. 1953. Se observa un técnico dominio de la luz y las sombras que recuerda un poco al antiguo tenebrismo caravaggiano, en este autorretrato de un joven Belov que mira desafiante directamente al espectador, con un ceño entre relajado y fruncido. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Esto le dio una sólida formación dramática, técnica y operativa en todos los aspectos del teatro, rama de las artes escénicas que representa historias actuadas frente a los espectadores a través de una combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo; si bien, dado el contexto histórico de Belov, cualquier esfuerzo deberá estar invariablemente alineado con la ideología comunista soviética y sometido al culto a la personalidad de Stalin.
Teatro de Arte de Moscú, hoy Teatro de Arte Chéjov, ubicado en la calle Kamerguerski de Moscú. La edificación es obra del arquitecto ruso Fiódor Schechtel (1859–1926), el maestro más influyente y prolífico del Art Nouveau ruso y de la arquitectura del renacimiento ruso tardío. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de A. Savin.
Durante 35 años Belov se desempeñó como artista teatral, participando en la creación de más de 150 funciones en diversos teatros de la Unión Soviética. Colaboró con renombrados directores del país como Oleg Yefrémov (1927–2000), Piotr Monastirski (1915–2013), Mijaíl Levitin (n. 1945) y Rostislav Goriaev (1934–2007), entre otros.
Belov recibió un permiso de trabajo en el extranjero, y en el período de 1953 a 1955 fue Artista Principal del Teatro de las Tropas Soviéticas en Rumania. En 1957 volvió a la capital soviética y se desempeñó como Artista Jefe del Teatro Regional de Moscú para Jóvenes Espectadores.
Su carrera continúa de manera que entre 1967 y 1974 se desarrolla como Artista Principal del Teatro Dramático de Moscú Nikolái Gógol, para ser admitido en la Unión de Artistas de la URSS en 1974, la cual era una unión creativa de artistas y críticos de arte soviéticos fundada en 1932.
Belov trabajó como Artista Principal del Teatro Académico Central del Ejército Soviético desde 1974 hasta 1988, entidad en la que las funciones producidas tenían la guerra como trasfondo.
Fachada principal del que fuera el Teatro Académico Central del Ejército Soviético, cuyo nombre actual es Teatro Académico Central del Ejército Ruso. Fue inaugurado en 1929, y su diseño se debe a Karo Halabyan (1897–1959) y Vasili Simbirtsev (1901–1982). De estilo arquitectónico estalinista, establecido bajo la dirección de Stalin, quien condenó los "excesos" de las últimas décadas y disolvió la Academia Soviética de Arquitectura. El enorme edificio, con aforo de 1900 personas, domina la plaza Suvorov de Moscú, y sus fachadas terminan en puntas para que el edificio imite a una estrella roja soviética. Fuente: Wikimedia Commons. Autor: Florstein.
En el año 1977 a Belov se le otorgó la medalla A. D. Popov, por el diseño de la obra Nosotros, el pueblo ruso, y el título de Artista de Honor de la RSFSR (República Socialista Federativa Soviética de Rusia) le fue adjudicado en 1978. En los 10 años siguientes a partir de este hecho dirigió el Laboratorio Zonal de Artistas de Teatro de la Región del Volga, adherido al Sindicato de Trabajadores del Teatro de la RSFSR. Belov tenía su propio taller en la calle Solyanka.
Hasta el final de su vida trabajó como Artista Principal del Teatro Académico Central del Ejército Soviético en Moscú. Durante su trabajo como artista teatral participó en la creación de más de ciento cincuenta representaciones, en diversos teatros soviéticos.
El trabajo creativo de Belov incluyó pinturas y escenografía teatral, una gran cantidad de bocetos, cuadernos y álbumes llenos de sus estudios. Pintó paisajes del centro de Rusia, y algunos de sus modelos y bocetos de escenarios fueron transferidos al Museo del Teatro Bakhrushin para su conservación.
Piotr Belov también creó diversas obras de pintura en las que retrató metafóricamente y con habilidad técnica las brutales represiones estalinistas. Esta serie de 23 pinturas, que luego se denominó Anti-Stalin, nació en la imaginación y sentimiento del artista al final de su vida (década de 1980). Belov eligió deliberadamente un formato pequeño (solo una obra supera el tamaño de más de un metro cuadrado), lo que le permitió ocultar hábilmente las pinturas del terror soviético, entonces peligrosas. El autor las mostró solo a personas de su confianza, y las ocultó esperando por tiempos mejores. Más tarde su pequeño formato obtuvo otra ventaja: eran fáciles de transportar, para mostrar los originales a la mayor audiencia posible, en diferentes ciudades de la URSS, cuando fuera viable.
