Páez: El fundador de la venezolanidad continúa luchando
Retrato de José Antonio Páez, Presidente de Venezuela entre 1855 y 1865. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de Wilfredor.
Páez: El fundador de la venezolanidad continúa luchando
Hoy 13 de junio es el natalicio de uno de los más extraordinarios personajes que ha producido Venezuela, siendo quien le dio su nombre y forma actual, y que es destacado ejemplo de valor, sentido común y voluntad de superación. José Antonio Páez vivió una permanente lucha para mejorar y proteger su entorno, sin rehuir nunca el combate ni la responsabilidad. Su sentido de la realidad lo hizo defender las causas de la razón contra las de la demagogia, y a ello se entregó con ahínco. Su lucha no terminó con la muerte. Reconocido por sus antiguos enemigos como el incomparable prócer de la Independencia, el vencedor de Carabobo debería enfrentar nuevos enemigos, más feroces que realistas o federales, en los llamados "bolivarianos", que lo convirtieron en símbolo de todo el país del que querían apropiarse, tratando por todos los medios de aniquilar su recuerdo, enterrar su historia y cubrir de oprobio y falsedad su espléndida figura. Honor a Páez, en el pasado acertado y edificador, y en la actualidad reivindicado cada día al ser difamado por quienes han sumergido al país en el más abyecto de los abismos.
Sin ánimos biográficos, Páez nació en 1790 en Curpa, localidad portugueseña entonces ubicada en la Provincia de Barinas. Tuvo una juventud turbulenta: fue víctima de un atraco, matando a uno de los asaltantes, lo que le obligó a huir de su tierra natal. Reclutado al iniciarse la Independencia, sirvió en la milicia local hasta 1813. Cuando el realista Yáñez inició el reclutamiento de los llaneros para la causa del Rey, Páez se sumó a la tropa del gobernador realista Tíscar, pero pronto volvió a las filas independentistas, que no abandonó ni siquiera ante Boves, cuyo tempestuoso liderazgo arrastró a favor del Rey a casi todos sus paisanos. Tras la muerte de Boves, Páez empezó a lograr méritos militares, llegando a hacerse jefe de las fuerzas patriotas en el Apure. El liderazgo de Páez llegó a ser tan eficaz que Bolívar coordinó con él acciones de hostigamiento a los realistas mientras se realizaba la campaña del Centro en 1818. Tras repeler a Bolívar, el Mariscal español Pablo Morillo dedicó a Páez su atención, y marchó a Apure con tropas selectas para someterlo. En Las Queseras del Medio, Páez logró una asombrosa victoria militar, al sacar de posición y destruir a las fuerzas de Morillo simulando retiradas. Esta y otras victorias acrecentaron su fama y liderazgo, hasta el punto de que Bolívar, al marchar a Nueva Granada (actual Colombia), dejó a Páez encargado de la jefatura militar en Venezuela.
Vuelvan Caras, pintura de Arturo Michelena realizada en 1890, donde relata un episodio de la Batalla de Las Queseras del Medio, en el momento en que José Antonio Páez ordena a sus jinetes dar la vuelta para atacar a la caballería española que los perseguía. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
La expedición y permanencia de Bolívar en Nueva Granada fortaleció enormemente la posición de Páez. Cuando Bolívar proclamó la Gran Colombia como unión de Venezuela y Nueva Granada, regresó e integró al ejército de Páez como principal cuerpo de sus fuerzas. En calidad de tal, Páez participó en la Campaña de Carabobo, dirigiendo la fase inicial de la batalla de tal nombre y sufriendo las mayores pérdidas en su división. Cuando rompieron las líneas realistas y alcanzaron terreno libre, la impetuosa caballería de Páez aniquiló los batallones españoles, siendo el inobjetable protagonista de la batalla, recibiendo en el campo de la misma, de manos del propio Bolívar, el rango de General en Jefe. Páez recibió la misión de rendir las últimas fuerzas españolas mientras Bolívar pasaba a Bogotá, a consolidar la nueva República.
