Carlos Cruz-Diez y sus obras en Valencia
Carlos Cruz-Diez y sus obras en Valencia
Introducción
Carlos Cruz-Diez fue un artista venezolano que desarrolló significativamente el arte cinético, en especial en lo relativo a la percepción del color. El arte cinético es una corriente artística que ofrece obras que contienen partes en movimiento o que lo sugieren debido a su peculiar diseño.
El movimiento puede ser producido por el viento, el sol, un motor o, como en el caso de muchas de las obras de Cruz–Diez, la situación relativa cambiante entre el espectador y la obra, o entre la fuente de luz y la obra. El arte cinético abarca una amplia variedad de técnicas y estilos superpuestos. El término “arte cinético” emergió en 1962, en el Museo del Diseño de Zúrich.
Carlos Cruz-Diez nació en Caracas en el año 1923, realizando estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, entidad en la que luego se incorporó como profesor, trabajando también en las áreas del diseño, las artes gráficas y la publicidad. En 1945 se trasladó a Nueva York, donde estudió diseño y publicidad; y en 1954 incursionó en la abstracción geométrica, realizando novedosos estudios conceptuales sobre la aplicación y percepción del color en la obra pictórica.
Carlos Cruz-Diez, fotografiado en París, Francia, en año 2013. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de Atelier Cruz–Diez.
A partir de 1955 realizó trabajos transcurriendo entre Caracas y París, desarrollando progresivamente un lenguaje plástico particular y novedoso en relación al color. En el año 1959 inició su serie de obras tituladas Color aditivo y Fisicromías. En 1960 se estableció en París, pero sin perder contacto con Venezuela. En 1963 incorporó a su portafolio la serie de trabajos que llamó Inducciones cromáticas, así como también las Cromointerferencias y las Transcromías Aleatorias. Un año después creó las Cámaras de Cromosaturación, y en 1969 completó el Laberinto de Cromosaturación, ubicado en el largo bulevar Saint-Germain de París, que recorre tres distritos de la ciudad, en el denominado barrio latino.
Estos sugerentes vocablos empleados por el artista para dar nombre a sus obras tal vez en un futuro se hagan dignos de ser incorporados al Diccionario de la Real Academia Española, la cual ocasionalmente añade nuevos términos provenientes del arte, pudiéndose citar por ejemplo el origen de la palabra cantinflada, aceptada por la RAE desde hace varias décadas con el significado de que es una palabra de uso coloquial en México, la cual describe un dicho o acción propios del personaje Cantinflas.
En general, las obras de Cruz Diez en las series señaladas anteriormente incluyen diseños abstractos, no figurativos, planificados en forma altamente minuciosa para magnificar el efecto del color, los cuales implican el empleo frecuente de las matemáticas, y que usualmente incluyen la realización de una tramas de apariencia casi periódica, en las cuales, basándose en elementos geométricos simples, se construye un entramado ordenado yuxtapuesto de barras coloreadas rectangulares, verticales, horizontales u oblicuas, de tamaños variables, pero cuya variación siempre es uniforme y metódica, así como también se incluyen barras ahusadas en forma de triángulos. Estas barras se ubican en el plano principal de la obra, pero pueden incluir también estructuras planas perpendiculares al plano de esta, que se proyectan hacia afuera de la obra.
El diseño hace que la forma, el color y el significado plástico del conjunto cambien de acuerdo a la posición relativa entre la obra y el espectador, así como también dependiendo del punto donde se ubique la fuente de luz. Los colores y la geometría señalada son diseñados por Cruz-Diez para que en el espacio luminal creado en el entorno próximo de la obra se produzca la interferencia (por ejemplo, por reflexión) o atenuación (por ejemplo, por sombreado) de las ondas electromagnéticas de luz, a lo cual se le añaden los peculiares procesos psicofisiológicos de la percepción visual humana, que incluyen la persistencia retinal de las imágenes (la post–imagen y la imagen negativa, por ejemplo) y la resolución ocular humana limitada, entre otros, lográndose una muy personal percepción y consecuente apreciación de la obra, que adquiere una vida momentánea, propiciada por el movimiento relativo señalado en el marco de este cromático arte cinético.