La figura gigante de un dios, emperador o faraón, un antiguo medio de glorificación que ya era empleado en el arte del antiguo Egipto o Roma, fue utilizada también por Belov como herramienta pictórica, pero no como una exageración, sino como una demostración de la monstruosidad de la persona que retrataba. En varias pinturas solo hay partes fragmentadas, de una cara, o unas botas, pero los espectadores soviéticos reconocieron perfectamente al personaje en las exposiciones realizadas por Belov en varias ciudades de la Unión Soviética. Se trataba de Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, mejor conocido como Iósif Stalin.
Stalin fue un revolucionario bolchevique soviético, dictador, político y criminal comunista de origen georgiano, responsable de la muerte de millones de personas, ocupando el segundo lugar, según múltiples autores calificados, en el ranking de los más grandes asesinos de la humanidad, siendo superado solo por él también comunista y sanguinario dictador chino Mao Tse-Tung, y a su vez Stalin tiene acreditados un número de víctimas muertas de su propio país que supera a las atribuidas al Führer alemán Adolf Hitler, y que aumenta con los años a medida que se filtra información de los antiguos y una vez inexpugnables archivos del sistema soviético.
La persona y gestión política de Stalin entre 1929 y 1953 han sido señaladalas con los peores calificativos por los historiadores serios. No ha quedado ni una sola parte de su gobierno que no deba ser juzgada con los términos más duros y la más absoluta de las descalificaciones, incluyendo la "ayuda" a la España republicana durante la Guerra Civil, el "pacto" Germano-Soviético, justo antes de la Segunda Guerra Mundial, los desastrosos "planes quinquenales" soviéticos y la "colectivización de la agricultura" en esa nación, que implicó su destrucción y la hambruna global, callada y ocultada mientras se disfrazaba de gran éxito, todo esto considerado con pruebas como una política pérfida y criminal fruto de la personalidad sádica y paranoico-sanguinaria de Stalin, calificativos en los que están de acuerdo desde los activistas demócratas de derecha hasta el anarquismo, pasando por socialistas, trotskistas y liberales. Stalin es entonces el personaje al que no le puede estar mejor asignado el término de totalitarista.
El gobierno de Stalin aplicó en la URSS un terrorismo de estado masivo, físico y psicológico, que cobró la vida de al menos 55 millones de personas, de las cuales unos 11 millones fueron víctimas de hambre, siendo difícil cuantificar el número de ciudadanos soviéticos deportados y obligados a actuar como esclavos en campos de trabajo y "reeducación". Stalin, al violar el Pacto de No Agresión Ruso–Polaco, continuó con una agresión armada en contra de Polonia en septiembre de 1939, hecho similar al que efectuara Hitler, lo que contribuyó al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Stalin también fue el responsable de la Gran Hambruna de Ucrania, u Holodomor (en ucraniano: Голодомор, literalmente "hambruna"), una hambruna provocada artificialmente por las autoridades comunistas de la URSS en el período 1932–1933, que fue particularmente intensa en el territorio de la entonces República Socialista Soviética de Ucrania, hoy la tristemente célebre Ucrania, que nuevamente intenta defenderse con coraje de la criminal agresión rusa.
Las acciones que desencadenaron la hambruna masiva en Ucrania del holodomor fueron el resultado de la oposición de la población rural de esa república contra la colectivización de la agricultura y la recolección de suministros obligatorios y gratuitos de productos agrícolas, en la medida en que excedieron la capacidad de producción de las aldeas. Esta política fue introducida a finales de 1929/1930 por la dirección soviética de Stalin, y se hizo cumplir por la fuerza, con el uso del ejército y severos castigos. Como resultado, millones de ucranianos murieron. Por orden de Stalin, se tomaron medidas como la ejecución del varón mas fuerte de cada familia, la deportación a Siberia, con prohibición de que nadie ayudara a las familias afectadas, ocasionando una mortandad no registrada, que solo se puede estimar en varios millones adicionales de víctimas.
