Escalinata de acceso desde la carretera para el inicio del sendero que terminará en la cima de la colina, donde se ubica el monumento. Al terminar la escalinata se observan dos placas conmemorativas, embutidas sobre pedestales. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Las dos placas conmemorativas metálicas grabadas, están instaladas en forma inclinada sobre pedestales, siendo realizadas en tiempos distintos y con materiales diferentes. Una en 1991 y la otra en 2023. La primera placa, luego de 32 años, se encuentra en muy buen estado y la calidad del metal y el grabado es impecable, lo que habla muy bien de la técnica constructiva y la selección del material.
Placa conmemorativa del monumento, realizada en 1991, y ubicada sobre un pedestal situado luego de las escalinatas del acceso inicial desde la carretera. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Las palabras de esta primera placa, escritas en altorrelieve con letras mayúsculas doradas sobre un fondo negro, carecen de las tildes hoy obligatorias, pero que en esa época no se acostumbraban a utilizar, ni eran bien vistas en palabras mayúsculas, al menos en Venezuela (no era posible acentuarlas con las máquinas de escribir). La leyenda tiene el valor didáctico consistente en que informa sobre el sitio y fecha tanto de nacimiento como de muerte del héroe antioqueño. También, en esta placa se elogia solo al héroe, sin hacer ninguna referencia a la persona o entidad que mandó a construir y erigir ese elemento conmemorativo testimonial, pues se trataba aún de una época en donde la conducta institucional en cuestiones históricas tenía precedencia sobre la autopropaganda política, pudiendo por la fecha inferirse que la autoría de ese homenaje estaría tal vez a a cargo del alcalde de Valencia (el municipio Naguanagua se creó en 1994), Omar Sanoja Breña, o bien del gobernador del estado Carabobo, Henrique Salas Römer, personas que entonces ocupaban esos cargos electos por voluntad popular, o tal vez fuera ordenado por el presidente, quien entonces era Carlos Andrés Pérez (1922–2010).
Placa conmemorativa instalada en 1991. Su estado es impecable, evidencia de su robusta construcción, a la búsqueda de un mensaje institucional anónimo imperecedero. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Situada a la derecha de la primera placa, se encuentra una segunda, construida en 2023, también montada sobre un pedestal con un plano inclinado, pero tanto este como la placa son de un tamaño inferior al de la placa referida inicialmente. Sin embargo, en esta oportunidad el color de la placa es metálico natural plateado, daba su condición de aparente acero inoxidable, que dificulta su lectura y fotografía en los días soleados, debido a un deslumbramiento adverso por reflexión de la luz solar, y las letras del mensaje están grabadas con algún tipo de pigmento color negro, en bajo relieve, una desafortunada, elección debido a la propensión a acumular polvo por la acción electrostática, susceptible de petrificarse.
Segunda placa conmemorativa del monumento, realizada en 2023, ubicada en la parte baja, al lado derecho de la primera placa de 1992. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Esta segunda placa no añade información histórica o didáctica adicional, más allá que señalar que en el año 2023 el monumento fue restaurado, en una obra con un alcance indeterminado, y en esta ocasión informando con detalle los nombres de los presuntos responsables de tal restauración, incluyendo los nombres a ese momento de la alcaldesa de Naguanagua, el gobernador del estado Carabobo y el presidente de Venezuela, en marcado contraste con la sobriedad anónima de la fuerza viva que estuvo a cargo de la construcción de la primera placa de 1992, y que evidencia que su interés se centraba más en la importancia del sitio histórico mortuorio, desechando la razonable oportunidad de colocar cualquier nombre de una persona.
Detalle de la segunda placa conmemorativa de la entrada al monumento. No ayudan las letras en negrilla de un font poco usual para la lectura, ni el deslumbramiento debido a la selección de la acero inoxidable como presunto material superficial. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En esta nueva placa, las letras, todas en negrilla, son pequeñas, condición que junto con el peculiar y poco usual font seleccionado, hacen difícil su lectura. El tiempo dirá si la calidad de los materiales y el diseño de la nueva placa de 2023 soportará las inclemencias del tiempo incluyendo Sol y lluvia, y el potencial daño de grafiteros antisociales, tal como sí lo ha hecho la primera placa.
