Estrategias para un Primer Contacto con una Civilización Extraterrestre Tipo I de Kardashov
Ejemplo del empleo del lenguaje Lincos, propuesto por Hans Freudenthal como lengua lógica universal para la comunicación con una entidad extraterrestre. Fuente: Anfrix.com.
Estrategias para un Primer Contacto con una Civilización Extraterrestre Tipo I de Kardashov
Resumen
En el presente estudio se evalúa desde la racionalidad holística un escenario hipotético de ciencia-ficción pero potencialmente válido consistente en un Primer Contacto comunicativo, tangible y local entre la Humanidad y una Civilización Extraterrestre (CET) correspondiente al Tipo I en la escala de Kardashov, constituida por entidades inteligentes, sociales y sensibles. Se examinan antecedentes de primeros encuentros ocurridos entre culturas terrestres disimilares y sus consecuencias a los fines de establecer analogías, se clasifican las posibles intenciones de la CET en relación a la Humanidad con motivo del encuentro, y se discuten los emergentes problemas astrolingüísticos, socioeconómicos y de defensa preventiva que deberán ser abordados y superados. Se realiza un análisis de planificación estratégica construyendo una matriz FODA con los factores involucrados en el proceso, y a partir de ella se proponen un conjunto de estrategias para la toma asertiva de decisiones en relación al contacto comunicativo tangible. Finalmente, se exploran tres ejercicios preparatorios.
Introducción
Desde tiempo inmemorial
la Humanidad se ha preguntado la razón de su existencia y si la presencia de
seres sensibles e inteligentes es o no privilegio exclusivo del planeta que
habita. Durante siglos ha sido imposible responder a estas interrogantes por tratarse
de preguntas que difícilmente pueden explicarse a través de hipótesis falsables
guiadas por la ciencia, despertando en la Humanidad una gama de temores y esperanzas
ante la posibilidad de un contacto con una civilización inteligente; incluyendo
el choque cultural, la desmoralización científica y la xenofobia en los
primeros, y por otra parte la unificación, sabiduría y posible salvación en las
segundas (Michaud, 2010).
Esta situación ha
cambiado en décadas recientes debido a los avances ocurridos en biología,
química, física, astronomía, ingeniería, procesamiento de señales y teoría de
la información, las cuales conforman hoy parte del corpus interdisciplinar de
la joven ciencia de la astrobiología cuyo objetivo es la detección y el estudio
de vida extraterrestre (elemental o compleja), incluyendo la posibilidad de
encontrar vida extraterrestre inteligente (VEI), entendida como aquella con las
capacidades de interactuar y adaptarse al ambiente, y de tener éxito al
establecer metas (Legg y Hutter, 2007) a lo cual se puede añadir la habilidad
de comunicar estos asuntos a otros (Ashkenazi, 2016).
En relación a la
posibilidad de existencia de VEI, existen actualmente dos posiciones opuestas, una
de ellas se basa en el principio de mediocridad, que emerge sobre la base de
aproximaciones filosóficas, como el concepto de pluralidad de los mundos
planteado en 1584 por G. Bruno (Bruno, 1984) y posteriormente reutilizado por Huygens
en 1670 y Whewell en 1854 (Sagan y Shklovskii, 1981), que asume que la vida y
la inteligencia deberían ser fenómenos comunes en el Universo dado que las
condiciones que han originado su aparición en la Tierra deberían darse también
en una gran cantidad de otros planetas en la galaxia.
El soporte matemático de
esta afirmación lo constituye la ecuación de Drake de 1961, actualizada desde
entonces (Wallenhorst, 1981), que ofrece una estimación cuantitativa del número
de civilizaciones inteligentes susceptibles de producir emisiones
radioeléctricas detectables en la galaxia, la Vía Láctea.
El modelo de Drake se vale
de ciertos parámetros y probabilidades de carácter astrofísico, geológico,
biológico y cultural de compleja y aún imprecisa estimación, pero se ha ido
refinando gracias a los descubrimientos recientes en exoplanetología. Tanto las
probabilidades asignadas como el modelo en su totalidad han sido revisados
adicionalmente por N. Cabrol, considerando las nuevas oportunidades que ofrecen
la astrobiología, las ciencias cognitivas, la teoría de las comunicaciones, la
computación bioneural, el aprendizaje automático y el análisis de macrodatos
(Cabrol, 1981). A esto puede añadirse el modelo de von Hoerner para la estimación
de la distancia probable entre civilizaciones galácticas (Von Hoerner, 1961).
La segunda hipótesis es la de la Tierra rara, anómala o única (Ward y Brownlee, 2003), que sostiene que el surgimiento y la evolución de vida compleja en la Tierra han requerido de una significativa cantidad de eventos astrofísicos, geológicos y químicos muy improbables, lo que coinvertiría a la VEI en un fenómeno muy raro. Esta postura es secundada por la denominada Paradoja de Fermi, enunciada en 1950 por el físico homónimo, que resalta la contradicción presente entre las estimaciones que afirman que habría una alta probabilidad de que existan otras civilizaciones extraterrestres y la ausencia de evidencia tangible de su existencia (DeVito, 2019).
En este contexto ha
surgido el concepto del “gran filtro”, denominación dada al conjunto de
barreras que evitan que la materia inerte experimente abiogénesis y que, superadas
una serie de fases evolutivas, llegue eventualmente a convertirse en una
civilización comparable o superior a la terrestre (Aldous, 2012; Schulze-Makuch
y Bains, 2017).
El economista estadounidense Robin Hanson (n. 1959), fotografiado en 2011, y quien en 1996 propuso el concepto de El Gran Filtro, el cual discute la Paradoja de Fermi y sus implicaciones. Fuente: Wikimedia Commons. Autor: Katja Grace.
La búsqueda de vida
extraterrestre actualmente se lleva a cabo en dos escalas: En la de escala
local se plantea la posible existencia de vida elemental en cuerpos del Sistema
Solar (Marte, Europa, Titán, Encélado o Plutón, por ejemplo) mientras que en la
escala más amplia o interestelar, ciertas iniciativas como la emprendida por el
proyecto SETI se centran en la identificación de entidades complejas de VEI
mediante el análisis del espectro radioeléctrico y óptico. La confirmación del descubrimiento
de VEI representaría un cambio de paradigma para la Humanidad, pues le permitiría
mejorar la percepción de su lugar en el Universo y avanzar en el camino hacia el
entendimiento de su origen y destino. Si se detectara una entidad de VEI
emergería inmediatamente la necesidad de que el contexto fuera enfocado tanto
desde la perspectiva de las ciencias naturales como de las sociales; estas
últimas comprendiendo lo relativo a la interacción y sus consecuencias. Por
consiguiente, es conveniente definir a priori situaciones que cubran las distintas
posibilidades de contacto con una CET para inferir las repercusiones que ello
tendría en la vida y conducta de los habitantes de la Tierra, esto efectuado desde
una perspectiva de ciencia-ficción dura, basada en elementos plausibles que
respeten las leyes físicas y sean consistentes con el comportamiento humano.