A estas muertes se les suman las de la Segunda Guerra Mundial no debidas directamente al combate, y las inauditas represiones contra las poblaciones soviéticas ocupadas por los alemanes, sospechosas de colaborar con ellos, que fueron deportadas a mansalva a Siberia, como ocurrió con las poblaciones autóctonas de Crimea, Besarabia, parte de Ucrania y la Polonia oriental, así como también los cientos de miles de muertes soviéticas en las bárbaras condiciones de esclavitud con motivo de la construcción del Canal Blanco o Belomorkanal, las múltiples ejecuciones de elementos antisoviéticos en los países conquistados de Europa Oriental, incluyendo maestros, intelectuales, sacerdotes, empresarios, guerrilleros no comunistas, militares, y sobre todo los millones de rusos y comunistas ejecutados por ajustes internos del equipo de gobierno en las grandes purgas, donde Stalin mandó liquidar a todos los revolucionarios bolcheviques que tomaron el poder en 1917, a los generales de su ejército, a los funcionarios de origen polaco, judío, asiático o ucraniano. Si se suman todas estas víctimas se llega a la extraordinaria cantidad de 55 millones de asesinatos, debidas a un solo hombre: Iósif Stalin.
El artista Piotr Belov, cual metafórico francotirador armado con pincel, golpeó certeramente el lienzo y las mentes del sovietismo tardío con sus pinturas de la serie Anti-Stalin, poniendo a la vista con crudeza los terribles problemas de la oscura época del dictador, en donde las páginas más dolorosas, más horribles del pasado reciente de su nación fueron abiertas a la gente en la década de 1980, de manera muy dosificada y controlada por las autoridades. La Unión Soviética fue entonces relacionada por la fuerza con una prisión soviética, y sus terribles realidades para muchos inocentes están presentes en las pinturas de esta serie. Las revisiones de las impresiones de las pinturas de Belov muestran que la audiencia entendió tanto el lenguaje metafórico de las obras como las ideas del artista.
La actualidad de la aparición de las pinturas de la serie Anti-Stalin se evidencia en sus reimpresiones en periódicos y en la web. Después de todo, la violencia, el odio y el desprecio por las personas fue el principal motor de la historia soviética, siento particularmente intenso en la dictadura de Stalin.
Los personajes principales de la serie Anti-Stalin incluyen representantes de la intelectualidad soviética, como el poeta Boris Pasternak, el escritor Mikhail Bulgakov y el actor y director de teatro Meyerhold, los cuales fueron conducidos a la muerte por el lápiz en la mano del cosmocrator georgiano discípulo de Vladimir Lenin. También incluyen familiares de Belov, iglesias ortodoxas, e imágenes surrealistas de profundo significado simbólico para los pueblos que formaban la Unión Soviética.
Así, a finales de la década de 1980, el artista pintor Piotr Belov conmocionó a los moscovitas con sus cuadros que, por primera vez, trataban abiertamente el tema del abominable gulag y las purgas de Stalin. Cuando estos cuadros se expusieron por primera vez en Moscú corría el año 1988. El público quedó tan impresionado que se hacían largas colas para acceder a la exposición. Hoy estos se exhiben y analizan de forma moderna.
Piotr Belov, entonces un artista desconocido, se convirtió inmediatamente en el símbolo de la perestroika y la glasnost en el arte, y en un símbolo de los cambios. Hasta ese momento, hablar (y mucho menos pintar) sobre las represiones de la época de Stalin era casi imposible. Y rara vez se publicaban libros sobre el gulag.
Los cuadros de Belov hicieron una gira por toda la Unión Soviética, y se hicieron muy conocidos. En 2020, la familia del artista regaló sus cuadros al Museo de Historia del Gulag de Moscú. La institución les dio una segunda vida, exponiéndolos, y permitió que la gente comprendiera las emociones por las que pasaron sus compatriotas a finales de la década de 1980.
Piotr Alekséyevich Belov, artista ruso. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Betlov en esta serie Anti-Stalin no trabajaba por subvenciones, ni por dinero de mecenas privados, ni por encargo del Estado. Lo hacía solamente por el desenfrenado deseo de expresar el grito ahogado de señalamiento, condena y solicitud de justicia.
Seguidamente, se presenta una selección de las obras que forman parte de la serie Anti-Stalin y otras pinturas de Piotr Belov, en donde se ha incluido una breve crítica de las mismas, exponiendo una posible interpretación de sus significados, realizada en la opinión personal del autor de este artículo. También se incluyen unas pocas obras de otros pintores rusos, necesarias para entender mejor algunas de las obras de la serie.