Una vez estudiado el contenido de las placas, el visitante procede el inicio de la escalada hacia la cima, donde se ubica el monumento. Para ello toma el sendero realizado en la roca, el cual está puerilmente señalizado a intervalos con ciertas rocas en el suelo pintadas en vivos colores, que llaman la atención sobre la ruta a seguir. La pendiente es media, y casi cualquier persona en forma física puede abordar la subida sin mayor dificultad.
Inicio del camino de escalada desde la parte baja hacia el monumento, con vista hacia el Oeste. Cada cierta distancia hay rocas pintadas con colores distintos, para señalizar el camino, como la roja de la imagen. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Inicio del camino de escalada desde la parte baja hacia el monumento, con vista hacia abajo, observándose la carretera que transcurre hacia La Entrada. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Continuación del camino ascendente a la colina, apreciándose los árboles del bosque que emerge en la montaña. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
El camino está rodeado de vegetación, de tipo bosque tropical, siendo posible contemplar diversas especies de la flora y fauna local, y escuchar múltiples sonidos de las aves que anidan o están de paso por el lugar.
Un ejemplar de Omophoita cyanipennis, fotografiado sobre una hoja en el camino de subida a la cima de la colina. Conocido vulgarmente como "escarabajo pulga de ocho manchas," es una especie de escarabajo-pulga de la familia Chrysomelidae. Se encuentra en el Mar Caribe, Centroamérica, Norteamérica, Colombia y Venezuela. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Vista hacia el Este desde la mitad del camino de subida a la colina. Se aprecia parte de las filas de la Cordillera de la Costa, que envuelven a Naguanagua y Valencia. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Durante el ascenso y ya en la cima, es posible contemplar una vista de parte de la Autopista Regional del Centro, en su travesía por el área de Bárbula, en Naguanagua. Esta arteria vial conecta a Puerto Cabello, el principal puerto marítimo de carga de Venezuela, con Valencia y centro del país, y reemplazó al antiguo "ferrocarril inglés", inaugurado en 1888 por el presidente nacido en Naguanagua Hermógenes López (1830-1899), ferrocarril de de unos 55 km de longitud, que estuvo activo hasta la década de 1950, el cual conectaba ese puerto con Valencia, pasando por la estación "Camoruco", preservada hoy como monumento histórico de la Universidad de Carabobo (UC), al ubicarse dentro de las instalaciones de su Rectorado, entidad que continua esperando la muy diferida mudanza desde ese sitio "provisional" inicialmente asignado hasta el campus principal de la UC, precisamente ubicado en Bárbula, evento de natural migración gerencial académica que al parecer no verán próximas generaciones.
Vista hacia el Oeste, desde el camino de subida al monumento, pudiendo apreciarse parte de la Autopista Regional de Centro, vía que acabó con la utilidad del antiguo Ferrocarril Valencia-Puerto Cabello. Muchos años después de una construcción fallida, toda la Región Central de Venezuela espera por la "culminación" del nuevo ferrocarril que conecta Valencia con Puerto Cabello, cuyos túneles excavados en la dura roca (uno de ellos de más de 7 km de longitud) solo sirven para dar refugio a la biodiversidad local y deteriorarse por la humedad, oxidación y acidez, en un proyecto iniciado en una etapa temprana del gobierno del presidente Hugo Chávez, que continua sin ser terminado o al menos continuado en el tramo referido, y en donde solo la mudez oficial vocea cualquier novedad de avance al respecto, al olvidadizo grupo de electores. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En la vista hacia el Norte se aprecia parte de la monumental Cordillera de la Costa, barrera natural que transcurre en varias filas paralelas de montañas en sentido Este-Oeste, separando a Naguanagua de Puerto Cabello. Se trata de un muro protector que impide que las bravas tormentas del Mar Caribe alcancen con plena intensidad a Valencia y Naguanagua, y donde entonces los desastres originados localmente por los aguaceros en esos centros urbanos se deben más bien a la poco oportuna ejecución del mantenimiento de sus canalizaciones y drenajes, convirtiéndose paradójicamente y con frecuencia en terribles analogías indeseadas de la "Pequeña Venecia", que el bravo conquistador español pusiera como nombre inicial a la región, del que se deriva la palabra Venezuela, pero ahora con diques y estanques en avenidas y puentes cuando llueve con fuerza, para el terror de los choferes y de los distribuidores eléctricos de los sistemas de ignición de las bujías en los vehículos, quisquillosos objetos que apagan el carro ante el menor signo de humedad, y que "brillantes" ingenieros extranjeros colocan cada vez con mayor frecuencia en la parte baja del vehículo, donde se moja más fácilmente.
