De dios egipcio a merodeador urbano en Naguanagua: El ibis negro

Ibis negro o Phimosus infuscatus. Fotografía de Fabián Robledo.

De dios egipcio a merodeador urbano en Naguanagua: El ibis negro 


I. Introducción

En el municipio Naguanagua, ubicado al norte del estado Carabobo, pueden observarse algunas especies de aves que se han integrado en mayor o menor grado al entorno urbano, y logran sobrevivir en ciertos refugios de áreas verdes y otros que tengan algún suministro de agua.

Fotografía de Fabián Robledo.

Dentro de ellas puede mencionarse al gracil ibis negro, un ibis neotropical cuyo nombre científico es Phimosus infuscatus, expresión latina en donde la primera palabra identifica el género, y la segunda a la especie.

Fotografía de Fabián Robledo.

Desde que, a mediados del siglo XVIII, el científico naturalista sueco Carlos Linneo (1707–1778) publicara un método de clasificación de los seres vivos, los taxónomos han asignado un nombre a alrededor de un millón cuatrocientas mil especies, siendo una de ellas el ibis cuyo identificador latino se indicó.

Fotografía de Fabián Robledo.

El objetivo de este breve artículo es hacer un señalamiento del avistamiento de este tipo de aves en el área urbana del municipio Naguanagua, y las imágenes suministradas son los resultados de encuentros del autor con ejemplares del animal, ocurridos en el área referida durante el período 2023–2024.

Fotografía de Fabián Robledo.

II. Thot, el dios egipcio

En el antiguo Egipto, con su panteón lleno de dioses correspondiente a la politeísta civilización del Nilo, existía un dios llamado Thot, con cabeza del ave ibis. Este dios era considerado el mensajero de los dioses, algo razonable por tratarse de un ave, y estaba asociado con la sabiduría, la escritura y la magia, en el marco de las creencias de la milenaria civilización de las pirámides e hipogeos, obsesionada con la muerte y el más allá. 

Thot, el dios egipcio con cabeza de ibis. Dibujo basado en pinturas de las tumbas del Imperio Nuevo del antiguo Egipto. Dibujo de Jeff Dahl. Fuente:  Wikimedia Commons.

Thot se representaba en ocasiones con color negro, que en la mitología egipcia simbolizaba fertilidad y la vida.

Fotografía de Fabián Robledo.

De esta manera, la avecilla referida objeto de estudio puede presumir de un antiguo ancestro mítico, noble y adorado, fusionado en un antropomorfo ser de fantasía, y en el que los sacerdotes de los templos egipcios fijaron su atención, procediendo a inmortalizar su figura en una de las representaciones humanas más imperecederas, la piedra; sustituida hoy por una de las más efímeras: Bits volátiles en un presunto espacio intangible, que reemplazaron el frágil y delgado machacado de árbol conocido como papel, tan vulnerable y propicio para el buen arder, si está bien ventilado, convirtiendo en humo ideas, sueños, recetas, poesía, comprobantes de deudas y constituciones.

Fotografía de Fabián Robledo.

III. Phimosus infuscatus

Phimosus infuscatus, como la mayoría las aves, recibe múltiples nombres vulgares diferentes dependiendo de la localidad o la nación, siendo esta precisamente la razón de la denominación latina dual de género y especie, que implica la definición de un nombre único internacional, figuradamente escrito en piedra, salvo que las recientes investigaciones demuestren que el nombre deba modificarse por alguna razón filogenética o cladotécnica. Se trata de la única especie del género Phimosus.

El término infuscatus significa oscuro, y la palabra phimosus deriva al latino desde el griego phimós, que hace referencia a una careta o máscara. Entonces el nombre significa algo así como ave oscura con careta, lo cual es razonable debido a su pico y cabeza color rosado y carente de plumas.

Fotografía de Fabián Robledo.

En el caso de Phimosus infuscatus, este recibe también los nombres de ibis afeitado,​ coquito, ibis de cara roja, ibis negro o hasta cuervo de pantano (estando muy alejado en lo genético del vivaz cuervo). En Venezuela, también se le llama zamurita, posiblemente por su color negro, que recuerda al catártido o buitre del Nuevo Mundo, localmente conocido como zamuro, e indispensable para deshacerse radidamente de los cuerpos muertos en putrefacción, pero que aún así tiene mala prensa, por su peculiar predilección alimenticia y andar desgarbado, siendo impopular para colocarle su nombre a equipos deportivos.

Fotografía de Fabián Robledo.

La clasificación del ibis negro se realizó en 1823, debida a Martin Lichtenstein (1780–1857) un explorador, naturalista y médico alemán, autoridad en la categorización taxonómica de las especies. 

Hay tres subespecies de esta ave, siendo Phimosus infuscatus berlepschi la que habita en Venezuela, estudiada por Hellmayr en 1903. 

 Martin Hinrich Lichtenstein. Litografía de Rudolf Hoffmann, 1857, Gallerie ausgezeichneter Naturforscher.  Fotografía de Rudolph HoffmannFuente: Wikimedia Commons.