Galería de alguna de las obras de la serie Anti-Stalin y otras pinturas de Piotr Belov
Han vuelto los grajos. (1987). Esta es la versión alegórica de Piotr Belov del famoso cuadro del 1871 con el mismo nombre, de Alexéi Sabrásov (ver la imagen anterior), pero en esta nueva versión se perfilan cambios dramáticos que recuerdan al Dr. Jekyll y al Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, pues apenas hay ahora solo dos aves, no existen árboles ni paisaje, solo el frío hielo que mengua, dejando ver múltiples rostros sin vida, ocultos bajo el agua, sin que exista la promesa de la belleza de abril, como era el cuadro original, y en donde se presentan los despojos de basura de los vicios humanos, en forma de la botella de vodka vacía (cuyo consumo en exceso era patrocinado por el estado soviético, pues facilitaba la sumisión y el embrutecimiento crónico), las colillas cortas de cigarrillos, fumadas con ansia hasta el final, el alambre de púas represor y de contención, y la lata de conserva sin el menor desperdicio, debido al aguijón del hambre, con el detalle del reloj público reflejado en el agua, símbolo del tiempo inflexible, que todo lo destruye, incluyendo a la propia tiranía soviética, para ser reemplazada por la de turno, en un pueblo que solo ha conocido garrote y látigo como forma de gobierno, y para el cual la democracia no es más que una abstracción de otros pueblos que deben ser conquistados por la fuerza. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Nosotros, el Pueblo Ruso. V. Vishnevsky. 1976. Vsevolod Vishnevsky (1900–1951) fue un escritor, dramaturgo y periodista ruso. Participó en la rebelión militante de Petrogrado en 1917, en batallas de la Guerra Civil Rusa como artillero en el 1er Ejército de Caballería, y fue agitador político adscrito a los frentes del Mar Negro y el Mar Báltico. Durante la Guerra Germano-Soviética participó en la defensa de Leningrado, y luchó en los frentes de la Guerra de Invierno. En 1941, Vishnevsky recibió el Premio Stalin. De esta manera, este escritor logró trascender los peculiares valores de esa nación en la época de Stalin, y Piotr Belov montó una exitosa obra de teatro con el nombre de la novela de Vishnevsky Nosotros, el Pueblo Ruso, con el mismo nombre, y de la cual además realizó la pintura que se muestra. La misma es un collage de diversos elementos de la cultura rusa, con colores monótonos y apagados típicos de Belov, y básicamente dedicados a resaltar la elementos de la arquitectura rural. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Taller. 1978. En esta pintura el autor representa su taller artístico, con una melancólica atmósfera, casi sombría, en la que se percibe la dificultad que sería lograr la adecuada inspiración para completar las obras, dada la iluminación disminuida, y el relativo desorden. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Mi felicidad… A. Chervinsky. (Boceto de diseño). 1982. Otro panorama sombrío en el interior de un recinto vetusto, donde casi se llega a percibir un retrato en la pared, y en el cual el esqueleto se integra para incrementar el cuadro depresivo. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Domos. 1983. En está pintura surrealista, un cielo crepuscular de colores sirve de telón para unos globos que navegan perezosamente por el aire, con forma de domo o cúpula bulbosa, típica de la arquitectura sacra ortodoxa rusa, mientras que uno de ellos ha caído al agua y en donde lucha por su flotación, antes de hundirse en las gélidas aguas del olvido eslavo. Es posible concebir que parte de lo que se quiere representar es la huida de las cúpulas de sus correspondientes Iglesias, agredidas despóticamente por los bolcheviques, quienes irrespetaron la fe en Jesucristo y la tradición Rusa, persiguiendo a sus sacerdotes y feligreses, agresión que promovió y controló Stalin hasta que se dio cuenta que necesitaba el consuelo de la Iglesia para ayudarle a resistir en la Gran Guerra Patria, luchando contra la implacable invasión alemana, en la Segunda Guerra Mundial, finalmente rechazada a costa del principal activo ofrecido por Rusia en sacrificio: las vidas de sus soldados, medianamente equipados pero alentados con la amenaza del castigo extremo ante la mínima vacilación en combate y por pensar siquiera en la retirada, y donde el juicio sumarísimo tradicional militar al "traidor" era un trámite burocrático extremadamente lento en comparación con la expedita rapidez sistemática lograda para matar compatriotas que se apartaran apenas de la premisa fundamental de ser considerados carne de cañón por sus mandos, en la monumental cadena jerárquica de seres prescindibles soviética. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Idiota. 1984. (Boceto de diseño). Basado en la novela de Fiódor M. Dostoyevski. Esta obra recuerda alguno de los lúgubres recintos de reeducación psiquiátrica soviéticos, incrementándose la siniestralidad con el efecto fantástico que añade el autor al incorporar un rostro discernible en la sombra del sujeto central, que además no se corresponde exactamente con la persona que lo produce, en una posible alegoría fantasmal o mensaje psíquico más complicado. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