Vista hacia el Norte desde el camino, contemplando una de las filas principales de la Cordillera de la Costa, que transcurren en sentido Este-Oeste y que implica el límite Norte del Municipio Naguanagua. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Cuando faltan pocos metros para llegar a la cima de la colina el bosque termina, y emerge el monumento en sí, consistente en una estatua de pie y cuerpo entero montada sobre un alto pedestal de planta cuadrada y tres secciones en su desarrollo vertical, y que contiene una placa de construcción original con un texto en homenaje al coronel representado, fallecido a los 22 años de edad, en combate.
El Monumento al coronel Atanasio Girardot, emergiendo al final del camino de subida, ya terminando el bosque que lo rodea. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Sobre el pedestal se ubica la estatua de Atanasio Girardot, de bronce y de tipo pedestre, construida en el año 1913 por el maestro escultor venezolano Eloy Palacios (1847–1919), nacido en Maturín y autor de muchas obras que engalanan monumentos nacionales, siendo el escultor oficial del Guzmancismo.
El escultor Eloy Palacios, fotografiado en 1874. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
La estatua está rodeada por un conjunto de astas verticales para banderas, cuya posteadura está embutida en la roca, previstas para enarbolar las banderas de Venezuela Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá. En la visita que el autor realizó al monumento motivo de lo cual emerge este artículo, no había banderas desplegadas en las astas, siendo al parecer la última vez que ondearon la ocasión con motivo del anuncio efectuado por parte de la autoridad de la restauración del monumento, efectuada en mayo de 2023. Su presencia solemne, su ondear desafiando al viento, y sus vivos colores con significado patriótico son extrañados por el visitante, pero no tanto como pudiera serlo por el alma del homenajeado, al ver las astas vacías.
Monumento a Atanasio Girardot, ubicado en la cima de la colina. Lamentablemente, al momento de la visita del autor no había banderas instaladas en las astas, previstas para un homenaje multinacional del héroe. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Girardot, en forma real murió una vez, pero en forma figurada muere a cada instante en su monumento de Bárbula, defendiendo la bandera de su ejército, gesto que con sus otras acciones militares le han llevado a compartir la eternidad heroica de los próceres. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Es oportuno destacar que la estatua no se encontraba en esa colina originalmente, pues en su inauguración en el año 1929 se ubicaba al frente del Palacio de los Iturriza, también conocido como Quinta La Isabela, en el Paseo Camoruco de Valencia, uno de los ejemplos supervivientes de la arquitectura colonial en esa ciudad.
La estatua pedestre de Atanasio Girardot, ubicada hoy en el Monumento Girardot de Bárbula, fotografiada aquí en 1929 mientras se encontraba al frente de la fachada del Palacio de los Iturriza, en Valencia. Actualmente, en ese sitio se ubica un busto sobre pedestal del Generalísimo Francisco de Miranda (1750-1816), donado por la influyente masonería de Valencia. Fotografía de Luis Taborda.
Para conocer sobre la vida y acciones de Atanasio Girardot, así como también sobre la Batalla de Bárbula, se puede consultar el resumen biográfico del Diccionario de Historia de Venezuela (DHV) de la Fundación Empresas Polar (FEP), cuyos enlaces se suministran a continuación:
Atanasio Girardot (Bibliofep)
Batalla de Bárbula (Bibliofep)
El contexto de la muerte de Girardot implica retroceder en el tiempo hasta mediados de agosto de 1813, en tiempos de la Segunda República. El 6 de agosto de ese año Simón Bolívar (1783–1830) entra triunfalmente a Caracas y asume el Gobierno Supremo después de derrotar las tropas de Domingo Monteverde (1773–1832), el cual se refugió en Puerto Cabello, culminando la Campaña Admirable. Monteverde era un militar y Capitán General de Venezuela quien, defendiendo la integridad de la Monarquía Española, combatió la causa revolucionaria independentista americana durante los años 1812 y 1813 en la Capitanía General de Venezuela, asumiendo el liderazgo del Ejército Realista.