Batalla de Carabobo, mural de Martín Tovar y Tovar, ubicado en el Capitolio Nacional de Venezuela. Obra de 1887, que muestra a Páez y sus soldados en la Batalla de Carabobo. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
Cuando Bolívar inició la Campaña del Sur, marchando sobre Ecuador y Perú y dejando encargado del gobierno al Vicepresidente Francisco de Paula Santander, Páez quedó como Jefe Militar del Departamento de Venezuela, ocupado de enfrentar a las fuerzas realistas en Maracaibo, Coro y Puerto Cabello, que finalmente se rindieron en 1823.
A medida que Bolívar se alejaba, las tensiones entre Páez y Santander se acrecentaban. Páez soportaba mal la subordinación a quien consideraba inferior, y la preponderancia de los granadinos, habiendo sido los venezolanos el nervio de la Independencia. La selección de Bogotá como capital y la evidente preferencia de Bolívar por ese entorno ocasionaban un malestar constante, y las clases dirigentes presionaban a Páez para marcar caminos propios. Por su parte, Santander consideraba a Páez incompetente para eliminar los focos realistas, sugiriendo que este mantenía el estado de guerra para alimentar su propio poder.
José Antonio Páez vestido de húsar. Pintura de Sir Robert Ker Porter, de 1828. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
En todo caso, en la ciudad de Valencia, donde Páez residía, surgió a su alrededor un movimiento denominado primero como "la cosita" y luego La Cosiata, que abogaba por la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Al regresar de la Campaña del Sur, Bolívar debió dirigirse presuroso a Caracas y utilizar toda su fuerza de persuasión, política y militar, para que Páez abandonara, de momento, el camino de la secesión. Santander había presionado a Bolívar para que lo destituyera, pero el Libertador apreció la fuerza y el liderazgo de Páez y decidió eludir la confrontación.
En lo que Santander y Páez coincidieron totalmente fue en rechazar los planes de Bolívar para modificar la Constitución según el modelo de la que le concedió a Bolivia, que incluía presidencia vitalicia, derecho a elegir sucesor y Senado hereditario; todo ello olía demasiado a monarquía. Si bien tuvo buena acogida en la Bolivia virreinal e incaica, era inadmisible en las republicanas Venezuela y Nueva Granada. Santander atacó desde dentro, conspirando e instigando el intento de magnicidio de Bolívar, quien se proclamó Dictador deteniendo a Santander, pero todo su esfuerzo no logró convencer a los diputados de la Constituyente. Por otra parte, estos hechos convencieron a Páez en su camino de separación. Mientras Bolívar se retiraba, frustrado, Páez proclamaba en la ciudad de Valencia la República de Venezuela. La Gran Colombia había terminado.
Páez fue proclamado Presidente de la República por el Congreso Constituyente reunido en Valencia. De inmediato continuó con la tarea de reconstrucción del país, devastado por los 14 años de salvaje guerra civil. Para ello dio plenas garantías a los inversores, a los comerciantes y los antiguos dueños de las tierras, la mayoría de los cuales habían apoyado al bando realista en la guerra, por lo cual eran llamados "godos" en despectivo recuerdo de los "bárbaros" españoles. Páez debió enfrentar a sus antiguos colegas, Santiago Mariño y José Tadeo Monagas, quienes reiteradamente trataron de desplazarlo del poder.
Con todo y ello se proclamó la Constitución en 1830, una de las más duraderas, y se devolvió el orden legal y la tranquilidad a la población, logrando una clara recuperación. Tras este gobierno Páez quiso consolidar el poder civil, asegurando el triunfo del ilustre aunque renuente Dr. José María Vargas para sucederle.
Vargas fue derrocado por Mariño y su entorno, pero Páez intervino prontamente y derrotó a los insurrectos. A pesar de ello, Vargas no terminó su periodo, renunciando, y dejando a cargo a Carlos Soublette para culminar el mandato. En los próximos comicios de 1838 Páez fue reelecto.