El gran Lenin, 1985. En esta obra el pintor representado de pie en el cuadro se afana en copiar en el piso, usado a manera de lienzo, la imagen de un pequeño boceto, para construir el rostro gigantesco del responsable original de la Revolución Rusa, delineando el contorno con el color negro, y pintando el interior tan solo con cuatro colores, en clara alusión a la crónica carestía soviética. La magnificación plástica que se le exige al pintor es consistente con el culto a la personalidad de Lenin en la sociedad soviética. El retrato es realista, destacando la persistente mirada inexpresiva que impide adivinar cualquier sentimiento o intención del autor revolucionario; así como también el exagerado y severo ceño fruncido de Lenin, de reprobación y castigo por las faltas de acción, lealtad y pensamiento de los compatriotas ante su persona y el naciente y viral por opresión comunismo. El color bermellón en las mejillas es indispensable para disimular la cadavérica estampa de la momia de culto presente en el Mausoleo de Lentin, de obligada sincera adoración intergeneracional. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Belomorkanal, 1985. El "Canal del Mar Blanco-Mar Báltico", a menudo abreviado como "Canal del Mar Blanco" (Belomorkanal) es un canal de navegación en Rusia inaugurado en 1933, que conecta el Mar Blanco, en el Océano Ártico, con el Lago Onega, que está conectado a su vez con el Mar Báltico. Hasta 1961, su nombre original era "Canal Stalin Mar Blanco-Báltico". Por otra parte, Belomorkanal (ruso Беломоркана́л ) es también una marca de cigarrillos con filtro de la era de la URSS. Su cajetilla tiene un dibujo que muestra un mapa de la parte europea de la URSS con las líneas de los canales construidos durante la época de Stalin, ilustrando el eslogan de entonces: "Moscú es un puerto de cinco mares". Hoy se considera como indigno dar el nombre Belomorkanal a ese producto de tabaco y consumo masivo, ya que la construcción del canal costó al menos medio millón de vidas humanas en trabajos forzados, quienes eran los reclusos del gulag, que fue la agencia gubernamental a cargo de la red soviética de campos de trabajos forzados, establecida por orden de Lenin, alcanzando su apogeo durante el gobierno de Stalin, desde la década de 1930 hasta principios de la década de 1950. En la imagen de su obra, Belov representa a los trabajadores que construyeron el canal, venidos desde las sombras, y contenidos por cercas de alambre de púas, abandonando toda esperanza al entrar sumisamente a la cajetilla de cigarrillos baratos, para ser consumidos en un instante antes de incorporarse al humo del anonimato, en clara representación de las muertes debidas a los trabajos forzados, y a los castigos producidos durante la ejecución del ambicioso y colosal proyecto fluvial, de unos 227 km de longitud, completado en apenas dos años de trabajo, lo que requirió un esfuerzo brutal de muertes conocidas y anónimas. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Padres. 1986. En esta pintura Belov representa a sus padres, donde uno de ellos abre los brazos en posible gesto de protección, reclamo y/o súplica, ubicados en exteriores bajo una espesa niebla, y donde esta situación se repite con otras parejas múltiples veces hacia la lejanía en el desconocido pueblo, seguramente también padres de otros compatriotas, personas que sufrieron una vida limitada llena de privaciones y bajo una premisa de valores inculcados a la fuerza que anularon la individualidad y frustraron el desarrollo personal más allá de la reglamentaria mediocridad burocrática proletaria exigida a todos por estado soviético, cuya transgresión hacia la disidencia implicaba desde una "reeducación" en condiciones terribles de trabajos forzados en los gulag hasta la muerte por una bala en la nuca en una celda oscura y húmeda, bala cuyo valor debía ser cobrado a los familiares de la víctima. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Pedazo descongelado. M. Bulgakov. 