Las obras de Cruz-Diez realizadas bajo estas premisas, ricas en color y que involucran al espectador, constituyen elementos ideales para la ornamentación arquitectónica, pues el movimiento obligado de los transeúntes al contemplar la obra facilita la creación de las sugerentes imágenes de color que precisamente el artista pretende que surjan en el cerebro de los mismos. De ahí entonces resulta el hecho de que tantas obras de Cruz–Diez decoren grandes espacios públicos y privados en Venezuela y otros países, pues mientras mayor sea la obra, mas apreciable será el dinámico efecto cinético mencionado, y en donde el espectador se integra y forma parte inseparable del significado y objetivo de la obra.
Según el maestro caraqueño, la fisiocromía es una estructura que revela diferentes comportamientos y otras condiciones del color, los cuales se modifican de acuerdo al desplazamiento del espectador y de la intensidad de la luz ambiental, aportando color aditivo/sustractivo cambiante al espacio.
El color aditivo es un método para crear colores, mezclando varios colores claros diferentes con tonos de rojo, verde y azul, que son los colores primarios más comunes utilizados en el sistema de color aditivo. El color aditivo contrasta con el color sustractivo, en el que los colores se crean al restar (absorber) partes del espectro de luz presente en la luz blanca ordinaria, no polarizada, mediante el el uso de pigmentos coloreados, como los de pinturas, tintas y películas.
Para Cruz-Diez, el color aditivo se fundamenta en la irradiación del color, es decir, en la evidencia de que cuando dos planos de color se tocan, aparece una línea virtual más oscura en la zona de contacto. Mediante el aislamiento de este fenómeno óptico, el artista obtiene sus denominados módulos de acontecimiento cromático responsables, en parte, de la continua transformación del color. En este sentido, la fisiocromía funciona como una trampa lumínica en un espacio donde interactúan una serie de tramas o bandas de color, que se transforman en su apariencia perceptual, generando nuevas gamas cromáticas ausentes inicialmente, producto de la interferencia. En ellas además, por efecto del desplazamiento del espectador o de la fuente luminosa, se crean una serie de variaciones cromáticas. De esta forma, el color invade el espacio entre las bandas, que pasan a funcionar como moduladores ópticos.
Las obras de Carlos Cruz-Diez se han exhibido en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en la Bienal de Venecia, y en el Museo de Bellas Artes de Houston, así como también en múltiples galerías y museos europeos.
Para el estudio crítico de la obra de este artista es muy conveniente incluir el análisis detallado del ya veterano libro titulado Cruz-Diez, del autor Alfredo Boulton (1905-1998), editado en 1976 por Ernesto Armitano. Boulton fue un fotógrafo, crítico de arte y editor venezolano, siendo un relevante intelectual del siglo XX en el país. Un ejemplar original de esta magistral obra fue gentilmente obsequiado hace unas 4 décadas a la familia del autor de este artículo por la señora Nelly Gazzani (1932–2006), encantadora dama y amiga incondicional, gerente entonces de la influyente Librería Cambridge ubicada en Caracas, y quien en vida fuera gran entusiasta del arte y la cultura en es ciudad, siendo madre de la exitosa artista plástica internacional colombo-venezolana Claudia Bardasano, de reconocida y premiada trayectoria en relación a su fecunda obra de imaginativa expresión pictórica, que incluye su invocador y asertivo empleo del color, así como también por su original obra escultórica.
En Venezuela, existen múltiples obras de este artista de dilatada trayectoria, algunas de tipo monumental e integradas con la arquitectura local, adornando edificaciones públicas y privadas. La más conocida es posiblemente la obra que hace de colorido piso y mural en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar, ubicado en el estado Vargas, creado en 1971. El trabajo allí realizado por Cruz-Diez en 1978, a base de bandas de color construidas mediante un mosaico de pequeñas teselas cuadradas de cerámica vitrificada, y denominado Cromointerferencia de color aditivo, da la bienvenida a los viajeros visitantes, y cuyo recuerdo visual inconscientemente atesoran aquellos venezolanos que debieron abandonar la nación en colosal diáspora, inducida por el desastre económico y social producto de la implementación sistemática de la ideología fallida de turno hoy imperante, emigrados con la esperanza de un futuro mejor, obra colorida que es de contemplación obligada por las personas que miran ansiosamente los tableros con los paneles de los cada vez menos arribos y las salidas de una industria aérea y conexiones que es apenas la sombra de lo que una vez fue hace más de 20 años, a la espera de conocer los tiempos para los emocionantes reencuentros y las tristes despedidas.