Su segundo gobierno enfrentó crisis económicas y la creciente oposición del llamado Partido Liberal. Al concluir Páez su presidencia le entregó el poder al elegido Soublette y se mantuvo como líder militar garante del Gobierno, en impecable demostración del funcionamiento de las instituciones republicanas.
José Antonio Páez al recibir la Espada de Honor de manos de Carlos Soublette el 19 de marzo de 1843. Fuente: Wikimedia Commons. Dibujo de Carmelo Fernández / Litografía de Müller y Stapler.
El gobierno de Soublette estaba cada vez más agobiado por la oposición liberal y Páez, como líder indiscutido del Partido Conservador en el gobierno, podía aspirar a un nuevo mandato, mas deseaba descansar. En 1847 aplastó una sublevación liberal, deteniendo a su líder Ezequiel Zamora, pero después con un propósito conciliatorio decidió apoyar a su antiguo adversario José Tadeo Monagas para que encabezara el siguiente período de gobierno. Esto fue un error fatal: Páez aspiraba detener la influencia liberal, pero pronto Monagas se sumó al liberalismo y alentó a sus partidarios para que asaltaran el Congreso y acabaran físicamente con los diputados conservadores. Páez se alzó en armas, no obstante, fue vencido, encadenado, reducido a prisión y enviado al exilio en 1848.
Tras 38 años de guerra y lucha por el poder, Páez descansó en el exilio, honrado y agasajado múltiples veces por quienes admiraban su actuación en la ya lejana Guerra de Independencia y su exitoso empeño por forjar una República civil venezolana. Páez pudo formarse, estudiar y alimentar su espíritu con la mejor literatura, teatro y música. El rudo llanero se había convertido en un cultivado hombre de mundo. Visitó a Napoleón III en Francia, al rey Luis de Baviera y al General Santa Anna en México, siempre recibido con los máximos honores, pero fue en los Estados Unidos, en Filadelfia y Baltimore, donde su estancia fue más larga y grata. Dejando a un lado sus viejos méritos, a Páez lo veían como un caudillo que quizás podría emancipar a Cuba del dominio español.
General José Antonio Páez, retrato de John J. Peoli. Obra de 1890, Smithsonian American Art Museum. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
Su fama crecía a medida que Venezuela se hundía en la corrupción y el despotismo de los Monagas, quienes a pesar de liberar a los esclavos en 1854 eran enormemente impopulares, incluso para sus antiguos aliados del Partido Liberal, relegados ante el absoluto nepotismo monaguense.
La caída de Monagas en 1858 llegó a Páez con la oferta de dirigir de nuevo los ejércitos de Venezuela. ¡Con 68 años aún tenía fuerza en el brazo!
Sin embargo, aunque le fueron devueltos sus honores y propiedades, Páez encontró un ambiente tremendamente crispado. La alianza que derrocó a Monagas pronto se disolvió y los liberales tomaron el camino de la guerra civil, proclamando la Federación. El nuevo gobierno de Manuel Felipe de Tovar insistió en dar a Páez la jefatura militar, pero este deseaba plenos poderes, que no le fueron concedidos, por lo que entregó el mando y prefirió dirigir el esfuerzo diplomático desde EE. UU., para recaudar fondos y apoyo a los fines de combatir a la Federación. No tendría éxito.
En su ausencia se exacerbó la lucha entre sus partidarios por el control del Partido Conservador, siendo derrocados los presidentes Manuel Felipe de Tovar y Pedro Gual. La guerra tomaba un cariz cada vez peor. Aunque el gobierno ganaba batallas y fue asesinado Ezequiel Zamora, la llama federal se encendía de nuevo, y su jefe Juan Crisóstomo Falcón regresaba al país con cada vez más fuerza. En esta angustiante situación, el Congreso nombró a Páez Dictador para asegurar la victoria: esta vez aceptó el nuevo reto. Corría 1861, Páez tenía 71 años.