Parte del Cerro del café de Naguanagua, tal como se observa desde la colina del monumento. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En efecto, Simón Bolívar había dispuesto sitiar a Puerto Cabello, hostigando a la guarnición realista allí destacada. La situación cambió favorablemente a los sitiados, cuando llegaron refuerzos comandados por el coronel Miguel Salomón, por lo cual Bolívar dispuso la retirada del ejército patriota hacia el pueblo de Naguanagua. Al advertir que las tropas rebeldes huían, Monteverde movilizó sus fuerzas hasta posicionarse en el sitio de Las Trincheras, y envió una vanguardia a tomar posesión de la hacienda Bárbula.
Al fondo se observan edificaciones de la ciudad de Valencia, vistas desde el monumento, limitadas al Este por la fila Orégano y la fila Los Camorucos, que separan el municipio Valencia del municipio de San Diego, en Carabobo. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En ese mismo tiempo, se establece la formación de dos estados republicanos, uno fue el centro occidental, en el que se incluyen las provincias de Caracas, Barinas, Mérida y Trujillo, donde Bolívar es el Jefe Supremo, y el otro fue el de oriente, que abarcaba las provincias de Cumaná y Barcelona, siendo su Jefe Supremo Santiago Mariño (1788–1854). Bolívar inició el asedio de Puerto Cabello el 18 de agosto de 1813.
El 30 de septiembre Bolívar enfrenta a Remigio Bobadilla en el área de Bárbula, y Atanasio Girardot recibió la orden de hacerle frente al ejército adversario en lo que llegó a conocerse como la Batalla de Bárbula, dada el 30 de septiembre de 1813, que tuvo como protagonistas por el lado republicano a las tropas venezolanas y las fuerzas neogranadinas, comandadas por Rafael Urdaneta (1788-1845) y Atanasio Girardot, desarrollándose en la parte izquierda del cerro de la hacienda Bárbula, en Naguanagua.
Vista de una de las faldas del Cerro El Café de Naguanagua, desde el monumento. Abajo se observa la Autopista Regional del Centro, con su peculiar de diseño vial de tipo francés, elevada sobre una isla en V más baja central. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Bolívar decidió entonces enviar al choque a las tropas de Atanasio Girardot, Rafael Urdaneta y el mayor José Luciano D'Elhuyar y Batista (1793–1815), quienes lograron con esfuerzo desalojar a la avanzada realista. La Batalla de Bárbula culminó exitosamente, pero a un alto precio, pues Girardot falleció al ser alcanzado por una bala de fusil en el momento en que intentaba fijar al suelo rocoso la bandera cartagenera (o bandera cuadrilonga) en la cima del cerro, que ya había sido tomado.
Bandera cartagenera, o bandera de Cartagena de Indias, similar a la que Atanasio Girardot intentaba fijar al suelo al momento de su muerte en la cima de la colina, en Bárbula. Fuente: Wikimedia Commons. Autor: Fibonacci.
Esta bandera fue adoptada por los patriotas que lograron la Independencia de Cartagena. Fue creada y adoptada el 17 de noviembre de 1811 por el Estado Libre de Cartagena. Allí fue juramentada por las tropas acantonadas que se preparaban para cumplir, bajo el mando de Simón Bolívar, la campaña del Magdalena y la Campaña Admirable. Este pabellón fue llevado por Simón Bolívar durante la Campaña del Magdalena en 1812, y la Campaña Admirable de 1813, que culminó con la liberación de Caracas, a donde llegó el Libertador portando la bandera cartagenera en sus propias manos.
Es importante destacar que en algunas de las pinturas de la muerte de Atanasio Girardot se presenta como bandera la del tricolor mirandino (con colores amarillo, azul y rojo), lo cual en es erróneo según los historiadores, pero comprensible desde el punto de vista de la política posterior, ya internacional.