Es también importante mencionar la obra de Cruz–Diez ubicada en el enorme espacio del techo de la sala de turbinas de la central hidroeléctrica de la represa de Guri (260 m de largo por 23 m de ancho y 26 m de alto), proyecto artístico que transcurrió entre 1977 y 1986. La obra fue denominada Ambientación cromática para las Salas de Máquinas de la Central Hidroeléctrica Raúl Leoni. La gran planta, que hoy lleva el nombre de Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, está ubicada al sur de Venezuela, en la región de Guayana, y aprovecha la energía cinética de las aguas del caudaloso río Caroní, en un punto situado a unos 100 Km de la desembocadura del río Orinoco. Esta obra de ingeniería fue una vez la segunda planta en capacidad de generación del mundo, solo superada por la monumental central de Itaipú, ubicada en la frontera entre Brasil y Paraguay, mucho antes de que se construyera la represa y planta de las Tres Gargantas en China, que hoy posee el récord de generación. Sobre el estado y capacidad de generación actual de la planta venezolana mencionada, en comparación con la que tuvo anteriormente, podrán responder sus administradores, en el presente y ante las generaciones futuras.
Durante muchos años, sucesivas promociones de estudiantes de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Carabobo (UC) esperaban con emoción la organización del una vez recurrente y casi obligatorio viaje de visita técnica dirigida a la monumental obra eléctrica mencionada, realizado en compañía de un grupo selecto de sus Profesores, en un esfuerzo complejo pero rutinario que implicaba gestiones desde la Escuela de Ingeniería Eléctrica, la Dirección de Transporte y otras entidades de la UC, creando una aventura inolvidable de muy bajo costo, como eran todos los procesos en la UC para el beneficio de sus estudiantes, costumbre eliminada por el inevitable proceso de la abiertamente pública "dolarización" actual, donde los estudiantes deben aportar cuantiosos recursos para estudiar y graduarse, desvirtuándose completamente la gratuidad de la educación en pregrado establecida por la Ley en la Universidad Autónoma venezolana, sin que al parecer, a nadie le importe demasiado.
Está visita técnica, diseñada para los estudiantes, era muy rica gracias al aprendizaje de ingeniería logrado, integrado con el espectacular viaje y la contemplación de los paisajes y las costumbres, y en donde, una vez en la obra, los colores fijos y emergentes percibidos del trabajo Cruz-Diez en la sala de máquinas quedaría grabado en forma persistente en las almas de los alumnos, incluyéndose dentro de su portafolio de tesoros de juventud. Sería interesante conocer cual fue la fecha en que se realizó la última visita técnica oficial estudiantil de la UC a esa importante obra nacional eléctrica indispensable para los venezolanos, considerando la menguante decadencia financiera, física, institucional y laboral que experimenta con crónico empeoramiento la principal casa de estudios de la región central de Venezuela, cuya autonomía de Ley es cada vez más restringida por las acciones propiciadas desde el Ejecutivo Nacional, de difícil justificación, con efectos adversos debido al mínimo presupuesto asignado durante los últimos años, empeorados por la prohibición de poder realizar las muy diferidas elecciones de autoridades con la autonomía ganada desde 1958.
Cruz Diez dedicó varias de sus obras para el enriquecimiento artístico plástico de ciertos espacios en múltiples sitios de Venezuela, incluyendo a la ciudad de Valencia, capital del estado Carabobo, ofreciendo color y movimiento para complementar diversos diseños arquitectónicos relevantes. Estas incluyen las cinco siguientes obras, en la mencionada ciudad:
- Ambientación Cromática, ubicada en la sede de la Asociación de Ejecutivos del Estado Carabobo.
- Inducción Cromática Doble Frecuencia, situada en la fachada principal de la Torre Stratos.
- Fisicromía de Doble Faz para Valencia, ubicada en la Plaza Monumental.
- Fisicromía Color Naranja, situada en el sector de la Redoma de Guaparo.
- Cromovela, ubicada en la Plaza Cristobal Mendoza, de la Urb. El Viñedo.
A continuación, se suministran un breve álbum de fotografías recientes y comentarios de las mencionadas obras ubicadas en la ciudad de Valencia.