Durante los 2 años siguientes (1861-1863), en medio de la más sangrienta guerra civil, Páez luchó por preservar la República que había fundado y los valores que veía amenazados por una turba enloquecida y ebria de resentimiento, que amenazaba con destruir todo lo fundado desde la Colonia, incluyendo la cultura y el orden, bajo la infame consigna de "Mueran los blancos, los godos y los que saben leer".
Sin embargo, ya Páez no era el mismo. Sus partidarios tenían celos de sus más brillantes generales, que fueron relevados uno tras otro hasta debilitar enormemente sus fuerzas. Páez decidió negociar la paz con los elementos más moderados de la Federación, logrando un tratado en el que entregó el poder y mantuvo parte del defendido orden legal. El Tratado de Coche (1863) llevó al poder al Mariscal Juan Crisóstomo Falcón, y Páez salió de nuevo al exilio.
Páez regresó a su dilecta Nueva York, y en 1868 se trasladó a Buenos Aires, aceptando una antigua invitación de Domingo Faustino Sarmiento, con quien había coincidido antes. Su llegada fue apoteósica y se le aceptó con su rango militar en las Fuerzas Armadas argentinas. En 1871 viajó a Francia de nuevo, pero el ambiente político era muy incierto. Su pasada avenencia con el derrocado Napoleón III no fue bien vista, así que se estableció definitivamente en Nueva York. Allí vivió en creciente pobreza, rodeado de cubanos que seguían viendo en él la esperanza de su emancipación.
En abril de 1873, como todos los días, decidió salir a montar a caballo en Central Park. Hacía mucho frío y ventisca. El General Páez contrajo gripe, pronto agravada en bronconeumonía, y falleció el 6 de mayo. Fue sepultado en parcela de cementerio público y permaneció allí hasta que el Gobierno de Venezuela lo trasladó a su país natal 15 años después de su muerte.
Fue en 1888 cuando el General Hermógenes López, sucesor de Guzmán Blanco y hasta ahora el único presidente de Venezuela que ha nacido en Carabobo, presidió la llegada de su restos mortales y su solemne ingreso al Panteón Nacional, donde desde entonces reposa el Centauro de los Llanos.
En 1888, los restos mortales de José Antonio Páez ingresaron al Panteón Nacional. Páez es considerado uno de los más destacados próceres de la emancipación de América Latina. Fuente: Twitter.com. Fotografía de autor desconocido.
Páez ha recibido una incesante cantidad de honores. No solo plazas, avenidas o calles recibieron su nombre, sino municipios y brevemente un estado de Venezuela.
Fotografía de José Antonio Páez, tomada a mediados del siglo XIX. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
También ha dado nombre a puentes internacionales, a la ciudad de Puerto Páez, en Apure, centrales hidroeléctricas, autopistas, museos y estadios, y su imagen se incorporó a un conjunto de ejemplares de la numismática nacional, incluyendo monedas de uso común, monedas especiales y billetes.
Billete de 20 Bolívares, del Banco Central de Venezuela y con la imagen de José Antonio Páez, fechado en 1977, tiempo en que la moneda nacional de Venezuela tenía un valor 10¹⁴ veces mayor al actual, solo por concepto de las sucesivas revaluaciones producidas en los últimos años, a los fines de disimular sin éxito el estado de hiperinflación. El billete indicado tenía un respetable valor de US$ 4,65, en la época en la que Venezuela poseía una de las monedas más duras y estables del mundo, logro de la democracia representativa efectiva. Páez fue eliminado del portafolio de billetes y reemplazado en parte por figuras animistas. En última instancia todos los personajes de la numismática nacional fueron eliminados, salvo el Libertador, generando una monotonía de mínimo valor que facilita la confusión por parte del usuario. Fuente: numisubastas.com. Fotografía de autor desconocido.
Monumento al General José Antonio Páez, ubicado en el Panteón Nacional, Caracas. Fotografía de autor desconocido.
