Pearl Harbor: 80 años del Día de la Infamia
Pearl Harbor: 80 años del Día de la Infamia
Introducción
Al cumplirse hoy 7 de diciembre de 2021 ochenta años del ataque japonés por sorpresa de 1941 a la base aeronaval norteamericana de Pearl Harbor, ubicada en Hawái en el Océano Pacífico, es difícil encontrar un aspecto que no haya sido ya minuciosamente analizado. Conocemos al detalle los acontecimientos, muy bien expuestos en artículos, libros, documentales y películas. Sobre los motivos y condiciones de la sorpresa se han escrito mares de tinta analizando la más opuestas posibilidades: ¿Sorpresa? ¿Provocación? ¿Era esperado el ataque? ¿Era lógico? ¿Fue suerte?
Situación relativa de Pearl Harbor, Hawái y Japón. Fuente: La Vanguardia. Autora: Natàlia Palazón.
De que el ataque fue impecablemente ejecutado no hay dudas. Tampoco las hay del hecho de que fue muy inoportuno que los portaviones americanos de la Flota del Pacífico no estuvieran presentes en la base agredida, y que tampoco los japoneses destruyeran el gran depósito de combustible presente dentro de sus instalaciones.
Sobre si el ataque era esperado o no por los EE. UU. sobran las versiones, pero todo ello se analiza con la óptica actual, lo cual no es lo más acertado. Se pasa por alto el tremendo momento que vivía la Humanidad en esos días, que acaparaba toda la atención mundial, pues el destino del planeta no se jugaba en Asia ni en el Pacífico en 1941, sino en Rusia, a las puertas de Moscú, donde el acorralado comunismo estaba a punto de ser exterminado y la Alemania Nazi estaba a las puertas de la victoria y de ganar la guerra.
A continuación trataremos de presentar el modo de pensar que hizo posible algo que pudiera parecer absurdo desde nuestra óptica actual, porque estamos muy claros en que Japón no podía ganar esa guerra y en que una enorme base naval no podía ser sorprendida dada la gran cantidad de información que manejaba la inteligencia norteamericana.
Revisaremos tres puntos:
- La posición norteamericana ante la guerra que ocurría en Europa, una "Neutralidad" que no era tal.
- La decisión de atacar a los Estados Unidos, tomada por Japón.
- El ataque por sorpresa japonés.
1.- La "Neutralidad" americana, una vigorosa preparación para la guerra
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) dejó muy mal sabor en EE. UU. La contribución decisiva de nación americana no fue considerada como tal por sus aliados, Inglaterra y Francia, que dictaron las condiciones de paz sin muchas consideraciones a la propuestas norteamericanas. Ello generó resentimiento y el Presidente Wilson no logró que el Congreso norteamericano ratificara el Tratado de Versalles, firmado al término de la Gran Guerra. Se desató un sentimiento en EE.UU. de no volver a inmiscuirse en asuntos europeos, materializado en el Acta de Neutralidad, que se convirtió en la piedra angular de la política exterior del país.
La crisis económica de la Gran Depresión llevó al poder en EE.UU. a Franklin D. Roosevelt, que para combatirla logró obtener atribuciones que excedían a las de sus predecesores, convirtiéndose en un verdadero dictador económico que podía decidir qué o cómo producir. Roosevelt veía con recelo y temor el creciente poder de la Alemania de Hitler, y comenzó a trasladar esos poderes a la política, pretendiendo establecer qué convenía o no a Estados Unidos en la coyuntura internacional. Así, cuando Japón invadió China en 1936, Roosevelt empezó a apoyar por todos los medios a los chinos, con armas y dinero, y con represalias económicas crecientes a Japón.
Igualmente, condenó y auspició las sanciones a la Italia de Mussolini cuando esta invadió Abisinia y luego Albania. Del mismo modo, criticó la política exterior alemana, denunciando y condenando las pacíficas ocupaciones alemanas de Renania, Austria, la región de los Sudetes y Checoslovaquia.