I Ambientación Cromática y Plafón Cromoestructura
La obra Ambientación Cromática decora las esquinas de las fachadas de la sede de la Asociación de Ejecutivos el Estado Carabobo (AEEC), la cual se encuentra en la Av. 119 Teodoro Gubaira de la Urb. Valle de Camoruco, al noroeste de la ciudad. Este corredor vial suele llamarse informalmente Las 4 avenidas. En los esquineros de la edificación, de planta rectangular, se observan bandas horizontales de color blanco, negro y azul, en mosaico de cerámica que constituye el significativo aporte estético de Cruz–Diez.
Fachada principal de la sede de la Asociación de Ejecutivos del Estado Carabobo (AEEC). Se observan los dos esquineros frontales con forma de "L", que forman parte de la obra de Cruz–Diez. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La sede de la AEEC es un centro influyente en la ciudad de Valencia, incluyendo los aspectos profesional y cultural. Nótese la interferencia de las bandas de color de las teselas cerámicas de los esquineros, obra de Cruz-Diez. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
El edificio de la Asociación de Ejecutivos fue diseñado por el Arq. Carlos Yáñez, de origen chileno, estando el paisajismo a cargo del arquitecto británico John Stoddart (n. 1929) y del arquitecto chileno Fernando Tábora (1923-2005). El Arq. Carlos Yáñez ha realizado importantes proyectos en Valencia, que incluyen el centro comercial Big Low Center, ubicado en el municipio San Diego, así como también la Torre 4, erigida en la Av. Cedeño, la Torre Stratos de la Av. Bolívar (que tiene otra obra de Cruz-Diez en su fachada) y el versátil complejo Feria Ganadera, que fue construido en el Parque Recreacional Sur. Por su parte, el Arq. John Stoddart también diseñó el paisajismo del Hipódromo Nacional de Valencia, inaugurado en 1983.
La AEEC es una influyente institución regional para el intercambio de ideas, conocimientos y experiencias, que integra y fomenta el conocimiento individual y colectivo del personal ejecutivo, y sirve como punto de encuentro para su desarrollo integral, fomentando su entusiasmo y sentido de pertenencia.
El trabajo de Cruz–Diez fue realizado en 1981 y consiste en un mural de cuatro módulos esquineros de unos 10 m de altura. Adicionalmente, se incluyó otro trabajo realizado para decorar el techo de las áreas interiores del edificio, obra denominada Plafón Cromoestructura, de aproximadamente 43 m de largo por 7,3 m de ancho, con un diseño artístico a base también de franjas de colores, esta vez blanco, negro, verde y rojo.
Detalle del plafón del techo que comunica desde la entrada externa de la AEEC a la entrada principal de la fachada, apreciándose los paneles verticales de color, cuya superposición genera un interesante efecto cinético al desplazarse el transeúnte al salón. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
Obra Plafón cromoestructura, de Cruz-Diez, que adorna el techo del Auditorio de la sede de la AEEC, formada por paneles de colores blanco, negro, rojo y verde, en un diseño interferente que hace útil empleo de la reflexión y el sombreado de la luz para filtrar y crear colores, e intensificar el efecto cinético proyectado. Fuente: https://asociaciondeejecutivos.com. Fotografía de autor desconocido.
Auditorio de la AEEC, durante la ejecución de un concierto, actividades que enriquecen la cultura carabobeña, observándose el efecto del uso de la luz artificial indirecta integrada en el plafón, con alta temperatura de color. Fuente: https://asociaciondeejecutivos.com. Fotografía de autor desconocido.
Esta edificación se destaca por haber logrado un premio en la VIII Bienal de Arquitectura, donde fue distinguido por el CAV, el CONAC y Fundarte.
II Inducción Cromática Doble Frecuencia
La obra de Cruz–Diez titulada Inducción Cromática Doble Frecuencia recorre verticalmente la parte frontal central de la fachada principal de la Torre Stratos, ubicada justo al final de la Avenida Bolívar Norte de Valencia, cerca de la Redoma de Guaparo, en el límite entre los municipios Valencia y Naguanagua del estado Carabobo.
Vista frontal de la Torre Stratos. La fotografía fue tomada desde el centro de uno de los canales de la Av. Bolívar a una hora temprana de la tarde, aprovechando la ausencia de tráfico automotor, una situación impensable hace solo unos pocos años. Se advierte la interferencia de las franjas de colores. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La Torre Stratos, inaugurada en 1990, fue un proyecto de la firma AÑIL Arquitectura, fundada en 1986. El proyecto fue realizado por el Arq. Juan Carlos Láncara y el ya mencionado Arq. Carlos Yánez.