1986. En esta pintura una brutal helada rusa de varios centímetros de espesor lo cubre todo, con excepción de un pequeño hueco temporal donde se observa el rostro del ucraniano Mijaíl Bulgákov (1891–1940), quien fue médico, escritor, dramaturgo, director de teatro y actor, y que escribió principalmente sobre los horrores de la Guerra Civil Rusa y sobre el destino de los intelectuales rusos y los oficiales del Ejército del Zar atrapados en la Revolución y la Guerra Civil. Muchas de sus obras fueron prohibidas por el gobierno soviético, personalmente por Stalin, ya que "glorificaban la emigración y a los generales blancos" (de la Rusia Blanca). Sin embargo, por otro lado a Stalin le encantaba la obra de teatro Los Días de los Turbin, de Bulgákov y, según los informes, la vio al menos 15 veces. Esta obra transcurre en Ucrania a finales de 1918 tras la Revolución de Octubre, y narra los problemas de la familia Turbin mientras los diversos ejércitos de la Guerra Civil Rusa: Los blancos, los rojos, los alemanes y los nacionalistas ucranianos luchan por la ciudad de Kiev. Es fácil entonces comprender que Bulgákov vivía al filo de la navaja entre sus obras creativas y la paranoia del líder máximo del país. En una ocasión, Bulgákov le envío una carta a Stalin pidiéndole permiso para poder exiliarse del país. Curioso, Stalin lo invitó en persona para que le explicara sus razones. El miedo pudo más, y en su encuentro Bulgákov indicó retractándose que un escritor debe estar es en su patria. Tal vez esto influyó en que Stalin no lo mandara a matar, y muriera por una falla renal en 1940. Sin embargo, la pintura de Belov muestra el frío de la Madre Patria soviética, anulando otra vez a la genialidad individual, salvo por el brevísimo tiempo en que el hueco de Bulgakóv se tape de hielo completamente, esperando con suerte que el retrato se pudra y desintegre antes de la próxima primavera, pero igual no importa, porque habrá más heladas. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Chernobyl, 1986. En esta obra, al fondo se observa la nube de gases radiactiva de la explosión del reactor nuclear de Chernobyl, ocurrida el 26 de abril de 1986 en Ucrania, trágico evento que Belov no se demoró en pintar. En el accidente inexplicablemente el reactor explotó luego de una rutina de pruebas operacionales y técnicas que salió terriblemente mal. En la pintura, el auto detenido ha sido evacuado, tal vez por haberse quedado sin combustible, o simplemente por no haber sido autorizado a abandonar el área. En el letrero de la izquierda se lee, en ruso: Внимание! опасная зона (Vnimaniye! opasnaya zona), que significa: "Atención! Zona de peligro". Nótese el letrero de "Alto" rojo escrito en inglés, y la sutileza de la letra "t" de la palabra Stop, que emula una cruz cristiana, en evidente alusión a las miles de almas que desde entonces han perecido a consecuencia de la radiactividad. La tragedia de Chernobyl representa otra página oscura de la Unión Soviética, donde el secreto, el engaño y el silenciamiento pretendieron ser aplicados sistemáticamente en todo ámbito, en relación a la explosión y a la nube radioactiva, atendiendo a la receta usual del régimen, pero en donde esta vez los hechos evidentes y la trascendencia internacional impidieron que tal plan se completara, mostrando al mundo una combinación lineal de la ineficiencia, pobreza, incapacidad tecnológica y escasa humanidad del gobierno soviético, que ya anunciaba las fracturas de su inminente colapso, motivado a la inviabilidad política y económica del sistema imperante. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Comandante de la logia especial. 1986. En este cuadro, un viejo funcionario jubilado posa en un traje pasado de moda con mirada cansada junto a su perro pastor alemán, portando con cansada resignación y no muy en alto un retrato de Stalin, que posee una banda de luto por el fingido pesar debido a la muerte del dictador. El hombre y el perro han sido condecorados por los servicios prestados, siendo evidente que el tiempo y el trabajo han tratado mejor al can que al amo. En la parte anterior se observa un acta oficial, con enmiendas, típicas de los errores y la volubilidad burocrática soviética, cuyo significado puede tener varias interpretaciones. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Meyerhold, 1986. Vsevolod E. Meyerhold (1874–1940) fue un actor, director de teatro soviético y productor teatral. Sus provocativos experimentos relacionados con el ser físico y el simbolismo en un escenario teatral poco convencional lo convirtieron en una de las fuerzas seminales del teatro internacional moderno. Con la Revolución Rusa de 1917, Meyerhold se convirtió en uno de los activistas más entusiastas del nuevo Teatro Soviético, y se unió al Partido Bolchevique en 1918. Posteriormente, se opuso al realismo socialista y en 1930, cuando Iósif Stalin atacó todo arte de vanguardia y experimentación, sus trabajos fueron considerados "alienantes" para el pueblo soviético. En 1938 se cerró su teatro y un año después Meyerhold fue arrestado en Leningrado, encarcelado y sometido a semanas de interrogatorio con tortura. Siguiendo el método de las purgas estalinistas, se le obligó por la fuerza a "confesar" y "arrepentirse" de su desviación (crimen) política. Por decisión del Politburó del 17 de enero de 1940, firmada personalmente por Stalin, fue fusilado el 2 de febrero de 1940, junto con otras 345 personas. Sus cuerpos fueron incinerados y las cenizas vertidas en una fosa común. En 1955, el Tribunal Supremo de la URSS rehabilitó póstumamente a Meyerhold. El significado del cuadro es evidente, al incluir el documento de identidad, la absoluta desnudez de cuerpo e ideas requerida, y el cubo de la basura, destino de la obra del sujeto según la ideología comunista. Nótense los dos huecos debido a disparos de ejecuciones anteriores en la pared, que dañan el sombrío friso gris del improvisado paredón. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Julio en Shchchólkovo. Dientes de león. 1987. En esta pintura Belov recrea con especial técnica y habilidad artística un paisaje de verano en un campo de dientes de león en el área rural de Shchchólkovo, un distrito perteneciende al óblast (región o provincia) de Moscú. Taraxacum officinale, es el nombre científico del diente de león o achicoria amarga, especie en flor que cubre el campo representado. En algunos períodos de escasez (muy frecuentes en la Unión Soviética, debido a sus ineficientes medios de producción), la raíz seca de esa planta se emplea como sustituto de la achicoria, que a su vez es un sucedáneo del café. Sus hojas, silvestres o cultivadas, son comestibles, donde se prefieren las que son jóvenes y tiernas para ensaladas, mientras que las maduras, al ser más amargas, se consumen cocidas. En otros cuadros, Belov realizará especial uso de la flor del diente de león para representar en su núcleo central las almas de los caídos debido a la represión estalinista. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Pasternak. 1987. En los años de la posguerra, el poeta Boris Pasternak (1890–1960) escribió su novela más famosa, Doctor Zhivago (1954), sobre el destino prerrevolucionario y posrevolucionario de la intelectualidad rusa. Se publicó por primera vez en 1957 fuera de la URSS, y las editoriales oficiales soviéticas se negaron a publicarlo. En 1958, Pasternak fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura "por su importante contribución a la poesía lírica contemporánea y retomando la gran tradición de la prosa rusa". La entrega del premio desató una campaña por parte de las autoridades comunistas de la URSS. Pasternak fue expulsado del Sindicato de Escritores, se decidió su deportación, y se publicaron artículos de acoso en la prensa. Debido a esto, Pasternak renunció al premio. Hoy, Boris Pasternak es considerado uno de los principales escritores disidentes de Rusia. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Sin título. (Ascensión), 1987. En esta pintura Belov ofrece el punto de vista de una persona que se eleva en el espacio, en un viaje trascendente desde lo terrenal hacia el firmamento, sobre un fondo estelar nebuloso enriquecido con gas, y donde el número la etiqueta (que tal vez registra la fecha de terminación del cuadro) atada en el tobillo izquierdo podría ser la identificación del anónimo recién fallecido, liberado de las ataduras humanas y del yugo estalinista. Los pies, matratados y endurecidos, varicosos y con hongos, reflejan los efectos de una existencia previa de humedad, frío, dureza y carencias. Por un instante, quien contempla la obra tiene la misma ansia existencial del sujeto, por conocer su destino, y saber qué peculiar relación pudiera tener con la que fue su vida anterior, acostumbrada al maltrato y al castigo sin causa, blandidos por parte del pártido único. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
El reloj de arena. 1987. En esta obra Belov retrata al camarada Stalin contemplando con atención lo que de lejos parece ser un simple reloj de arena, pero que al afinar el detalle se convierte en un macabro instrumento de medición de tiempo, en donde la arena del vaso de vidrio ha sido sustituida por cabezas humanas de fallecidos recientes, que en su paso por el umbral se descargan para convertirse en una terrible pirámide de calaveras, similar a aquellas que realmente hacían algunos sanguinarios líderes eslavos y tártaros en la antiguedad en Asia y Europa Oriental, y representativa de la gran cantidad de personas cuya muerte fue ordenada por el Premiere Soviético, nacido en Georgia. La mirada de Stalin se centra justamente en el paso a través de la estrangulación, posiblemente para conocer bien de quien se trata en cada unidad discreta de tiempo, y validar que se esa persona se encontrase en la lista correspondiente de ejecución que habría elaborado el dictador el día anterior, y que su paso a través del delicado momento se realizará en el justo instante previsto para ello, en demostración de la implacable e "infalible" eficiencia comunista. A pesar de la expresión imperturbable de Stalin, es imposible dejar de concebir que el cosmócrator soviético no deje de pensar en la propia mortalidad, al contemplar la finitud ajena y el paso inexorable del tiempo, sin que le sea posible diseñar una estrategia posible de maquinaciones engaños, traiciones y compra de lealtades que le permita superar el juicio que se realizará a su alma, de acuerdo a la remembranza de los remotos recuerdos obtenidos de cuando era niño bajo la educación en el severo cristianismo ortodoxo, en su nación natal. Pocas imágenes han podido captar a Stalin de una manera tan natural como la plasmada por Belov, con pincel realista y dolorosa alegoría sobre las decisiones y actuación del líder nacional. Desde el punto de vista técnico llama la atención la maestría con la que se vislumbra el reflejo de una ventana en el cristal, realizado con la distorsión por la geometría no lineal correspondiente, y que aporta la luz necesaria para percibir con horror la imagen del cuarto, con su peculiar personaje. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Vida entera, autorretrato. 1987. En este cuadro el pintor elabora un autorretrato múltiple, concebido como una línea temporal, que recorre desde su temprana infancia, a la izquierda, pasando por su niñez, adolescencia y juventud, llegando a la resignada y desenfadada madurez actual, y plasmando finalmente la lúgubre inamovilidad sedente de su futura muerte, a la derecha, ante el paso progresivo pero inexorable del efímero tiempo, marcado en el reloj de la pared, que actúa como la Luna surrealista en un metafórico y sombrío paisaje, marcado por una carretera que señala el camino recorrido desde y hacia la nada, y en donde no existen más señales que los rostros indicados, salvo la línea de un horizonte inalcanzable. La representación del autor en su propia muerte recuerda al poeta y dramaturgo español Federico García Lorca (1898–1936), quien solía realizar frecuentemente un pequeño e improvisado performance de dudoso buen gusto ante sus amigos, donde fingía caer fulminado por la muerte, lo cual resultó premonitorio ya que su final ocurrió en 1936, cuando luego de ser capturado fue fusilado por el bando nacionalista en la Guerra Civil Española, debido a sus actividades de espionaje para los soviéticos, y estar en contacto con estos por radio. Lorca era homosexual, y esto era un delito al tratarse España de un estado oficialmente católico. Estos hechos los pretende modificar la actual Ley de Memoria Histórica española, promovida por los socialistas, y que pretende el absurdo objetivo de cambiar el pasado, para evitar que se conozca la irrefutable verdad de que España fue salvada de la debacle comunista instalada en la República, que inevitablemente la hubiera llevado a ser otro títere de la Unión Soviética (dominada entonces por Stalin, a quien la República le regaló la mayor parte del oro español), con igual o peor nivel de vida y carencia de derechos humanos, características que precisamente denunciaba gráficamente Belov en sus cuadros. Fuente: es.rbth.com. Fotografía de autor desconocido.
Intersección en el Nerl. 1987. En este cuadro Belov representa una Iglesia real ortodoxa rusa diminuta del Siglo XII colocada sobre una pequeña isla, situada en la intersección de dos ríos, siendo uno de ellos el Nerl, que domina la zona en virtud de su ubicación y proporciones. Nuevamente, Belov convierte la cúpula bulbosa típica de estas obras arquitectónicas en una llama de luz brillante que ilumina cuerpos, mentes y espíritus bajo un cielo estrellado en la soledad del paraje lacustre. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Los ojos de mi esposa. 1988. En esta pintura Belov plasma la parte superior del rostro de su esposa, ya entrada en años, dedicándose exclusivamente a su mirada penetrante, a su frente y a su cabello. En forma surrealista el pintor convierte el pelo de la dama en un denso bosque inescrutable, que empieza a dar indicios de la decadencia debido a la edad. En este sentido, puede compararse con algunos de los dibujos del humorista gráfico e historietista argentino Joaquín Salvador Lavado (1932–2020), mejor conocido como Quino, quien también pintaba vegetación en la cabeza de algunos de sus personajes, desde pequeñas ramitas en los niños hasta profundos bosques en los más adultos, en analogía del desarrollo vegetal con el intelectual y personal. El humor de Quino es cáustico y cínico, paseándose por las fallas de la condición humana, criticando agudamente a la burocracia, a los errores de la autoridad, a las instituciones inútiles y a las mentes limitadas, empleando frecuentemente un surrealismo del absurdo propio. Es posible que Belov llegara a una conclusión parecida, que manifiesta con angustia en la obra señalada, ante la rigurosa mirada femenina. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Pieza eterna. Vela. 1988. Una vela encendida emerge del camposanto bajo un cielo cubierto y gris, como plegaria por el descanso de las almas de los difuntos y la esperanza de ser bendecidos con la vida eterna luego del juicio posterior a la resurrección de todos los muertos, evento que el autor anuncia que será tardío al colocar una vela de tan gran tamaño. En este ocasión es la legítima llama la que emula a una cupula bulbosa de una iglesia rusa ortodoxa, y no al revés, como ocurrió en algunas de las obras comentadas precedentes. Fuente: soviet-art.ru. Fotografía de autor desconocido.
Fabián Robledo Upegui.
Mayo, 2022.
Excelente artículo!!!!
ResponderEliminarUna felicitación al ingeniero Robledo.