Una dinámica y polimórfica Caribeña da la bienvenida a Naguanagua


La escultura Caribeña. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

Una dinámica y polimórfica Caribeña da la bienvenida a Naguanagua

En la Av. Universidad del Municipio Naguanagua del Estado Carabobo, en Venezuela, poco antes de llegar a la esquina del diario El Carabobeño, se ubica una escultura metálica que se erige altivamente para dominar el modesto pero atractivo paisajismo de plantas de ornamento que le rodean. 

En relación al sitio de ubicación, va siendo oportuno que a la referida Av. Universidad se le cambie oficialmente el nombre en el plano municipal por el de Av.  Universidad de Carabobo, para honrar con precisión a la principal casa de estudios del municipio y del estado, de manera que no se diluya en el tiempo el nombre específico de la entidad que dio origen a esa importante arteria vial que recorre Naguanagua de Sur a Norte.

El nombre de la escultura señalada es Caribeña, construida en hierro con cobertura de laca de color amarillo, y que fue realizada en el año 2011 por el maestro escultor Rafael Martínez (1941–2021), artista natural de San Fernando de Apure.

La escultura Caribeña, ubicada en la intersección de la Av. Universidad con un acceso a la calle de servicio que permite llegar a la sede del diario El Carabobeño. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

La escultura Caribeña, del maestro Rafael Martínez, adornando la Av. Universidad de Naguanagua, situada poco antes de acceder al Casco Histórico de la localidad, dando la bienvenida al mismo. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

Al parecer, no está claro el origen del nombre Caribeña, pero no es muy difícil asociarlo con la proximidad del municipio Naguanagua al Mar Caribe, ya que solamente una angosta franja de la monumental Cordillera de la Costa, la barrera geográfica de roca protectora de huracanes del país, que transcurre de Este a Oeste, lo separa por pocos kilómetros de la costa del malecón de la ciudad de Puerto Cabello, ubicada casi en la misma vertical o meridiano, y perteneciente también al estado Carabobo.

A esto se puede añadir que las literalmente sinuosas y sensuales formas de la escultura evocan las maravillosas curvas que embellecen natural y genéticamente a las dulces  y enérgicas damas jóvenes que han tenido el privilegio de nacer en un país caribeño, como lo es Venezuela.

En relación con el autor de la obra, Rafael Martínez fue un relevante artista nacional que destaca por sus originales obras pictóricas y escultóricas, la mayoría de tipo no figurativo, algunas de las cuales adornan ciudades de Venezuela, incluyendo a la capital Caracas. Por ejemplo, puede mencionarse a la obra mural que se erige en la fachada de entrada a la Escuela de Arquitectura de la Universidad José Antonio Páez del Municipio San Diego, que fue realizada por este escultor.

Rafael Martínez tiene una dilatada trayectoria, y trabajó con artistas nacionales del género de arte cinético, del calibre del bolivarense (o angostureño, gentilicio que también es válido) Jesús Rafael Soto (1923–2005), así como también del arte óptico (Op-art), como el maestro caraqueño Carlos Cruz-Diez (1923–2019).

El pintor y escultor Rafael Martínez,  fotografiado al lado de una de sus obras. Fuente:  CDP, vía www.el-carabobeno.com. Fotografía de autor desconocido.

Entre otros reconocimientos, Rafael Martínez obtuvo el Premio Arturo Michelena en 1971, compartido con el pintor y dibujante marabino Filiberto Cuevas (1950–1973) quien tristemente se suicidó; y el Premio Armando Reverón en el año 2016, otorgado por la Asociación Venezolana de Artes Plásticas.

Fachada del edificio de la escuela de arquitectura de la Universidad José Antonio Páez, ubicada en San Diego, la cual está adornada por una obra mural policromada y ondulada del artista Rafael Martínez. Fuente: wikiwand.com/es/. Fotografía de autor desconocido.

El trabajo de Rafael Martínez suele circunscribirse dentro de los dos géneros mencionados, con carácter constructivista y un estilo propio, ampliamente desarrollado en obras de naturaleza definitivamente geométrica, pero no completamente formal o analítico, a la búsqueda de una ruptura de la rigidez de la geometría euclídea tradicional, esclava de los 5 postulados de su creador griego Euclídes (~325 a.C.–~265 a.C), autor de su monumental compendio de geometría titulado Elementos, el libro más escrito luego de la Biblia, pero ahora liberada por el escultor apureño para explorar nuevas opciones, que están dotadas de un dinámico significado expresivo, totalmente cinético y de formas múltiples, susceptible de ser interpretado de muy diferentes maneras, y donde el endurecido y caliente metal juega un papel predominante.

Volviendo a la obra objeto de la discusión, Caribeña es una escultura monumental construida con láminas de hierro a las cuales se les ha dado una curvatura específica, unas veces cóncava, otras convexa, las cuales están unidas por medio de soldadura, a lo largo de las líneas en las que, en general, hay un cambio de signo en la curvatura.