El genero Phimosus se encuentra incluido en la familia de los tresquiornítidos, la cual incluye sólo dos subfamilias, la de los mencionados ibis y la de las aves con pico de espátula. A su vez se integran en el orden de los pelecaniformes, aves modernas de hábitos acuáticos.

Fotografía de Fabián Robledo.

IV. Algunas características del ibis negro

Phimosus infuscatus es un ave de tamaño mediano, de unos 50 cm de longitud total, y una masa promedio de unos 700 g, con un color negro particular por casi todo su cuerpo, y su plumaje posee un brillo iridiscente en las alas, que puede mostrar tonos verdes y azules, parecidos al color del bronce oxidado.

Fotografía de Fabián Robledo.

Una de sus características más distintivas es su cara desnuda, de color rosado, así como también el borde de sus ojos, que contrasta con el resto de su cuerpo y que origina que también se le conozca como ibis afeitado. Sus patas también son de un tono rosado. 

El animal volador es oriundo de Sudamérica, y habita gran parte de la región central y occidental de Venezuela, y otros países del continente que incluyen a Colombia, Argentina y Uruguay, en sus tres subespecies.

Fotografía de Fabián Robledo.

Estás tímidas aves tienen las alas largas y anchas, siendo buenos voladores. El cuerpo es alargado, el cuello más aún, y las patas largas. El pico es largo y curvo hacia abajo.

Fotografía de Fabián Robledo.

Se trata de aves diurnas gregarias que se ubican cerca de cualquier fuente de agua, ya sea dulce o salada, y también se encuentran ibis en áreas más secas. Se alimentan de una gama amplia de invertebrados y de vertebrados pequeños, sondeando en la tierra o en el barro. Por la noche, duermen en árboles cerca del agua.

Fotografía de Fabián Robledo.

Las fuentes ornitológicas indican que las hembras construyen una estructura grande de cañas y ramitas traídas por el macho. Ambos sexos incuban, y después de salidas las crías del cascarón las alimentan por regurgitación. Dos o tres semanas después de salir del cascarón, la cría puede dejar el nido, pasando a formar parte de la bandada, cerca de los padres para ser alimentado.

Fotografía de Fabián Robledo.

Como se indicó, se alimenta de lombrices, insectos, larvas, peces pequeños, renacuajos moluscos, y gusta de una gran variedad de granos.

Fotografía de Fabián Robledo.

Su plumaje general es de un color negro apagado, lo que contrasta con los tonos iridiscentes que se pueden observar en las alas. Estos colores iridiscentes se aprecian mejor cuando despliega su plumaje, y pasan casi inadvertido cuando está alimentándose en el suelo. Se deben a la estructura fina de sus plumas y a la forma en que interactúan con la luz. 

Fotografía de Fabián Robledo.

El fenómeno, conocido como iridiscencia, ocurre cuando la luz se refleja y se refracta en las capas microscópicas de las plumas, creando un efecto visual que varía según el ángulo de observación. 

Se trata entonces de un efecto que va más allá de los pigmentos, melaninas y queratinas. Este tipo de coloración, pudiera jugar un papel en la comunicación y el cortejo entre las aves.

Fotografía de Fabián Robledo.

V. Estado de conservación

El estado de conservación es una medida de la probabilidad de que una especie continúe existiendo en el presente o en el futuro cercano, en vista no solo del volumen de la población actual, sino también de las tendencias que han mostrado a lo largo del tiempo, de la existencia de depredadores u otras amenazas, de las modificaciones previstas en su hábitat, etc.

Fotografía de Fabián Robledo.

La más difundida de las clasificaciones para los estados de conservación de las especies biológicas es la elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con sede en Gland, Suiza, que compila la llamada Lista Roja de la UICN de Especies Amenazadas, llamada también con el nombre del Libro Rojo. Este sistema divide a los taxones en tres grandes categorías, con varias subcategorías.

Fotografía de Fabián Robledo.

En el caso de Phimosus infuscatus, este se encuentra clasificado en la categoría Bajo Riesgo, y a su vez en la subcategoría Preocupación Menor, denominada también LC, por el inglés Least Concern.

 VI. Avistamientos recurrentes en el área urbana de Naguanagua

Esta especie suele encontrarse en bandadas, a menudo en áreas húmedas y pantanosas, donde busca alimento. El ibis negro es elegante al volar y se  adapta a diferentes hábitats.

Fotografía de Fabián Robledo.

En Naguanagua aparece en múltiples sitios donde el agua está cerca. Suele observarse cerca del bosque aledaño al Jardín Botánico, en las inmediaciones del Río Cabriales y en algunas de las quebradas que finalmente desembocan en él río fundacional de la ciudad de Valencia. También se le avista cerca de la laguna de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo.

Fotografía de Fabián Robledo.

En ocasiones se le puede avistar en sitios improbables, en plena ciudad. Por ejemplo, en calles y avenidas, donde aprovecha algún bote de aguas blancas (o negras) para ir a la pesca de renacuajos y moluscos, tolerando la presencia humana, sí bien con timidez y gran precaución, presto a salir volando a la menor señal de peligro real, pero tolerando a ocasionales peatones y motorizados (y fotógrafos).