Cada una de estas coyunturas se puede plantear como un problema de gestión cuyo
adecuado afrontamiento requiere de la toma estructurada de decisiones que guíen
la actuación de la Humanidad, en particular de sus instituciones
gubernamentales, ante el primer encuentro con una CET.
El presente artículo tiene por
objetivo concebir un escenario de ficción consistente en el contacto local, inminente
y comunicativo entre la Humanidad y una hipotética CET de Tipo I en la escala
de Kardashov constituida por entidades inteligentes, sociales y sensibles, y detectada
con escasa anticipación por los medios de vigilancia astronómica terrestres. Esta
escala creciente logarítmica fue propuesta por el físico soviético N. Kardashov
en 1964 para cuantificar el nivel de desarrollo tecnológico y la capacidad de
dispersión espacial de una CET (Kardashev, 1964), y desde entonces se emplea
habitualmente en proyectos astrobiológicos como SETI (Sagan, 1984; Asimov, 1981)
así como por parte de futurólogos y autores del subgénero duro de la
ciencia-ficción.
Por tratarse de un encuentro local,
se asume que la entidad CET estaría visitando el Sistema Solar, ya sea por
medio de robots sonda equipados con tecnologías de inteligencia artificial y/o mediante
naves espaciales que transportan organismos biológicos vivos.
Se supone que la CET es de Tipo I de Kardashov, es decir, que es capaz de aprovechar toda la energía disponible en un planeta, con un consumo energético en el orden de 4x1012 W (Kardashev, 1964), si bien esta cifra ha sido aumentada posteriormente en varios órdenes de magnitud hasta ubicarse en el rango de 1016 W a 1017 W (Lemarchand, 1994). Una civilización de Tipo II puede gestionar toda la energía de una estrella, y una de Tipo III la de toda una galaxia. El grado de evolución tecnológica asumido para la CET, superior al terrestre (Oliver, 1986) le permitiría efectuar el viaje interestelar necesario para el contacto y facilitaría la presunción de comparabilidad intelectual y fáctica entre esta civilización y la humana, teniendo presente que la civilización terrestre posee actualmente un tipo de Kardashov en el orden de 0.7 según Sagan (Basalla, 2006) y que el grado de evolución cultural es proporcional al consumo energético anual per cápita, como lo establece la ley de White (Kroeber, 1948; Peace, 1993), propuesta por el antropólogo estadounidense Leslie White (1900-1975) y publicada en 1943.
Para la planificación estratégica del
escenario referido se construyó una matriz FODA (Acrónimo de Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) a fin de clasificar las
circunstancias que lo rodean en cuatro aspectos básicos, circunscritos en dos
dimensiones (interna-externa y favorable-desfavorable). La matriz FODA es una
herramienta de la planificación estratégica creada en la década de 1960 por
Humphrey (Pickton y Wright, 1998; Leigh, 2009) y se emplea en gerencia e
ingeniería para coadyuvar en la toma decisiones asociadas a la gestión de
proyectos y procesos. Por una parte los factores internos consisten en las Fortalezas
y Debilidades de la civilización humana con ocasión del encuentro con la CET, y
por otra los factores externos son las Oportunidades y Amenazas que la
interacción con la CET podría implicar para la Humanidad. La valoración de los
cuatro aspectos mencionados permite diseñar estrategias viables las cuales, maximizando
las oportunidades sobre la base de las fortalezas y minimizando las amenazas
mediante el control discrecional de las debilidades, faciliten la conducción del
proceso comunicativo Humanidad-CET.
Como parte de la construcción de este escenario de ciencia-ficción se precisa la concepción de una breve taxonomía de las posibles intenciones de la CET en su visita. Una vez categorizados todos los aspectos, sopesando sus relaciones y precedencias, se propone un conjunto de estrategias elaboradas para hacer frente a un Primer Contacto entre la Humanidad y una CET. Existen antecedentes de este tipo de estudios holísticos realizados para la toma de decisiones políticas durante un contacto extraterrestre, pudiendo referir el estudio de Michaud (Michaud, 2003), pero en la presente investigación se empleará el enfoque FODA descrito.
Antecedentes terrestres de Primer Contacto
Dado el objetivo planteado en la sección anterior, es conveniente calificar este escenario hipotético como lo que en antropología se denomina “Primer Contacto” esto es, se trata de un encuentro entre dos civilizaciones que previamente no se conocían y que se han presentado entre sí con sorpresa (Lutz, 2011), siendo una de ellas la terrestre y la otra una CET perteneciente a un tipo de Kardashov más avanzado que el de la Humanidad (0.7 contra 1.0).
Careciendo de ejemplos más aproximados y a efectos de identificar las posibles circunstancias que rodearían al encuentro sobre la base de la analogía, es relevante señalar algunos antecedentes históricos de primeros contactos similares ocurridos entre culturas terrestres en los que una comunidad tecnológicamente avanzada e impulsada por la voluntad exploratoria se topa inesperadamente con otra de carácter protohistórico, produciéndose un desequilibrio de poder que por lo general favorece inicialmente a la primera en la interacción subsiguiente, aunque en múltiples casos también a la segunda, si bien en una escala de tiempo mayor, pudiendo mencionarse entre los de mayor renombre al Primer Contacto ocurrido entre la Monarquía Española y los Pueblos Primeros de América a partir de 1492, o entre los Europeos y los Aborígenes Australianos en 1788.
Por su sencillez, para esta parte del estudio se consideraron las premisas establecidas en 1877 por el antropólogo estadounidense Lewis Morgan (Morgan, 2019), quien propuso la existencia de un vínculo fundamental entre el progreso social y el tecnológico, y presentó tres niveles de desarrollo principales delimitándolos mediante hitos tecnológicos en orden ascendente de complejidad, comenzando con el empleo del fuego, el arco y la alfarería en un Nivel 1 (Salvajismo), siguiendo con el dominio de la agricultura, la domesticación de animales y la metalurgia en un Nivel 2 (Barbarie) y terminando con el diseño de un sistema de escritura para el Nivel 3 (Civilización), el más avanzado.