La escultura tal como es percibida frontalmente por los transeúntes de la Av. Universidad, en su dirección hacia el Norte de Naguanagua. Nótese la curvatura en forma de S en todos los componentes estructurales. Un modesto pero atractivo paisajismo rodea la escultura, saludando al visitante, que posiblemente quedará satisfecho al conocer Naguanagua. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

El diseño geométrico repite continuamente las formas en S para beneficiarse de los puntos de inflexión de estas. Una ingeniosa construcción permite que con las estructuras bidimensionales que constituyen las láminas se aporte una significativa cantidad de volumen tridimensional, que emerge del buen ingenio del escultor cuando realiza las uniones soldadas, dando la apariencia de que la estructura es sólida y maciza, pero a su vez ágil y dinámica en su realidad estética de arte no figurativo.

La escultura tiene la forma de un trilito megalítico (que más bien debería denominarse triferro), recordando los del crómlech de Stonehenge, ubicado en la llanura inglesa de  Salisbury; donde dos columnas de lámina curvada con un pandeo simétrico en forma de S sostienen a un dintel horizontal de construcción similar, si bien más corto. La curvatura de ambas columnas es opuesta en relación al observador, lo que intensifica la sensación de movimiento, en la que pareciera que la mole está caminando, imitando el movimiento pendular típico del movimiento de unas piernas gigantes y siniestras, de las cuales es saludable apartarse.

En esta fotografía es notable la sensación de movimiento que suministra la escultura, la cual pareciera estar caminando con locomoción bípeda propia, para consternación de peatones y choferes distraídos. Es evidente el parecido con la letra n del alfabeto occidental (salvo por el hecho de que carece del elemento diagonal), pero también recuerda a la letra pi del alfabeto griego, el santo grial de geómetras y matemáticos, misterioso e inalcanzable número trascendente empleado con ahínco en la prueba de nuevos supercomputadores, miles de años después de su concepción. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

Al ser contemplada en su alzado en la vista frontal, la escultura se asemeja a la letra n minúscula del alfabeto latino. Posiblemente, esto se deba a que se trata de la primera letra del nombre del municipio donde reposa, Naguanagua, a manera de homenaje. Si esto es cierto, cabe especular que hubiera sido más acertado hacerla con forma de una N mayúscula, cuyo diseño sería topologicamente interesante, al incluir inevitablemente una S adicional en la diagonal, que arriostraría las dos columnas verticales, lo que incrementaría significativamente el volumen y las posibilidades de polimorfismo visual subyacente en la obra, vía la perspectiva. Además, una N mayúscula hubiera sido más respetuosa con el nombre de la localidad referida.

La forma frontal de la escultura también recuerda a la letra griega pi, uno de los objetos geométricos más importantes, y cuya importancia tal vez quería resaltar el autor, dada su amplia trayectoria construyendo obras de carácter geométrico.

Detalle del dintel de la escultura, en forma de triferro. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

La placa de identificación de la obra, ubicada horizontalmente en su base, se encuentra elaborada en acero inoxidable, y proporciona el crédito al autor, indicando también el nombre de la escultura y su año de su creación (2011). Además indica que los materiales empleados fueron hierro soldado y laqueado.

Placa original de identificación ubicada horizontalmente al pie de la escultura, y al ras de la placa de concreto de soporte, donde se refiere también al alcalde del municipio al momento de su realización, quien promovió la colocación de obras escultóricas relevantes en diversos espacios públicos, en un programa de Ciudad Museo. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

Es un hecho acertado el haber seleccionado acero inoxidable como material para la placa, pero muy desafortunada fue la colocación de los 4 tornillos de fijación de esta, evidentemente oxidados y corroídos, posiblemente debido a un efecto de par galvánico por el empleo de un metal distinto, y que inevitablemente amenazan con su destrucción y la consecuente pérdida de la placa, con su importante información histórica. Se trata de otro detalle que enciende una alarma en relación a que la obra requiere un mayor mantenimiento curativo.

Esta escultura puede decirse que es polimorfica, debido a que, dependiendo del ángulo desde el cual se le observe, ella puede tener una figura radicalmente distinta, debido a las particularidades de su diseño y de la geometría proyectiva. De este modo, lo que desde la vista frontal parecen ser formas rectangulares, cartesianas, se convierten en otras radicalmente curvilíneas, cuando el observador se desplaza alrededor de ella y/o al acercarse a la estructura. Esto proporciona vistas tan distintas a la frontal que podría llegar a pensarse que se trata de obras radicalmente diferentes, y no del mismo objeto, logrando un efecto impresionante.

Detalle de una de las columnas de hierro con forma de S, de lámina de hierro soldada. Un trabajo bien logrado, al dar la curvatura adecuada a cada uno de los componentes, y unirlos en forma suave pero firme. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

En esta imagen se puede apreciar como se aporta volumen a partir de elementos puramente bidimensionales conformados por las láminas de hierro. Nótese la costura de soldadura en el punto de cambio de curvatura. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La fotografía muestra el detalle polimorfico de la escultura, cuya forma depende del ángulo desde la cual se mire, pasando de formas rectilíneas a formas muy curvilíneas, en un sutil manejo de la geometría proyectiva. Apréciese también la creación de volumen a partir de la intersección de las láminas de hierro. No es descabellado que en la mente del espectador emerja la imagen de las cáscaras de la maravillosa Ópera de Sidney, ubicada en Nueva Gales del Sur, Australia. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.