La Muerte de Girardot en Bárbula, óleo sobre tela, obra de Cristóbal Rojas (1857–1890), pintura de 1883, ubicada en el Museo Bolivariano, situado a un lado de la casa natal de Simón Bolívar, en la Parroquia Catedral del Centro de Caracas. Nótese que la bandera representada es el tricolor mirandino, lo cual es erróneo. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
Bolívar, al dirigirse a Caracas entrego el mando de las operaciones a D´Elhúyar, ascendiéndolo a coronel. La procesión triunfal llevo en un cofre el corazón de Girardot, que salió de Valencia, pasando por Los Guayos, Guacara, San Joaquín, Turmero, San Mateo, La Victoria, El Consejo y San Pedro; y en cada población se oficiaba una misa en honor a Atanasio Girardot. El corazón de Girardot, colocado en una urna, fue enterrado en la cripta de la Catedral de Caracas, siendo objeto de honores por parte del pueblo. El Libertador designó con el nombre del héroe el batallón en que este había servido.
Atanasio Girardot, en otra representación del instante previo a su muerte, en donde al parecer también se ha dibujado la bandera tricolor mirandino, en lugar de la bandera cartagenera. La fuente es una imagen del libro colombiano Historia Quinto Grado Colombia Nuestra Patria, de H.M.E. - HH Maristas, Editorial Norma, circa 1970. Ese texto, al pie izquierdo de su segunda página posee la inscripción oficial: "PUEDE IMPRIMIRSE +DIEGO MARÍA GÓMEZ ARZOBISPO DE POPAYAN", lo que indica que al menos hasta la década de 1970 los textos oficiales escolares en Colombia debían contar con la aprobación previa de la Iglesia Católica para su distribución, en otro ejemplo moderno del valor educativo que aportó esa institución religiosa al Nuevo Mundo, copartícipe del proceso de brindar Dios, Luz y Nombre, otorgando parte importante de las civilizadoras costumbres grecolatinas y judeocristianas, a las cuales se integraron progresiva e irreversiblemente las culturas indígenas. Fuente: La indicada. Obra y fotografía de autor desconocido.
En el Himno Nacional de Colombia se refiere a la Batalla de Bárbula, en su tercera estrofa:
Del Orinoco el cauce
Se colma de despojos;
De sangre y llanto y un río
Se mira allí correr.
En Bárbula no saben
Las almas ni los ojos
Si admiración o espanto
Sentir o padecer.
Y el poema titulado BARBULA, de R. Mc. Douall, narra ese episodio de la historia, del cual se suministra un fragmento, alusivo a Girardot:
Pues del Bárbula en la altura
Por traidora bala muerto
Cae en el campo de la Gloria
Por su bandera cubierto
Es oportuno mencionar el parecido con las representaciones pictóricas y escultóricas del también héroe neogranadino Antonio Ricaurte (1786-1814), al ser inmortalizado artísticamente en el momento previo a su muerte en la Batalla de San Mateo, ocurrida el 25 de marzo de 1814, justo antes de encender con helada y póstuma decisión el polvorín de la sala de armas del ingenio, para que no cayera en manos realistas.
El prócer Antonio Ricaurte. Fuente: Dibujo del libro Historia Quinto Grado Colombia Nuestra Patria, de H.M.E. - HH Maristas, Editorial Norma, circa 1970.
De Ricaurte cabe señalar lo indicado en la XI estrofa del Himno Nacional de Colombia:
XI
Del hombre los derechos
Nariño predicando,
El alma de la lucha
Profético enseñó.
Ricaurte en San Mateo
En átomos volando,
«Deber antes que vida»,
Con llamas escribió.
Dos actos heroicos dignos de ser recordados, el de Girardot y el de Ricaurte, ambos rezumantes de Gloria.
En el Monumento Girardot de Bárbula, la estatua del coronel Atanasio Girardot, ubicada sobre el pedestal, está inspirada en la representación pictórica mencionada del artista venezolano Cristóbal Rojas en 1883, en su obra titulada La Muerte de Girardot en Bárbula, y en ambas se registra el trágico momento inmediatamente previo a la muerte del sujeto, luego de recibir y alojar a la bala enemiga, sosteniendo aún con fuerza el mástil de la bandera. En ese instante ha sido inmortalizado el prócer, que cada día muere al ser contemplado por estudiosos, viajeros y turistas que contemplan las obras de arte señaladas.