En 1921, en el centenario de la Batalla de Carabobo, el General Juan Vicente Gómez le dio el honor supremo: su retrato tiene un puesto en la cúspide del arco principal del Monumento inaugurado entonces; el principal Altar de la Patria.
El relieve de la imagen se esculpió en el Altar de la Patria del Arco de Carabobo, y en él se muestra a José Antonio Páez y a Pedro Camejo (Negro Primero), en plena acción durante la Batalla de Carabobo. Fuente: Fotografía de autor desconocido.
Si bien Páez fue reconocido y honrado por sus antiguos adversarios federales y liberales, y hasta por José Tadeo Monagas, quien anciano volvió al poder, el prócer llanero no podría descansar tranquilo en su tumba, pues 126 años después de su muerte, otro caudillo, recogiendo las más tormentosas banderas de la federación, llegaría al poder e iniciaría una sistemática guerra contra quien, para él, encarnaba la traición a Bolívar, la entrega a los terratenientes enemigos de la independencia y el sostenimiento del orden burgués contra la rebelión "popular" federal.
Hugo Chávez usó su poderosa voz para atacar permanentemente al Centauro de Carabobo. Sus partidarios abatieron sus estatuas, demolieron sus monumentos, cambiaron el nombre a muchos hitos, borraron su faz de la Historia y minimizaron su importancia en la Batalla de Carabobo y en la Guerra de Independencia.
Pero José Antonio Páez está demasiado anclado en el espíritu popular venezolano, desde los chistes populares hasta las más sofisticadas investigaciones. Siempre será el ejemplo de bravura, travesura, hombría de bien y constancia. En este ilustre personaje se muestra, irrefutablemente, lo que él mismo creó: ¡La venezolanidad!
Adrián Robledo Upegui.
13 de Junio de 2022.
Le felicito, muy bueno.. educativo e instructivo. Soy nieto del gran Paezista, Rafael Goizueta. El me lego los dos tomos de la AutoBiografia del General Paez, los cuales le fueron obsequiados en tiempos del gobierno de Medina Angarita, están señalados con el nombre de Rafael Goizueta en letras de oro.. todo una joya...valiosa.. saludos y mis felicitaciones. Soy.. Carlos A. Boggiano Goizueta.
ResponderEliminarExcelente artículo Sr Robledo encantado
ResponderEliminarY quien escribió esto , es familiar directo del.Sr Medina Angarita ! El siempre bien ponderado , amigo y colega : Dr Augusto José González Medina ! Honor a quien honor merece ! Felicidades a los dos ! Yo tengo el honor de ser venezolana y tataranietos del General Luis Antonio Muñoz Tebar quien combatió con Simón Bolívar en el campo de Carabobo Valencia Venezuela !
ResponderEliminarExcelente Artículo estimado amigo, veo que la Corrupción no es de nuestra época, esta viene desde la época de 1845.
ResponderEliminarFelicitaciones Adrian, excelente tu escrito
ResponderEliminarExcelente artículo mi apreciado Adrián, tal y como nos tienes acostumbrados, tus reseñas no tienen desperdicios y reflejan con total claridad lo que deseas transmitir. Sin dudas, el oprobio con el este nefasto régimen ha tratado de desacreditar tanto a Páez como a otros Venezolanos insignes, no tiene nombre; pero al final, siempre triunfará la verdad y lo que en realidad permanecerá en nuestro acervo es aquello que nos representa de forma genuina, por más que lo pretendan tachar ¡Arriba Páez! Willmer Alvarez.
ResponderEliminarExcelente artículo, Adrián. Felicitaciones! Era hora de reinvindicar al General Paez.
ResponderEliminarExcelente Sr. Adrían como siempre cero desperdicio en sus artículos, mil gracias por la ilustración!!!!
ResponderEliminarExcelente artículo sobre el mas conspicuo personaje de nuestra historia independentista y de la fundación de Venezuela cómo nación. Algún día la historia retornará a su cauce, como lo hacen las aguas que son desviadas y que cuando vuelven, dejan una estela de donde jamás volverán a ser desviadas…
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