En base a lo expuesto, se diseñó la Tabla 1, donde se esquematizan algunos ejemplos selectos de primeros contactos interculturales terrestres, siendo A y B las dos culturas o comunidades que se encuentran. Se refieren allí los períodos aproximados de la interacción y las consecuencias significativas para cada una de las entidades involucradas A y B, a tener en cuenta como analogía para el posterior análisis del escenario en el caso del encuentro de la Humanidad con la CET. En la primera columna de la Tabla 1 se indica entre paréntesis el número del nivel en la escala de Morgan alcanzado por cada cultura A o B.
Tabla 1. Consecuencias del Primer
Contacto entre algunas culturas.
Culturas A y B
|
Período
|
Consecuencias para A
|
Consecuencias para B
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A: Romanos (3).
B: Britanos (2). |
43-84 d.C.
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Invasión y colonización. Obtención de
riquezas minerales, territorio y esclavos.
|
Sincretismo cultural. Diglosia. Adopción de
la ciudadanía romana y movimientos migratorios.
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A: Vikingos (2).
B: Beothuk (1). |
s. X-XI
|
Intercambio de pieles y alimentos. Enfrentamientos
con los nativos. Retirada indiferente.
|
Intrascendencia del contacto.
|
A: Españoles (3).
B: Aborígenes canarios (2). |
s. XV
|
Conquista y colonización.
Expansión política y comercial. |
Sometimiento y aculturación, introducción
de enfermedades, animales y cultivos exóticos. Extinción.
|
A: Españoles (3).
B: Mayas (3), Aztecas (2), Incas (2). |
1511-1697
1519-1700 1532-1572 |
Conquista y colonización. Obtención de
riquezas minerales, territorio y siervos. Mestizaje. Expansión del comercio
intercontinental.
|
Incorporación a la Monarquía Española.
Sincretismo cultural. Conversión religiosa y sustitución lingüística.
Catástrofe demográfica y epidémica.
|
A: Portugueses (3).
B: Africanos (2) |
s. XVI-XIX
|
Trata de esclavos, con compra a los
mercaderes locales. Establecimiento de puertos en ubicaciones estratégicas
para el comercio y la navegación.
|
Esclavitud. Migración forzada a través de
redes atlánticas de tráfico humano. Escaramuzas esporádicas.
|
A: Británicos (3).
B: Indios (3). |
1757-1947
|
Obtención de recursos naturales y mano de
obra. Expansión política, económica y cultural.
|
Suzeranía. Adopción de la democracia
parlamentaria y el Common Law,
desarrollo económico y tecnológico. Diglosia.
|
A: Británicos (3).
B: Aborígenes oceánicos (1). |
1768-1779
|
Descubrimiento de rutas marítimas. Estudios
cartográficos, biológicos, astronómicos y etnográficos.
|
Hostilidades, con eventual expulsión de los
británicos. Despoblación gradual por diversas causas.
|
A: Bóeres (3).
B: Británicos (3), Zulúes (1) |
1837-1897
|
Conquista y colonización. Obtención de
riquezas minerales y territorio. Conflictos armados internos.
|
Pérdida de su independencia. Abolición de
la esclavitud. Segregación racial negativa. Acogida de trabajadores
asiáticos.
|
Las culturas A son las que en cada oportunidad aplicaron el mayor esfuerzo de exploración, que en el nuevo caso de estudio podrían asociarse a la CET dado que serían los visitantes, presuntamente superiores en tecnología, pues al menos dominan el viaje espacial interestelar de larga duración, cuestión que aún le es prohibitiva de alcanzar a la Humanidad, salvo por las cinco sondas robóticas espaciales enviadas por la NASA: Pioneer X, Pioneer XI (lanzadas en 1972 y 1973, respectivamente), Voyager I, Voyager II (lanzadas en 1977) y New Horizons (lanzada en 2006) , las cuales han dejado el Sistema Solar, rumbo a las estrellas luego de explorar los planetas exteriores.
Se perciben ciertas semejanzas entre la mencionada clasificación de Morgan, aplicable a las culturas humanas y conocida como el poco sensible nombre de “Sistema de Tres Etapas”, que en su momento fueron consideradas como “Salvajismo”, “Barbarie” y “Civilización”, y la clasificación postulada por Kardashov para las CET ("Planetaria", "Estelar" y "Galáctica"), guardando las distancias en cuanto a los cambios en orden de magnitud al pasar de un tipo a otro. El análisis de las consecuencias para la entidad B permite calibrar la importancia de los aspectos de debilidades y amenazas en la matriz FODA por concebir para el encuentro con una CET, a los fines de establecer estrategias convenientes con el objetivo de contrarrestarlos.
La Tabla 1 alerta sobre los peligros del encuentro entre civilizaciones con marcada diferencia tecnológica, motivado a la inherente naturaleza depredadora humana, heredada del proceso biológico evolutivo y cultural que permitió la supervivencia de la especie, en la cual la apropiación de los recursos suele ser uno de los principales elementos impulsadores del proceso de exploración. No hay manera de conocer a priori la intenciones de la CET en su posible relación con la Humanidad, pero puede construirse un escenario que intente clasificar a las mismas a los fines de establecer planes de acción en caso de ocurrir el proceso de interacción emergente hipotético señalado, que hoy se plantea desde la ciencia-ficción, pero cuyo paso a una realidad efectiva no es descartable en un futuro, tal vez próximo.
Clasificación de intenciones de la CET en su relación con la Humanidad
Las civilizaciones humanas se han extendido en la Tierra por diversos medios, que incluyen la colonización, la invasión de territorios, la conversión religiosa y la expansión comercial, y su propagación ha sido facilitada por la introducción de la agricultura y la escritura, transmitida a su vez a los pueblos que desconocían estas técnicas. En general, una civilización típicamente se difunde mediante el poder que le otorgan el dominio técnico, la posesión de recursos y la complejidad de su organización social. En múltiples ocasiones los pueblos terrestres se adaptan al comportamiento de otras civilizaciones luego de la interacción correspondiente, que generalmente ha implicado las etapas de guerra, conquista y asimilación; en ciertos casos la adaptación es voluntaria, como se observa en la reciente transculturación gradual y pacífica de ciertos grupos aborígenes al emplear tecnologías del mundo occidental moderno, pudiendo comentar como ejemplo el mercadeo de mineral tanzanita por parte de la etnia Masái en la región de Manyara, Tanzania (McCabe, Leslie y Davis , 2020), sitio del único yacimiento mundial conocido de ese raro mineral semiprecioso de color azul-violeta, adecuado para la industria de la gemología, y en donde los mencionados habitantes se sirven de herramientas contemporáneas exógenas como calculadoras y computadoras las cuales emplean al realizar sus actividades comerciales en relación a las muestras mineral que buscan y encuentran; pudiendo señalar que este tipo de minería la ha convertido en una posible gema de conflicto (Schroeder, 2010), con las perjudiciales consecuencias sociales que ello implica.