El mural visto desde su parte inferior, el cual forma una superficie cilíndrica recta de sección aparentemente parabólica, en un excelente trabajo de albañilería, y en donde se aprecian las teselas que forman las baldosas cerámicas. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La obra mural vertical Inducción Cromática Doble Frecuencia de Cruz-Diez fue completada en 1988 y posee la forma de un sector de superficie cilíndrica recta, cuya curvatura se proyecta hacia afuera del plano de la fachada, generando un efecto tridimensional muy llamativo. La obra tiene unas dimensiones aproximadas de 43 m de alto y 7 m de ancho, y posee un patrón de franjas horizontales de colores en tonos naranja, verde, azul y negro.
El mural fotografiado cerca del mediodía. Dependiendo de la hora en que se visualice, los efectos cromáticos y cinéticos cambian, en el proceso de interacción previsto por el artista realizado entre la luz solar, la obra y el espectador. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La obra fue realizada utilizando piezas cerámicas, especialmente fabricadas para el artista plástico por la empresa Cerámica Carabobo, quien es fabricante de revestimientos cerámicos para pisos y paredes, cuyos orígenes se remontan a 1956, con plantas manufactureras ubicadas en Valencia.
Detalle del mosaico cerámico que forma la obra. Las baldosas están en relativo buen estado, si bien algunas se han desprendido, y otras han perdido el brillo del proceso de vitrificación de la arcilla, y en donde un trabajo general de mantenimiento sería oportuno para continuar disfrutando de la obra, la cual por su complejidad, tamaño, situación y originalidad debiera ser incorporada al patrimonio cultural del ciudad, con las consideraciones de protección y soporte que ello implicaría. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
Otro detalle de las teselas cerámicas, esta vez incluyendo las bandas de color negro, indispensables para lograr el efecto cinético requerido. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La inducción cromática está estrechamente relacionada con el fenómeno de post-imagen, o efecto de imagen remanente. La post-imagen es un resultado de la percepción humana, consistente en que los conos de los ojos, los receptores encargados de percibir el color, se saturan ante un estímulo largo y continuo de un determinado color, por ejemplo el verde, pudiendo, al cesar el estimulo, producir espontáneamente y durante un tiempo breve la falsa percepción inducida del color opuesto (negativo) correspondiente en el círculo cromático, en este caso el color rojo.
La obra ofrece un baño gratuito de sensaciones de formas y color a los transeúntes, estimulando su sensibilidad abstracta y en donde es frecuente que emerjan pensamientos de diferentes naturaleza al contemplarla, y tratar de descifrar el significado contenido en la misma. No es usual en Valencia un regalo cromático de esta intensidad. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La post imagen es un proceso que ocurre entonces en dos tiempos, sin embargo, la inducción cromática de Cruz-Diez lo reproduce en un solo tiempo. Es decir, que logra estabilizar y hacer visible un fenómeno sensorial óptico que solo puede percibirse fugazmente y en condiciones determinadas. El color que aparece se percibe como sí estuviera presente o ausente, con una existencia virtual. Por ejemplo, las inducciones cromáticas que tienen blanco, negro y azul generan color amarillo, mientras que aquellas con colores blanco, verde y negro generan colores rojo, y las inducciones con colores azul, amarillo y negro generan el color naranja. A partir de estas experiencias, Cruz-Diez desarrolló la Inducción Cromática Doble Frecuencia a partir de 1986, instalada en la referida Torre Stratos.
En este video se recorre verticalmente el mural, apreciándose parte del efecto cinético logrado por el artista. Video de Fabián Robledo, 2022.
Poco después de su terminación, la obra fue equipada con iluminación nocturna, en un proyecto luminotécnico completado por la empresa venezolana FIVCA, que implicó el suministro e instalación de una luminaria con proyector paraboloide de revolución modelo Saggitario 2, construido por la empresa italiana Faeber Lightning System, y equipado con una potente lámpara de descarga de mercurio con haluros metálicos marca Osram de 1000 W de potencia. El reflector se ubicaba en un pedestal retirado de la fachada y en el centro de la misma, apuntando a la parte más alta de la estructura, para propiciar una iluminación con la adecuada uniformidad requerida, en lo que fue un esfuerzo pionero en Valencia de iluminación ornamental compleja de obras de arte. Lamentablemente, años después y con motivo de la requerida expansión de la anchura de la Avenida Bolívar Norte, ordenada por el alcalde Paco Cabrera como medida para aliviar el severo problema de tráfico debido al crecimiento económico y social de la ciudad, implicó que el pedestal y su luminaria debieran ser removidos, privando a la obra de arte de ese sistema de iluminación que realzaba dramáticamente el efecto de la misma en las horas nocturnas. Hoy, el tráfico automotor en esa arteria vial ha disminuido sensiblemente, debido a los efectos del fracaso de la política económica nacional, al éxodo masivo de profesionales, comerciantes y empleadores, y a la reducción drástica de la oferta se vehículos para la renovación del parque automotor, que dejaron de ser la opción normal de transporte para convertirse en un cuantioso lujo.