Fotografía de Fabián Robledo.

Justamente en este tipo de encuentros fue donde el autor de este artículo logró tomar las fotografías que acompañan lo aquí escrito. Las mismas requirieron paciencia para poder acercarse muy lentamente. El ave, al detectar al intruso fotógrafo, calcula la distancia, y mientras esta no disminuye más de un umbral determinado, le ignora continuando su proceso de búsqueda interminable de alimento.

Fotografía de Fabián Robledo.

Al hacerse más pequeña la distancia, el ibis empieza a caminar con displicencia, enviando el mensaje de que el intruso apenas le incomoda, pasando progresivamente de unas zancadas relajadas, luego a un caminar más ligero, llegando incluso a correr con grandes pasos y las alas aún replegadas si el fotógrafo está muy cercano, hasta que por fin el ave decide recompensarle e iniciar el proceso de despegue, desplegando primero sus grandes alas de colores iridiscentes, aleteando un poco y levantando el vuelo con poco esfuerzo, para casi invariablemente posarse en un sitio cercano más seguro, esperando que el curioso indeseable se retire, para volver al sitio del cual se estaba alimentando, y capturar tal vez al mismo renacuajo efímeramente salvado por la interacción descrita, ajeno a la veloz captura y muerte súbita.

Fotografía de Fabián Robledo.

Es importante señalar que el ave normalmente es muda mientras se alimenta o está en el suelo, pero en los encuentros observados, justamente cuando decide alzar el vuelo, el ave emite su sonido característico, tal vez como maniobra de defensa o de advertencia a los compañeros.

Como referencia se puede escuchar su canto en la página web eBird, cuyo enlace se suministra a continuación. Solo hay que presionar allí el botón verde Escuchar, para monitorear el canto y observar un interesante espectrograma del mismo. 

eBird. Canto de Zamurita

Esta rutina de observación urbana del ibis, entre casual y sistemática, ocurrida en Naguanagua, la repitió en varias ocasiones el autor, pudiendo entonces apreciar y fotografiar al animal. 

La etapa intermedia es una virtual persecución a nivel de piso, en una interacción que recuerda el modelo de una famosa ecuación diferencial ordinaria (que da origen a las llamadas curvas de persecución en matemáticas), y sus interesantes soluciones y casos especiales, estudiada a nivel de pregrado por los jóvenes estudiantes en el MIT, pero que lamentablemente no se analiza en el curso dedicado a ese tipo de objetos matemáticos en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Carabobo (UC), donde se prefiere estudiar las abstractas familias de curvas tangentes y normales, y se dedican más a las aplicaciones físicas de las fuerzas sobre placas sumergidas de diseño artístico, y los perpetuos llenados y vaciados de tanques con contenidos de solución salina.

Fotografía de Fabián Robledo.

Tal vez pudiera el estudio de las curvas de persecución y los modelos de depredador-presa que conducen a las interesantes periodicidades no lineales de las ecuaciones de Volterra, enriquecer los contenidos en lo ecológico del curso de ecuaciones diferenciales para ingenieros mencionado de la UC, basándose en la pertinencia que el MIT, la principal escuela de ingeniería a nivel mundial, le asigna, posiblemente por la importancia que tiene la formación integral del ingeniero, en la que hoy es obligante el estudio ambiental.

El ibis negro se ha adaptado a vivir en áreas urbanas de Naguanagua por varias razones, que pudieran incluir la disponibilidad de hábitats, la adaptación al entorno y aspectos migratorios.

Fotografía de Fabián Robledo.

Las zona urbana del municipio cuentan con cuerpos de agua, como ríos, pequeñas lagunas y quebradas, que son hábitats ideales para esta especie. El ibis negro se alimenta de invertebrados y pequeños peces que puede encontrar en estos ambientes acuáticos.

Fotografía de Fabián Robledo.

Esta especie ha demostrado ser bastante adaptable a diferentes condiciones ambientales. A medida que las áreas urbanas se expanden, el ibis negro ha comenzado a aprovechar los recursos disponibles en estas nuevas áreas, incluyendo zonas residenciales donde puede encontrar alimento y refugio.

Fotografía de Fabián Robledo.

El ave puede estar buscando nuevas áreas donde las condiciones sean más favorables para su supervivencia, lo que incluye la búsqueda de refugios en áreas urbanas. Será cuestión de tiempo el conocer su grado de éxito.

Fotografía de Fabián Robledo.

VII. Otras aves en Naguanagua

Si se tiene paciencia y suerte, es posible avistar aves de muy diferentes especies en el municipio Naguanagua del estado Carabobo. Para finalizar, se suministra a continuación una breve colección de fotografías tomadas por el autor en la región indicada, de ejemplares libres, ubicados en diversos sitios de la ciudad.

Fotografía de Fabián Robledo.
Fotografía de Fabián Robledo.
Fotografía de Fabián Robledo.
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Fotografía de Fabián Robledo.
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Fabián Robledo Upegui.

Septiembre, 2024.


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