Respecto a un hipotético encuentro terrestre con una CET, se deben asumir ciertas características posibles de la CET y sus constituyentes para completar el escenario preventivo de Primer Contacto comunicativo. Para ello se supondrá que las entidades que conforman la CET son seres individuales, basados en una vida biológica soportada por el sistema carbono-oxígeno (ante la dificultad que representa la conceptualización de vida sustentada en otros elementos, como por ejemplo el silicio) y dotados de inteligencia, lo cual involucra la posesión de la capacidad cognitiva pertinente. Adicionalmente se asume que la CET es de tipo social, por lo que las acciones de sus miembros están coordinadas gracias a alguna forma de comportamiento colectivo, así como también se trata de una civilización tecnológica (alcanzando el Tipo I de Kardashov). Igualmente se presume que la CET está constituida por entes sensibles, que como parte de su evolución han desarrollado un código de conducta. En este sentido será trascendental para el Hombre conocer si la ética, la moral y los valores de la Humanidad tienen elementos de correspondencia con los de la CET, ya que le esclarecería el ansiado carácter universal de los mismos.
En virtud de lo señalado en la sección anterior para las interacciones entre comunidades terrestres, se pueden conjeturar las siguientes motivaciones de la CET para realizar su proceso de paso o visita al Sistema Solar y en particular a la Tierra:
- El comercio interestelar, asociado a la búsqueda de recursos.
- La investigación científica o el descubrimiento.
- El altruismo supervisorio o la filantropía hacia la civilización terrestre.
- El establecimiento de una base de operaciones en el Sistema Solar.
- La solicitud de asilo o ayuda a la civilización terrestre, por razón de un accidente, desastre o persecución ocurrida a la CET.
- La ansiedad existencial.
- La conquista o asimilación de la civilización terrestre.
- La aniquilación de la civilización terrestre.
Dicho sucintamente, la CET visitante podría tener una extensa gama de intenciones dependientes su grado de hostilidad, curiosidad e improvisación del encuentro, siendo algunas esperanzadoras y deseables, y otras amenazadoras e inquietantes. El amplio espectro de combinaciones y la incertidumbre sobre el momento exacto del contacto estimula la realización inmediata de esta planificación estratégica FODA, con el fin de tratar de dar una respuesta apropiada que permita obtener los mayores beneficios posibles (o bien los menores detrimentos, según sea el caso). Para construir una matriz FODA se requiere primero establecer ciertas condiciones para el escenario del encuentro.
Condiciones del escenario del Primer Contacto
El escenario planteado asume que se
produce un encuentro inminente entre la Humanidad y la CET, es decir, en los
actuales momentos. Si se dilatara en el tiempo, la brecha cultural y
tecnológica entre ambas probablemente disminuiría, sobre todo si se contempla
el crecimiento acelerado (y en ocasiones exponencial) de las capacidades de la
civilización terrestre en los ámbitos informático, comunicacional, industrial,
biológico/genético y social.
También se presume que el contacto se
produce localmente, ya sea en la superficie de la Tierra o en una órbita
terrestre cercana, siendo particularmente de interés los puntos de libración (o
de Lagrange) L1 y L2 del sistema Tierra-Luna (soluciones estables del problema
restringido de los tres cuerpos, de la mecánica clásica), debido a la
estabilidad que ofrecen a propósito de la instalación de ingenios espaciales en
orbitas estables, adecuados para el monitoreo remoto de las actividades
terrestres por parte de la CET (Kemble, 2003).
En el ámbito diplomático, sería
apropiado seleccionar una entidad única de representación de la Humanidad para
la interacción inicial con la CET, pudiendo sugerirse que esté conformada por
los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por una delegación
de los grupos regionales de la ONU o de las principales organizaciones
supranacionales, tales como la Unión Europea y la Liga Árabe.
Dependiendo de las dimensiones
físicas de los seres biológicos de la CET y de su sistema sensorial (vale decir,
sus equivalentes de percepción análogos a la vista, oído y tacto, si los hubiera),
asumidos comparables a los de los seres humanos al menos en orden de magnitud y
solo a los efectos de planificación inicial, deberá presentarse una propuesta
de comunicación desde la astrolingüística, extrapolando que la CET tiene que
ser comunicativa por extensión universal de los axiomas de la comunicación
humana (Watzlawick, Beavin y Jackson, 2007; Ray, 2007). En este sentido podría usarse
la lengua construida a priori de tipo lógico denominada Lincos, creada en 1960
por H. Freudenthal, de manera que pueda ser entendida por una entidad no
familiarizada con la sintaxis de las lenguas humanas (DeVito y Oehrle. 1990; De
Vito, 1992). Las estructuras gramaticales de esta lengua Lincos carecen de
ambigüedad intrínseca y no se basan en otras ya existentes, sino que se elaboran
con el propósito específico de la comunicación con una CET. A esto se puede
agregar que el empleo de una lengua lógica se justifica como prerrogativa
inicial debido a lo planteado por N. Chomsky, quien formuló una controversial teoría
acerca de la existencia de una gramática universal en las lenguas humanas
predeterminada genéticamente, sosteniendo que sería virtualmente imposible para
un humano aprender una lengua alienígena puesto que es altamente probable que esta
no concuerde con la gramática universal genética (Hauser, Chomsky y Fitch, 2002).
Hans Freudenthal (1905-1990), matemático alemán-neerlandés, fotografíado en 1957, quien inventó Lincos, un lenguaje artificial que debería hacer viable la comunicación con una CET. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de L. H. Hofland.
Entonces habría que abocarse al
estudio de la lengua por la vía del aprendizaje asociativo y progresivo de
conceptos abstractos elementales de las matemáticas y la astronomía, cuyo
entendimiento presumiblemente necesitó la CET para la realización de su viaje
interestelar, y la objetividad y precisión características de las lenguas
lógicas las sitúa en una posición privilegiada en el proceso de selección del
código para la interlocución Humanidad-CET. Nociones como la ubicación en un
contexto espaciotemporal o el empleo de la tercera persona gramatical, entre
otras, pudieran ser tan absolutamente distintas para la CET que las lenguas
humanas no proporcionarían un adecuado soporte para la comunicación.