La base de la Torre Stratos, donde hace pocas décadas se ubicaba un reflector con el que se lograba una espectacular iluminación de la obra. El mismo tuvo que ser removido al ampliarse la Av. Bolívar, en trabajo realizado por el Alcalde Paco Cabrera y en el marco de los trabajos del metro de Valencia, previsto a llegar a Naguanagua, obra discretamente olvidada. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
III Fisicromía de Doble Faz para Valencia
La obra de Cruz-Diez titulada Fisicromía de Doble Faz para Valencia se ubica dentro del paisajismo que adorna a la Plaza de Toros Monumental de Valencia, situada en el caluroso sur de esa ciudad.
Fisicromía de Doble Faz para Valencia, ubicada a la entrada de la Plaza de Toros Monumental de Valencia . La obra en arco circular está adornada por las bandas características en sus dos caras. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La señalada plaza de toros fue inaugurada en 1968, por el Presidente Raúl Leoni (1905-1972), y tiene un aforo de 25000 personas. Es la segunda plaza de toros con más aforo del mundo, solo por detrás de la Plaza Toros de México, donde esta última, al parecer, ya no se usa para el noble y valeroso arte de la tauromaquia.
Plaza de toros Monumental de Valencia. Obra de concreto prefabricado, otrora símbolo del desarrollo e importancia de Valencia como ciudad industrial y con grandes aspiraciones para convertirse en el centro cultural de la región. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La construcción de la colosal obra duró apenas 9 meses y el proyecto correspondió al Arq. Peter K. Albers (n. 1398), valenciano de padres alemanes, y al Ing. Leopoldo Jahn (1938-2010), caraqueño de origen alemán y personaje ilustre de la Colonia Tovar.
En la Plaza de Toros Monumental se celebró por décadas la feria taurina de la Virgen del Socorro, así como también la Corrida de la Prensa, y también ha funcionado como recinto multiusos para espectáculos culturales, incluyendo conciertos de talentos nacionales e internacionales, como por ejemplo el cantante italiano de opera Luciano Pavarotti (1935-2007) en 1998. Cuando es bien gestionada, la plaza es fuente de empleo, cultura e impuestos, beneficios inexistentes cuando sí coloso está inoperativo, como parece ser la situación actual, con el activo depreciándose rápidamente.
Uno de los accesos de servicio a la plaza, cerrado con candado e invadido por vegetación silvestre. La plaza evidencia llevar tiempo sin ser utilizada, lo que implica un formidable costo de oportunidad desperdiciado. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
En 1998, celebrando su trigésimo aniversario, la Monumental fue reinaugurada, luego de los trabajos de restauración efectuados por la gestión del alcalde Paco Cabrera (1946-2010). Entre las numerosas reformas, se creó la Plaza Cruz-Diez, de 800 metros cuadrados, como antesala al coso y que incluye la obra Fisicromía de Doble Faz para Valencia.
La Plaza de Toros Monumental de Valencia en 2013, vista con la obra cinética de Cruz-Diez mencionada como antesala, en una espectacular composición. Se advierte el buen estado que entonces mostraba la gran pantalla de mosaico con espejos y el escudo de Valencia decorando la fachada de la plaza. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de Wilfredo Rodríguez, 2013.