El pedestal, la estatua y la placa con la leyenda original están relativamente en buen estado, presuntamente debido en parte a la restauración realizada en 2023. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En una de las caras del pedestal se ubica una placa honorífica de piedra, con texto grabado en la misma y fechada en 1929, que rinde homenaje al soldado Girardot. Al leerla, llama la atención inmediatamente que el nombre del temerario esté escrito como Atanacio, con "c" en lugar de "s". El respeto al buen uso del lenguaje castellano en esa época llama a revisar la posible razón de ello. Es difícil acceder a la fe de bautismo original de Atanasio Girardot, la partida de nacimiento es un concepto muy posterior, pues debe recordarse que era la Iglesia Católica la encargada de los registros de los nacimientos desde la colonia, un aporte invaluable de organización y civilización traída desde más allá del Atlántico. El nombre propio Atanasio es la variante en español de un nombre de origen griego, escrito Αθανάσιος en ese idioma y Athanásios en su forma transliteralizada al español. Su significado es "inmortal", extremadamente apropiado.
Placa original del Monumento a Atanasio Girardot, de 1929, ubicada en el pedestal de la estatua. Nótese el nombre borrado en la penúltima línea. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Otro elemento a señalar de esta placa es que la persona autoridad responsable de su construcción ha sido sometida a la versión criolla de la Damnatio memoriae romana imperial, pues en ella se ha borrado sistemáticamente el nombre del administrador correspondiente, en la penúltima línea del mensaje de la placa, seguramente debido a razones políticas, que pretenden, con ingenuidad impregnada de vandalismo y envidia, inútilmente reescribir la historia.
Detalle del bronce de Eloy Palacios, que inmortaliza a Atanasio Girardot en Naguanagua. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Magnifica escultura, en donde se aprecian los pliegues figurados de las vestiduras y de la bandera, y las bien realizadas manos, donde se detallan las falanges y venas. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En relación a la inscripción borrada, dado el año indicado 1929, y desconociendo a qué alcance se refieren las palabras "Monumento erigido bajo la administración del...", en la placa, puede inferirse que tal vez este pudiera ser el presidente de Venezuela, general Juan Vicente Gómez (1857-1935) o el presidente encargado, el abogado y magistrado Juan Bautista Pérez (1869-1952), figura designada por Gómez, para cumplir con la constitucionalidad. Ambos fueron presidentes en 1929. En caso de que el administrador referido lo fuera en lo regional, a lo mejor se refiere a uno de los tres (!) gobernadores de Carabobo que hubo en 1929, a saber, el general José María García, el Dr. Santiago Siso Ruiz o el general Santos Matute Gómez. Todo apunta que el borrado del recuerdo tal vez estaba dirigido a Juan Vicente Gómez, promovido tal vez desde los adversarios comunistas o adecos radicales pero al parecer, el éxito del pretendido vandalismo de la placa del monumento no logró su objetivo.
Es muy difícil la toma de fotografías de la placa y la estatua, debido a la altura del pedestal, cuyo efecto se magnifica debido a la pendiente de la colina en todas las direcciones, que hace perder altura rápidamente al fotógrafo que intenta un encuadre adecuado. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Ante lo difícil que era fotografiar la estatua por su ubicación en altura y debido a la topografía de sus alrededores, esta imagen capturada de su sombra permite apreciar otro aspecto de la misma, dada la colaboración del intenso Sol. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Vista desde la colina del monumento, del valle cruzado por la Autopista Regional del Centro en dirección hacia el Sur. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Los arbustos en el primer plano llegando a la colina, sirven de telón para las montañas circundantes del complejo de la Cordillera de la Costa. Nótense las viviendas al pie de la montaña. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Fotografía con vista hacia el Oeste desde el monumento. Lamentablemente, ninguna de las astas verticales tenía un pabellón que ondeara al viento al momento de la visita, que hubieran humanizado el paisaje, realzando el patriotismo y aportando color. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Muy cerca del pedestal de la estatua, se observa un mojón topográfico, a manera de hito histórico nacional y punto geodésico para marcar la ubicación del sitio, instalado por el Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar, en donde una placa circular de bronce grabada se ha embutido en un pedestal de concreto, de sección cuadrada. La placa tiene la inscripción G.P.S. MONUMENTO GIRARDOT VERTICE N 2002, acompañada de un triángulo equilátero con un círculo pequeño en su interior. Se trata de un vértice de la Red Geocéntrica de Venezuela (REGVEN), la cual es un conjunto de puntos materializados sobre la superficie física terrestre del país, cuyas posiciones temporales están definidas y orientadas en un sistema convencional de coordenadas. Su importancia está dada por la necesidad de tener y ubicar puntos o vértices cuya posición sea conocida con mucha exactitud, por quienes adelanten proyectos de estudios y/o investigaciones que ameriten de información geodésica básica.