Estas tres últimas fotografías ilustran las figuras curvilíneas adicionales que emergen cuando se inspecciona en detalle la escultura al girar alrededor de la misma, como la de una gran serpentina metálica. Posiblemente, un matemático disfrutaría haciendo el análisis topológico formal de la escultura, para determinar si la superficie que la conforma es o no invertible, entre otros análisis pertinentes que estudian los topólogos, a los cuales les es muy difícil diferenciar entre la rosquilla y la taza de café que ingieren en la merienda, dado que son entidades con un único agujero, y en consecuencia similares topológicamente, lo que ha dañado más de un diente en estos sabiosFotografías de Fabián Robledo, 2022.

Vista de perfil de la Caribeña. La escultura muta ahora para generar una forma esbelta y alargada terminada en punta, algo inimaginable cuando la misma escultura se aprecia de forma frontal. Una transformación notable del espacio geométrico, que sorprende al espectador. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

El hierro soldado está recubierto de una laca que proporciona un acabado de pintura color amarillo mostaza, que actualmente reclama haber tenido tiempos mejores de brillo y saturación, pero que las condiciones adversas de la intemperie le han perjudicado, de manera que el color actual es un amarillo muy pálido, que no hará otra cosa más que aclararse entrópicamente a medida que pase el tiempo, si no se efectúa el mantenimiento correspondiente. 

En este sentido, cabe señalar que parte de la escultura exhibe oxidación y corrosión, siendo esta más relevante en la unión de la estructura con la placa de piso de concreto.

Parte inferior de la estructura, en una de las dos columnas, donde se ancla a su fundación. Las bases evidencian oxidación, y requieren mantenimiento urgente. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

Otra imagen de la unión de la escultura con la base de concreto, mostrando corrosión y oxidación, que requiere restauración inmediata, en este punto estructuralmente crítico, y que en caso de empeorar puede llegar a ser una amenaza al comprometer la integridad física de la entidad. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

Además de los problemas de corrosión señalados, se debe añadir el daño por la acción de los grafiteros urbanos arteopatas, que agreden a la escultura para escribir mensajes cuyo principal propósito es desmerecer el valor de la obra y marcar territorio, actuando según el indeseable instinto primitivo. En este sentido, una mayor protección de la misma es necesaria para evitar que estos actos vandálicos se incrementen, y lleguen a niveles que puedan no solo afectar a la estética, sino a la propia funcionalidad y seguridad de la escultura.

Los ubicuos vándalos grafiteros no podían faltar a la hora de expresarse pictóricamente, en esta ocasión con algunos balbuceos en inglés relativos a la guerra. Son lamentables tres hechos: 1) La ocurrencia del acto vandálico. 2) Que el mismo no haya sido preventivamente evitado o correctivamente castigado, por la entidad policial/judicial del municipio o del estado. 3) Que aún después de ocurrido el daño, este no haya sido aún reparado, lo cual evidencia retraso en la  ejecución de las rutinas de mantenimiento, por parte del ente curador responsable de la escultura. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.

También, en relación con el mantenimiento, hay que mencionar que el color de la pintura de laca aplicada ha degradado significativamente, desde un color original amarillo brillante (2011), hasta el pálido amarillo mostaza mate que actualmente ostenta (2022). Esto se debe a la implacable acción de depolimerización ocasionada por la ionizante luz ultravioleta diurna sobre la pintura, que rompe los enlaces químicos de los polímeros que constituyen la laca, y que gradualmente son removidos por la acción de la lluvia. 

La escultura fotografiada luego de 2011, cuando todavía poseía los vivos colores originales de amarillo brillante. Los mismos se han perdido por la acción de los agentes ambientales. Fuente: pinterest.com. Fotografía de autor desconocido.

Como comentario adicional, merece ser indicado que la escultura carece de iluminacion nocturna, cuestión que de aplicarse representaría un gran avance estético para el ornato de ese mini desarrollo cultural municipal.

Para finalizar, debe señalarse que el autor de la obra, el maestro Rafael Martínez falleció el 9 de mayo de 2021 en Valencia, a la edad de 80 años de edad, dejando un gran legado de obras que enriquecen espacios al aire libre, tanto públicos como privados, como la escultura Caribeña y sus enigmas geométricos, que da la bienvenida a Naguanagua, y en cuya condición se mantendrá posiblemente por algunas décadas más, siempre que exista voluntad con liderazgo para su preservación, además de suerte y el merecido respeto por parte de los habitantes y visitantes del municipio.


Fabián Robledo Upegui.

Septiembre, 2022.


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