Se supone que las entidades representativas de la CET son seres biológicos, posiblemente mejorados con alguna clase de programación de inteligencia artificial (IA) (Rood y Trefil, 1981) contenida en medios ya sea biológicos o electrónicos (Stonier, 1988). En cualquier caso, se asume que procesos de evolución darwiniana, cultural y científica le han permitido a la CET adquirir la inteligencia y los conocimientos suficientes para emprender el viaje interestelar y completar la comunicación con otras civilizaciones con un tipo de Kardashov comparable (McConnell, 2001).
Matriz FODA en relación a un Primer Contacto Humanidad-CET
En el modelo FODA de planificación
estratégica los factores internos incluyen las Fortalezas y Debilidades propias,
y los factores externos incluyen las Oportunidades y Amenazas que ofrece el
escenario, como se ilustra en la Figura 1. FODA es el acrónimo en español
construido con las iniciales de los factores internos y externos, que en inglés
suele ponerse en un orden distinto escribiéndose como “SWOT”. A continuación se
presentan los factores que se estima que emergerían en el hipotético escenario
donde el proceso a evaluar es el encuentro de la Humanidad con la CET con
ocasión de un Primer Contacto. Para su elaboración se han tomado en
consideración las premisas de las secciones anteriores, incluyendo los
antecedentes señalados.
Factores internos: Fortalezas
En relación a las fortalezas de la civilización terrestre, el estudio faculta plantear las siguientes cinco principales:
- Los recursos presentes en el planeta Tierra a disposición de la Humanidad, que incluyen los recursos minerales, los asociados a la biodiversidad y los relativos al acervo genético humano y por extensión del resto de los seres vivos, según el sistema filogenético de tres dominios de Woese: Bacteria, Archaea y Eukarya (Woese, Kandler y Wheelis, 1990).
- La base de conocimientos acumulados en ciencias básicas, ciencias aplicadas y tecnología, además de disciplinas como la lógica y la matemática; y las relacionadas con las humanidades y ciencias sociales, como economía, filosofía y ciencias de la comunicación.
- La experiencia diplomática de la especie humana en la resolución pacífica de conflictos y la negociación de acuerdos internacionales de cooperación política, económica y de seguridad.
- La experiencia de la Humanidad en la transferencia e intercambio de bienes y servicios, el comercio motor que ha impulsado el desarrollo material e intelectual de la civilización, ahora bajo el supuesto de una posible inmersión en un mercado comercial de escala interestelar.
- Los sistemas de defensa de las naciones terrestres, que adecuadamente coordinados y gestionados bajo un criterio de interoperabilidad, representarían un elemento de disuasión fáctica en caso de que la CET presente actitudes hostiles, y servirían como defensa eficaz ante una eventual situación de escaramuzas o guerra. Estos sistemas se apoyan fundamentalmente en el uso de tropas activas, de reserva y paramilitares, el armamento convencional, los medios de reconocimiento, alerta temprana, guerra electrónica y cibernética e inteligencia de señales, además de los arsenales de armas NBQ-R (de destrucción masiva o “armas del terror”) de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (y otros países), a lo que hay que añadir los conocimientos humanos en estrategia y táctica militar, como triste legado de miles de años de aplicación continua en los conflictos bélicos terrestres.
Factores internos: Debilidades
En cuanto a las debilidades de la civilización terrestre, el análisis arrojó las ocho siguientes:
- Las asociadas a una posible diferencia significativa en la escala (dimensiones físicas) de los entes de la CET y los humanos, que coloquen a estos últimos en desventaja. Cabe destacar que el tamaño de los miembros de la CET estaría vinculado al valor de la aceleración de gravedad en la superficie de su planeta de origen, así como también a sus coeficientes de encefalización (EQ) puesto que, si se supone que poseen un órgano de control centralizado análogo al cerebro de los vertebrados terrestres, su tamaño y masa corporal deben estar en proporción con respecto a los de ese órgano, aunque esto también dependería del grado de miniaturización tecnológica que hayan podido alcanzar, en el supuesto de que aumentaran artificialmente su inteligencia, en caso de poseer una tecnología para ello.
- Las debidas a una sensorialidad diferente de la humana, pudiendo imaginarse que los sentidos de las entidades CET serían al menos en parte distintos a los de la Humanidad y estarían en condiciones de incluir posibles capacidades adicionales de percepción, como se ha apreciado en animales terrestres, entre ellos ciertos peces (línea lateral), ofidios (visión térmica), algunas aves (visión UV y navegación por orientación magnética), cetáceos y quirópteros (ecolocalización). Sin embargo, esta incompatibilidad podría ser contrarrestada por los amplios recursos humanos computacionales destinados a la detección y procesamiento de señales emitidas en los espectros electromagnético y acústico extendidos, que podrían emplear los entes de la CET para comunicarse.
- Las ligadas a la desconfianza política y social hacia los gestores del encuentro, pues desde el momento en que se anuncie la inminencia de un Primer Contacto pudiera emerger una ola de rumores locales que desestabilicen a las instituciones terrestres, propagando información perjudicial para la seguridad humana y en donde el papel de los medios de comunicación y las redes sociales será crucial, dado el carácter posmoderno al que se dirige la sociedad actual, a lo que hay que añadir que si el contacto se realiza en una nación específica su gobierno podría pretender gestionarlo en solitario, con consecuencias globales probablemente adversas.
- La rivalidad entre facciones geopolíticas o ideológicas terrestres, que podría desembocar en una lucha (escaramuzas, guerra limitada o incluso total) por tratar de obtener el favor de la CET para ir en contra de las otras facciones o sacar mayores beneficios del contacto; un aspecto particularmente peligroso es que inevitablemente la CET pasaría a ser considerada como aliada o enemiga por las diversas facciones, posibilitando su incorporación al escenario bélico con consecuencias muy perjudiciales. Un ejemplo histórico terrestre lo constituyen las alianzas de Hernán Cortés con diversas tribus como los Tlaxcaltecas, en su lucha en común contra los dominantes Mexicas (llamados Aztecas en la historiografía tradicional), durante la conquista española de lo que hoy es México.
- El encuentro con una CET podría generar un brote de fundamentalismo religioso, concretamente estimulando a ciertos seguidores radicales de las religiones y sectas apocalípticas a interpretar el arribo de la CET como una señal congruente con ciertas profecía históricas recogidas en los libros sagrados de las correspondientes religiones, sumiéndolos en una crisis existencial y dando pie al inicio de acciones antisociales de motivación confesional y de tipo “Fin del Mundo”.