Detalle de la placa del vértice REGVEN señalizado en un mojón topográfico, al pie del monumento, en lo alto de la colina. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Llama la atención el contraste que se presenta cuando se compara la precisión de lo indicado en la placa de bronce que marca el hito, con la burda escritura a mano realizada en la superficie superior de ese mojón, en donde se pueden leer (apenas) las inscripciones manuscritas en concreto fresco que indican GPS, REGVEN 2002.
Mojón topográfico que define la ubicación de un vértice de la red geodésica REGVEN, en el monumento. La pretendida precisión de los vértices geodésicos, aunada a la utilización de una placa de bronce adecuada para resistir los elementos y mecánicamente grabada, contrasta con la chapucera indicación de datos relevantes escritos improvisadamente en la superficie del concreto cuando estaba fresco, en una paradoja metrológico-geodésica entre la exactitud requerida de lo técnico y el desvanecimiento de lo efímero. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En la oportunidad de la visita que permitió escribir este artículo, en ningún momento del recorrido el autor se encontró con alguna persona en su camino al ascender desde la carretera. No había deportistas, ni tampoco interesados en el aspecto histórico o cultural del monumento, y eso a pesar de que fue visitado un día sábado en horas de la mañana, con un Sol resplandeciente. Tal vez en otra ocasión haya más suerte.
Fotografía a contraluz de la estatua, bajo un Sol anormalmente intenso, que sofocaba a las comunidades de Naguanagua y Valencia en septiembre de 2023. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Sin embargo, al llegar al pedestal, pudo advertirse en una de sus caras a un insecto grande, de unos 8 cm de longitud, cuya especie aún no se ha podido identificar, parecido a un saltamontes grande de color pardo.
Interesante insecto, de especie que no ha podido ser identificada, ubicado en una cara del pedestal del monumento, recibiendo el anómalamente abrasador Sol que inunda a Naguanagua en septiembre de 2023. Nótense las alas diminutas. Durante toda la visita no se movió en lo absoluto, actitud digna de un guardia de honor, dada la solemnidad del sitio. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
En lo alto de la colina rocosa, la vegetación es de una altura reducida, observándose algunas tunas y plantas con flores en forma de botón de hilos color rosado, de tipo dormidera, con tallos recubiertos de pequeñas espinas dispuestos a darle la bienvenida y acariciar a aquel que pretenda tocar a la planta.
Una bonita flor encontrada en la vegetación que rodea la falda de la colina del monumento. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
El tallo de la flor de la fotografía anterior recubierto de espinas, anunciando el mensaje "se mira pero no se toca" para ser confirmado de la peor forma posible, y que será fijado en roca en la memoria de los incautos transgresores. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
El monumento fue recientemente restaurado, culminando los trabajos en mayo de 2023. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Los restos mortales de Atanasio Girardot descansan en la catedral de Valencia, en la cripta que se ubica debajo de la torre Norte de esa Iglesia, compartiendo la última morada con los restos mortales de los próceres Manuel Cedeño (1780-1821) y Ambrosio Plaza (1791-1821) quienes fueron héroes y mártires de la Batalla de Carabobo, ocurrida en 1821.
Se debe mencionar que Atanasio Girardot era hijo del militar francés Louis Girardot (1752-1816) quien, cuando se firmó el Acta de Independencia de Nueva Granada el 20 de julio de 1810, apoyó la causa separatista. Durante los años 1813-1814, Louis Girardot se unió a las tropas de Simón Bolívar, junto con sus hijos Atanasio y Pedro, resultando ambos muertos en combate. En 1816, luego de que el mariscal Pablo Morillo (1775-1837) El Pacificador iniciara la reconquista de la Nueva Granada, Louis Girardot se retiró a la región de los Llanos de Casanare, acompañando a las tropas patriotas. Louis Girardot es asesinado allí ese mismo año por delincuentes para robarle.