El estado actual de la plaza es, al parecer, incierto, observándose que está aparentemente inactiva, y una gran cantidad de vegetación salvaje crece sin aparente límite en lo que una vez eran sus jardines y perímetro, evidenciando las carencias de mantenimiento, como atestiguan las fotografías incluidas realizadas pocos meses atrás y ofrecidas en este artículo. Da tristeza que esta emblemática y útil obra llena de la tradición taurina del pueblo valenciano no preste actualmente servicios a la comunidad, y que la autoridad responsable, en lugar de mantenerla y ofrecerla para su explotación racional sistemática y rentable, destine recursos para realizar otros parques apenas supletorios y de utilería exógena que exaltan y hacen apología de antivalores humanos, entre los que pueden destacarse alegorías de adulación gratuita al personaje caníbal que ingiere sangre del escritor irlandés Bram Stoker, Drácula, figura mortesina ficticia basada a su vez en el voivoda (príncipe) de Valaquia Vlad III llamado "El Empalador", o Vlad Drácula, mucho más siniestro y cruel que la representación del rentable Conde inventado por Stoker, y en donde Vlad III se caracterizaba por su costumbre de aplicar sin discreción el horrible suplicio del empalamiento turco a sus enemigos y disidentes, aprendido de los otomanos en su juventud, cuando era rehén del sultán Murad II. Es entonces poco comprensible entender cómo la exaltación de este personaje en plazas y boulevares emergentes de Valencia pueda representar alguna ganancia para la educación de niños y jóvenes en la región carabobeña.
Plaza de Toros monumental de Valencia, en fotografía satelital de órbita baja. La estructura circular ubicada en la parte superior es la obra señalada de Cruz-Diez. Imagen de Google Earth, con fuente CNES, capturada el 30/12/2022.
Detalle de la obra, anteponiéndose al mosaico de espejos de la plaza ya referido, al cual le ha sido arrancado por razones desconocidas el noble escudo de la ciudad el cual, en su parte inferior y sobre una banda roja exclamaba: "Valencia - Un Pueblo libre". Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
En relación a la obra de Cruz-Diez que adorna la plaza, Fisicromía de Doble Faz para Valencia, la misma fue completada en 1998, y posee la estructura de un gran prisma rectangular que ha sido doblado para formar un amplio sector de arco, colocado verticalmente y sostenido sobre pilares cilíndricos, formando una estructura circular de aproximadamente 141 m de perímetro y 2 m de altura. El mismo está decorado con las bandas de color rojo, verde, negro y blanco.
Detalle de la obra. La luz solar, en particular la del espectro ultravioleta, ha decolorado los otrora vivos colores de la obra, debido a la acción depolimerizadora en los pigmentos y materiales plásticos, por parte de los fotones de alta energía. Fotografía de Fabián Robledo, 2022
La obra encerrada, sin poder ser visitada de cerca por las personas de a pie al menos al momento de capturar estas imágenes, debe ser fotografiada desde el exterior, apreciándose el estado de decadencia del paisajismo y la mudez inactiva del coliseo brutalista. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
Esta obra tiene parecido con otra realizada por el maestro, denominada Inducción Cromática por Cambio de Frecuencia Doble Faz, ubicada en la Plaza Alonso Gamero de la Universidad de Mérida, Venezuela.
V Fisicromía Color Naranja
Este es el último trabajo público conocido de Cruz-Diez en la ciudad de Valencia. La obra Fisicromía Color Naranja, se originó en 2001, y es un mural ondulado de aproximadamente 50 m de longitud y 3 m de altura, soportado por pilares, que se integra en la arquitectura del paisajismo de las áreas verdes adyacentes inmediatamente al Oeste de la Redoma de Guaparo, rotonda elíptica que separa el norte del Municipio Valencia con el Sur del Municipio Naguanagua, en el Estado Carabobo.
Obra Fisicromía Color Naranja, decorando áreas verdes en torno a la Redoma de Guaparo. La vista corresponde desde el Sur hacia el Norte. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La obra es un prisma rectangular horizontal, al cual se le ha dado una curvatura sinuosa en forma de "S". Está decorado en una de sus caras por paneles acrílicos de colores naranja, negro, verde, amarillo y lila, formado por un ensamblaje en mosaico lineal de triángulos verticales extremadamente esbeltos, construidos de material aparentemente de origen polimérico acrílico, pulido.
La misma obra, vista ahora desde el Norte hacia el Sur, pudiendo advertirse el cambio de los colores inducido por la modificación del punto de observación. Fotografía de Fabián Robledo, 2022.
La colocación del mural en el área verde lateral a la acera de la calle invita al peatón y al tripulante de vehículos a contemplar la colorida obra, en donde el movimiento relativo estimula una espectacular creación de colores y matices a medida que se recorre el mural, incrementados por el efecto de curvatura de la estructura.
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