- La posible insuficiencia inmunológica, pues no es descartable que los sistemas inmunológicos terrestres (incluyendo el humano) estén inermes ante potenciales patógenos traídos por la CET. No es descartable que la vida de la CET sea muy distinta a la humana en sus características fundamentales aun cuando estuviera basada en el sistema carbono-oxígeno, considerando que pudiera darse una actividad óptica anómala en aminoácidos, sacáridos, ADN (o lo que cumpliera sus funciones genéticas análogas en la CET), que implique la síntesis de proteínas y enzimas isómeras totalmente distintas a las que están asociadas a la especie humana); potenciales patógenos a los cuales la CET tendría inmunidad y le serían inofensivos, pero que pudieran ser perjudiciales para los humanos.
- La probable inferioridad tecnológica y militar de la Humanidad al ser visitada por una CET de tipo I, superior al suyo. Esta presunción no es más que una extrapolación de la Ley de White a un contexto militar, y supone una gran desventaja en la medida en que no se conoce a qué tipos de armamento, estrategia y táctica militar podría recurrir la CET, y si esta tiene o no algún tipo de moderador moral en su aplicación.
- Las condiciones actuales de cuarentena y vulnerabilidad viral, económica y social, pues dado que se ha asumido que el escenario planteado se trataría de un encuentro inminente, se estima que las restricciones vigentes aplicadas a la movilidad, a la producción de bienes y servicios y al desarrollo económico en general, suscitadas por la pandemia debida al SARS-CoV-2, representarían un gran obstáculo para actuar apropiadamente frente al contacto, especialmente si este es hostil.
Factores externos: Oportunidades
Como oportunidades que pudieran
surgir para la humanidad a raíz del encuentro pueden plantearse las siguientes
seis, asumiendo que la actitud de la CET no es hostil:
- Comercio, pues se iniciaría una nueva etapa en el desarrollo del comercio mundial, al intercambiar bienes y servicios terrestres con la CET, además de procedimientos industriales y mercantiles. A este respecto sería recomendable la concepción de una política monetaria común que facilite las transacciones.
- Cooperación, efectuada entre la civilización terrestre y la CET para superar desafíos energéticos, demográficos, climáticos y de seguridad, velando por intereses comunes y por el progreso expansivo de ambas civilizaciones, a lo que podría agregarse la colaboración intelectual y científica a los fines de afrontar profundos problemas lógico-matemáticos v.g. las limitaciones de indecidibilidad que impone el teorema de Gödel para sistemas matemáticos cerrados (Gödel, 1992), computacionales v.g. el análisis de sistemas dinámicos no lineales como los caóticos, físicos v.g. verificación de la validez de algunas leyes y constantes físicas más allá del Sistema Solar, dando oportunidad de respaldar ciertas hipótesis v.g. la presentada sobre la posible variabilidad de la constante gravitacional con la distancia (Falcón, 2014) y sobre todo los desafíos humanitarios, tales como la desnutrición, las enfermedades y los asociados a la contaminación.
- Intercambio cultural, en el cual la Humanidad podría compartir su legado material, técnico y cultural con la CET al igual que esta última proporcionaría sus equivalentes, siendo relevante en el ámbito humanístico el análisis de la cultura CET, con énfasis en su exosociobiología, para conocer sus relaciones intraespecíficas (incorporando los posibles aspectos jurídicos) y en su exoetología, para interpretar su comportamiento, lo que facilitará la comparación de sus sociedades con las humanas y comprobar la posible universalidad de algunos axiomas de los códigos éticos y morales terrestres.
- Trascendencia interestelar, enfocada desde la perspectiva de la construcción humana de ingenios espaciales capaces de emprender viajes interestelares como resultado de la interacción con la CET, posibilitando la entrada de la Humanidad a un nuevo estado de civilización avanzada (aumentando varias décimas su valor actual de 0.7 en la escala de Kardashov), integrable dentro de una red sideral de civilizaciones similares, si la hubiere.
- Madurez política global, despertando la necesidad de crear una auténtica unión supranacional terrestre superando las diferencias ideológicas y los nacionalismos, permitiendo que la Tierra sea considerada como un Estado único a los efectos de la presunta red interestelar mencionada. Se trataría de una genuina globalización, y sin importar si la CET da signos pacíficos u hostiles, sería la forma más práctica de estar en condiciones de competir (o combatir) con ella.
- Revelación existencial, en el improbable pero no descartable caso de que las entidades de la CET demuestren que guardan alguna relación con lo revelado en los textos sagrados de las religiones monoteístas u orientales, o con las narraciones mitológicas de las civilizaciones terrestres antiguas y/o con algunos objetos antiguos terrestres (Von Däniken, 1999; Vakoch, 2014).
Factores externos: Amenazas
- Aniquilación, siendo posible en caso de que la intención de la CET esté dirigida a prescindir de cualquier competencia por los recursos terrestres o del Sistema Solar, o bien debida a que la CET considere que la inteligencia humana no es adecuada para el desarrollo sostenible de la vida en la Tierra y la interprete como un elemento perjudicial a erradicar. Esta posibilidad estaría condicionada por las capacidades de guerra expedicionaria de la CET visitante, de modo que su éxito dependería de su proyección de poder y de la preparación humana para contrarrestar ese escenario.
- Conquista y colonización, panoramas en los cuales la CET no pretende el exterminio pero sí la conquista de la Tierra con el propósito de apropiarse de los recursos terrestres, colonizarla o imponer alguna forma de vasallaje o suzeranía, modificando radicalmente las estructuras políticas terrestres para someter a la Humanidad ante la potencia imperialista exoplanetaria. Esta condición produciría una transculturación paulatina, adaptando las costumbres humanas a la nueva coyuntura, y probablemente desembocaría en la aculturación de la especie humana, que correría el riesgo de perder su identidad original, pudiendo homologarse este proceso con varios de los antecedentes terrestres descritos en la sección correspondiente, en particular los relacionados con la interacción de los europeos con los aborígenes.
- Abducción, en donde la CET pretende recolectar ejemplares o muestras de organismos vivos terrestres, incluyendo humanos, para fines diversos como la investigación anatómica o genética (Bryan, 1995).
- Contagio y contaminación, la exposición de la Humanidad y de toda la vida terrestre a agentes etiológicos desconocidos a causa de la interacción con la CET, pudiendo ocasionar graves daños ecológicos y enfermedades con alcance de pandemia si no se dispone inicialmente de los medios terapéuticos para contener y contrarrestar la amenaza (Hoyle y Wickramasinghe, 1979). Se subraya que este contagio pudiera ser accidental, sobre todo si las entidades de la CET son inmunes a los patógenos; una analogía histórica terrestre consistió en el transporte en los Siglos XV y XVI de la sífilis originada en América hacia Europa, y de la viruela en sentido contrario, en los tiempos de la conquista del Nuevo Mundo por parte de la Monarquía Española.