Pablo Morillo, El Pacificador. Fuente: Dibujo del libro Historia Quinto Grado Colombia Nuestra Patria, de H.M.E. - HH Maristas, Editorial Norma, circa 1970.
La familia de Louis Girardot, incluyendo a su esposa Josefa Díaz y a sus hijas fue procesada y condenada al exilio, efectuándose la expropiación de sus bienes. Se puede decir que tuvieron suerte, pues era una parte muy suave de las represalias del Decreto de Guerra a Muerte dictado por Simón Bolívar en 1814, quien ordenó el fusilamiento de casi 900 españoles y criollos monárquicos encarcelados en La Guaira y Caracas, engrosando su número añadiendo hasta los enfermos del hospital de La Guaira, en un evento que hoy sería definido como Crímen de lesa Humanidad.
Este decreto del Libertador es casi único en la historia, pues su crueldad implícita, comparable a la de muchas órdenes de exterminio giradas por tantos militares, reyes o emperadores anteriores en el Viejo Mundo al transcurrir los siglos, se intensifica al estar cuidadosamente concebido y redactado, como ni siquiera posteriormente se atrevieran a escribir el chino Mao Tse-tung (1893-1976), o el soviético Iósif Stalin (1878-1953), los dos más grandes asesinos de la historia por el número de víctimas atribuidas con precisión (al menos 75 millones el primero y 55 millones el segundo). Ellos jamás escribieron en papel una orden escrita de matanza con un alcance tan general y llena de odio sistemático por los semejantes, que en el caso de Bolívar implicaba la sangre de sus ancestros inmediatos y de su difunta esposa. También, en el pasado, ni Alarico ni Atila profirieron nunca tal grito de terror y muerte, y eso que eran profesionales del exterminio.
El Decreto de Guerra a muerte de Bolívar significaba que los españoles y canarios que no participasen activamente en favor de la independencia venezolana se les daría la muerte, mientras que a los que lo hicieran "se les invita a vivir entre nosotros pacíficamente." Además, los americanos serían perdonados, incluso si cooperaban con las autoridades españolas. Esto planteaba el objetivo de comprometer de forma irreversible a los individuos con la revolución.
Para finalizar el autor desea suministrar el siguiente poema inédito, titulado Atanasio Girardot: Eternamente moribundo en la Gloria, concebido por su persona como resultado de la visita al Monumento e inspirado por la memoria del personaje y sus acciones. El poema sigue una estructura de estrofas, alternando cuartetos y tercetos, utilizando una rima consonante, y una métrica regular, empleando la sinalefa en algunas cadencias. Los cuartetos presentan el desarrollo temático, mientras que los tercetos brindan una conclusión o reflexión final.
Atanasio Girardot: Eternamente moribundo en la Gloria
Fabián Robledo Upegui
En la colina de Bárbula, majestuoso se alza,
el Monumento Girardot, una obra sin par.
Atanasio, valiente y audaz, en su honor,
la batalla libró, su vida entregó con ardor.
En el fragor del combate, su espíritu se elevó,
luchando con fervor, por la libertad soñó.
La bala asesina, en ese instante fatal,
no pudo apagar su llama inmortal.
Con la bandera en mano, intentó clavarla al suelo,
símbolo de su lucha, de su pueblo y su anhelo.
En ese gesto heroico quedó inmortalizado,
la valentía y coraje de quien nunca se rindió.
El monumento, testigo de su sacrificio,
hoy se erige imponente, como un tributo preciso.
Nos recuerda que la lucha por la libertad,
requiere valentía y entrega sin igual.
Atanasio Girardot, en nuestra memoria vivirás,
héroe de la batalla que la historia guardará.
En cada visita al monumento, tu espíritu renacerá,
y en nuestro corazón, tu legado perdurará.
El autor, ubicado ante el monumento del prócer, fuente de inspiración para el poema referido. Fotografía de Fabián Robledo, 2023.
Fabián Robledo Upegui.
Septiembre de 2023.
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