- Crisis económica global, en el supuesto de que el conocimiento público del arribo inminente de una entidad CET afecte perjudicialmente a los mercados bursátiles, pudiendo concebir el caso de que la CET compartiera tecnologías que repentinamente dejaran obsoletas a algunas de las que se emplean en la Tierra, originando un impacto económico inmediato debido a la afectación de las cadenas de producción mundial. Por ello sería conveniente la aplicación de aranceles (o equivalentes) para proteger a los mercados terrestres de la interferencia extraterrestre.
- Guerra interestelar, en donde la interacción con la CET pudiera representar el riesgo de involucrar a la Humanidad en una guerra entre terceros, suponiendo que la CET se encontrara en un estado beligerante con otra CET distinta (u otra facción de la misma CET); este fenómeno conocido como “guerra subsidiaria” ha sido muy común en la Tierra desde el Siglo XX, abarcando a muchos de los conflictos derivados del período postcolonial y la Guerra Fría, y no se puede descartar que las hostilidades entre distintas CET presenten características similares.
Estrategias para la interacción Humanidad-CET
A partir del análisis de los factores internos y externos de la matriz FODA analizados en las secciones anteriores se diseñaron seis estrategias de planificación que pretenden maximizar las oportunidades en la interacción con la CET sobre la base del aprovechamiento de las fortalezas humanas, y que minimizan las amenazas a través de la mitigación de las debilidades de la civilización terrestre con ocasión del Primer Contacto supuesto. Estas estrategias se describen a continuación:
- Potenciación de los medios de alerta temprana espacial, desarrollando y expandiendo las capacidades de las redes de vigilancia radioastronómica y óptica, que incluyen la Red de Espacio Profundo (DSN) y las de tipo Spaceguard, con el fin de detectar un vehículo espacial portador de entidades CET con la mayor anticipación posible incrementando el tiempo de reacción.
- Elaboración de un tratado internacional de alcance mundial sobre la gestión transparente y segura del contacto con una CET, en coordinación con la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS, adscrita a la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior), por ser este el órgano responsable de la creación del marco legal espacial vigente. El tratado regularía aspectos como los posibles intercambios económicos con la CET y la divulgación mediática de información sensible, entre otros aspectos relevantes.
- En relación a la defensa, el establecimiento de un componente de salvaguardia espacial dentro de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas que supervise las medidas de seguridad tomadas por las naciones, en particular con respecto al despliegue preventivo de armas de destrucción masiva, y centralice los esfuerzos armamentísticos defensivos de la Humanidad, ante un posible estado de escaramuzas, guerra limitada o guerra termonuclear con la CET.
- Selección de la entidad diplomática que representaría los intereses de la civilización terrestre durante el Primer Contacto, con una adecuada proporcionalidad de representación geográfica, política y étnica de los pueblos terrestres.
- Formulación de un protocolo comunicacional para su aplicación en el encuentro, en donde entre otras iniciativas que sugieran los especialistas podría considerarse el empleo de la lengua Lincos señalada, que enfoca la interacción desde una perspectiva abstracta, lógica-matemática.
- Contemplar la disposición de una estrategia alternativa de discreción o aislacionismo (comparable a la que algunas naciones terrestres mantuvieron durante el Siglo XIX y la parte inicial del Siglo XX) que trate de evitar o minimizar la interacción con la CET, en caso de que se determine con evidencia que el contacto pueda tener efectos adversos para la especie humana o la Tierra en general.
Tres ejercicios preparatorios para analizar: La señal Wow! y los objetos 1I/ʻOumuamua y 2020 SO
Si bien hasta ahora no se ha
producido evidencia tangible firme de ningún contacto con una CET (ni siquiera
se ha descubierto vida a nivel elemental fuera de la Tierra), en los últimos
años han ocurrido ciertos eventos que bien pudieran tomarse como ejercicios
preparatorios para evaluar a partir de ahora los eventuales protocolos de
reacción diseñados para gestionar técnica y socialmente un Primer Contacto con
elementos de una hipotética CET, pudiendo mencionar entre ellos a la señal de
microondas Wow! de 1977, al objeto interestelar ʻOumuamua de 2017 y al objeto
NEO 2020 SO de 2020.
La señal Wow! fue una emisión de
microondas de banda estrecha recibida el 15 de agosto de 1977 por el radiotelescopio
Big Ear de la Universidad Estatal de Ohio y descubierta por J. Ehman,
proveniente de la dirección de la constelación de Sagitario (Wheeler, 2014). Sus
principales atributos fueron su intensidad, unas 30 desviaciones estándar
superior a la del ruido de fondo, y su frecuencia ubicada en torno a 1420,4 MHz
que corresponde a la línea del hidrógeno, una de las frecuencias consideradas
como preferidas para la comunicación extraterrestre dada su universalidad
física y la relativa transparencia de la atmósfera terrestre. De onda continua
(no le ha sido detectada modulación), su ancho de banda fue de menos de 10 kHz
y su ventana de duración de 72 s, siendo detectada en una sola ocasión. Aunque aún
haya controversia, no se ha descartado aún por completo que esta señal pudiera
tener un origen extraterrestre y haber sido emitida por seres inteligentes.
Por su parte, 1I/ʻOumuamua es el primer objeto interestelar detectado que atraviesa el Sistema Solar en órbita hiperbólica, descubierto el 19 de octubre de 2017 por el físico canadiense Robert Weryk (n. 1981) mediante el telescopio Pan-STARRS1 del Observatorio de Haleakala, en Hawái (Feng y Jones. 2018). Proviene de la dirección de la estrella Vega, en la Constelación de Lira. El objeto es interesante por su forma anómala, pues su curva de luz y otras mediciones indican que posee un tamaño de entre 100 y 1000 m de largo y entre 35 y 167 m de ancho, similar a un elipsoide muy prolato (Katz, 2018). Se ha declarado que su origen es exclusivamente natural, posiblemente ocurrido en la nube de Oort. Aunque el Instituto SETI no detectó emisiones de radio provenientes del objeto, se ha planteado la posibilidad de que fuera una delgada vela solar artificial a raíz de su aceleración anómala, muy diferente de la observada en cometas y asteroides (Bialy y Loeb, 2018). Estos análisis son cruciales para identificar (o descartar) objetos de diseño inteligente.
Impresión artística de 1I/ʻOumuamua, el primer objeto interestelar conocido que atravezó el Sistema Solar, en órbita hiperbólica. Nótese la peculiar forma de un cilindro alargado, el cual rota, inferida a partir de la curva de luz del objeto, el cual se detecta simplemente como un píxel, dado su pequeño tamaño y las grandes distancias involucradas. Fuente: Wikimedia Commons. Autor: ESO/M. Kornmesser, Nagualdesign.
En cuanto a 2020 SO, según la información de dominio público suministrada en portales de la NASA, 2020 SO fue descubierto el 17 de julio de 2020 por el telescopio Pan-STARRS1 del Observatorio Haleakala. Es un objeto que se aproxima a la Tierra, donde ha sido capturado temporalmente al entrar en la esfera de Roche del planeta, y su trayectoria nominal indica que posee una órbita muy sintonizada con la terrestre, entrando por el punto exterior L2 de Lagrange y saliendo por el punto L1 del sistema Tierra-Luna. Durante su órbita geocéntrica temporal tuvo un perigeo de unos 50000 km. Su relativamente baja velocidad y su órbita tan parecida a la de la Tierra permitieron suponer inicialmente que podía tratarse de restos de un objeto artificial lanzado por la NASA en la década de los 60 (una etapa de un cohete), lo cual ha sido respaldado por mediciones espectroscópicas, según refirió la prensa pública de la NASA en diciembre de 2020.
Estudios posteriores demostraron que se trataba de basura espacial humana, en la forma de los restos del cohete acelerador Centaur de la sonda espacial robótica Surveyor 2 de la NASA, lanzada en noviembre de 1966 destinada a aterrizar en la Luna, cuyo contacto se perdió pocos días después de lanzamiento, debido a fallas técnicas. Los restos del cohete han quedado orbitando durante décadas, y como se señaló, fue objeto de una peculiar captura temporal gravitacional.
Conclusiones
Luego de analizar los resultados del
presente estudio se pueden establecer ciertas conclusiones en relación al
escenario hipotético descrito de un Primer Contacto comunicativo entre la Humanidad
y una CET inteligente y sensible, visto desde la interdisciplinariedad
expuesta, que hizo posible el diseño de estrategias de interacción a partir de
la matriz FODA construida a tal efecto.
En este sentido, una CET Tipo 1 de
Kardashov pudiera tener múltiples intereses al interactuar con la Humanidad, algunos
de los cuales se podrían calificar como hostiles (similares a los que han
impuesto frecuentemente los pueblos terrestres al encontrarse unos con otros). También
podría darse la situación de que las intenciones de la CET no sean amenazadoras
sino más bien orientadas a la cooperación y el desarrollo común lo cual, si
bien es mucho menos probable, sería una gran oportunidad para la Humanidad, en
especial si se promueve el intercambio comercial de bienes, servicios y
tecnologías con la CET en condiciones beneficiosas para ambas partes.
En aras de responder apropiadamente
a eventuales actitudes hostiles de la CET, se deberá negociar anticipadamente
un tratado internacional vinculante en la Organización de las Naciones Unidas
orientado a garantizar la seguridad y defensa del planeta. Asimismo, el Consejo
de Seguridad tendrá en cuenta todas las consideraciones en materia de alistamiento
de tropas y uso de vectores con armas inteligentes de precisión en el espacio o
en la atmósfera, como medios de disuasión o de represalia en respuesta a un eventual
ataque deliberado. Se requiere el monitoreo constante de los cielos, empleando
medios de observación astronómica y de reconocimiento radioeléctrico/radar, óptico
e infrarrojo, para que la hipotética detección de la llegada de una CET al
Sistema Solar sea lo más anticipada posible.
En el inevitable camino hacia la
militarización del espacio, la activación de la Fuerza Espacial de los Estados
Unidos (USSF) en 2019 ha sido un paso significativo. Este nuevo servicio armado,
adscrito al Departamento de Defensa de esa nación, se encargará del desarrollo
de sistemas de ataque y defensa hipersónicos, además de la gestión usual de
satélites, medios de reconocimiento y sondas espaciales robóticas (según lo
delimitado por la Directiva de Política Espacial 4 del Consejo Nacional del
Espacio). A esto se podría añadir la intención expresa reciente del Ministerio
de Defensa del Reino Unido en crear un Comando Espacial análogo. Otras naciones
realizan estudios similares para implementar agencias espaciales de defensa.
El protocolo que guíe el contacto inicial con la CET, elaborado por la ONU en una posición de consenso, deberá proporcionar los mecanismos de auditoria y representatividad internacional necesarios para garantizar la honestidad e imparcialidad en el manejo de la información y la toma de decisiones.
Una parte importante de esta normativa será la relativa a la astrolinguística, esencial para la concepción y aplicación un método confiable de comunicación con la CET libre de ambigüedades, elaborado con la participación de expertos en criptografía y teoría de la información y sin perjuicio de investigar la factibilidad real del uso de la lengua Lincos como pauta inicial bajo el supuesto de que las entidades de la CET son inteligentes, sociales, sensibles y aproximadamente de Tipo I de Kardashov.
Otra materia fundamental serán las políticas económicas adoptadas durante y después del contacto, con respecto al eventual intercambio de recursos, servicios y tecnologías con la CET, tomando las previsiones (por ejemplo, un esquema de aranceles) para proteger a los mercados terrestres de una crisis económica mundial causada por la rápida depreciación de ciertos productos humanos, si fuera el caso.
La superación de las barreras políticas, económicas y religiosas terrestres es necesaria con miras a la gestión unificada del Primer Contacto comunicativo y sus posibles consecuencias, sean estas beneficiosas o perjudiciales. Esto representa un reto actualmente, ya que en esta discusión las naciones más influyentes pujarán inexorablemente por la defensa de sus intereses particulares, siendo necesario el logro de un consenso que permita a la especie humana superar el trance y prosperar luego del encuentro planteado.
En cualquier caso, el Primer Contacto con una CET iniciará una revolución para la Humanidad en los ámbitos científico, tecnológico, social y existencial, pudiéndose marcar como un hito en el camino hacia un posthumanismo interestelar, esperando lo mejor, pero preparándose para lo peor.
Fabián Robledo Upegui.
Octubre, 2021.
____________________________________
Nota: Este artículo está basado en la idea presentada por el autor en una conferencia ofrecida el 14/11/2020 en el 5to. Congreso Internacional de Astrobiología Virtual, realizado por la Universidad del Atlántico, en Colombia, titulada: Planificación estratégica FODA para un escenario de encuentro local e inminente con una civilización extraterrestre de Tipo I en la escala de Kardashov, la cual ha sido ampliada en esta ocasión con análisis adicionales desarrollados según nuevas perspectivas.
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Si, me recuerda la película la Llegada. Tengo una pintura con ese título q la tiene la prima Mónica Jaramillo y esta relacionada con la lingüística en este tipo d encuentros cósmicos.
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