Los políticos americanos frenaron en el Congreso los requerimientos de armamento que hacía Roosevelt, y exigieron el mantenimiento del Acta de Neutralidad para permanecer alejados de los conflictos, logrando evitar cualquier participación americana en la Guerra Civil española, en la que Alemania e Italia apoyaron decididamente al bando nacional del General Franco.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt estaba absolutamente decidido a apoyar a los Aliados, pero el movimiento aislacionista en EE.UU. era muy sólido contra ello, y no tenía posibilidad de superar el Acta de Neutralidad. Pero el Presidente americano usó sus poderes al máximo para facilitar la entrega de toda la capacidad militar posible a los Aliados, alegando que era material obsoleto que había que renovar. Al obligar a pagar de contado las armas vendidas, Roosevelt logró el triple objetivo de armar a los aliados contra Hitler, de hacerse con parte de las enormes reservas de oro de Inglaterra y Francia, entregadas como pago, y de impulsar la industria americana de armamento con la renovación del material vendido.
El presidente Franklin D. Roosevelt el 14/11/1939 en un acto oficial celebrado apenas diez días después de la firma de la Ley cash and carry, como se llamó a la Ley de Neutralidad de 1939, adaptando una anterior debido a la ya iniciada guerra de Alemania contra los países democráticos europeos. Si bien la ley permitía que todos los beligerantes pudieran obtener suministros en tanto usaran el sistema "cash and carry" (pago en efectivo y transporte por cuenta del comprador), esto beneficiaba a Gran Bretaña y Francia, debido a que controlaban las líneas navieras. La ley prohibía a los buques estadounidenses ingresar a zonas de combate y a sus ciudadanos embarcarse en buques de países beligerantes, y fue reformada en noviembre de 1941 para remover todas estas restricciones como paso previo a la Ley "Lend-Lease" (Préstamo y Arriendo), que favorecía completamente a las democracias europeas, desvirtuando aún más la presunta neutralidad. Fuente: Wikimedia Commons. Fotografía de autor desconocido.
Ya con la Guerra europea desatada, Roosevelt se apresuró a convocar en octubre de 1939 una reunión de presidentes latinoamericanos. En esta Conferencia Panamericana, el presidente americano se apresuró en presionar para lograr que todas las naciones de América declararan un "área de seguridad" de 1000 km al este de la costa, por la que podrían patrullar buques de guerra americanos. Con ello estarían en capacidad de detectar la presencia de submarinos alemanes o incluso atacarlos, además de delatar a cualquier buque mercante alemán para que los ingleses lo hundieran. Así fueron hundidos el transatlántico alemán Columbus, los mercantes Rhein e Idarwild y muchos transportes italianos.
Todo ello producía enorme indignación en la Marina Alemana, que presionaba a Hitler a responder. Pero el Führer estaba decidido a no dar excusas a Roosevelt. Sabía que este quería pero no podía ir a la guerra, debido a la postura adversa del Congreso de los EE.UU. Hitler decidió soportar y esperar.
La reelección de Roosevelt en noviembre de 1940 (primera vez en la Historia que un Presidente ganaba en tres períodos) le permitió actuar con más descaro y seguridad. Alemania había aplastado a Francia, Noruega, Dinamarca, Bélgica y Holanda, se posicionaba en Hungría, Rumanía y Bulgaria, pero Italia estaba siendo derrotada en los mares, en Egipto, en Etiopía y en Grecia. Ello elevaba la moral inglesa, pero los británicos se acercaban a la bancarrota. Ya no tenían oro. Churchill se reunió con Roosevelt y este decidió ayudar sin cobrar. Presentó al Congreso una Ley de Préstamo y Arriendo para entregar a crédito todo tipo de armamento a las naciones "agredidas", violando todo resto del Acta de Neutralidad. Tras 4 meses de debates apasionados el Congreso la aprobó en Marzo de 1941. Ello no solo inundaba a Inglaterra de material bélico, sino también... ¡A China! Roosevelt jugaba duro, esperando que Alemania replicara, pero Hitler tenía otros planes y no cayó en la trampa.
Roosevelt se desató. Aparte de convertir a EE.UU. en el "Arsenal de la Democracia" y de llevar la producción de armamentos a niveles colosales, en su empeño por proteger los buques ingleses se dedicó a invadir territorios neutrales. Así, sus fuerzas ocuparon Groenlandia (incluyendo su capital Godthab), Islandia, las islas Azores, Cabo Verde (Portugal), Dakar (Senegal) y Madagascar (la Francia de Vichy). Todos estos países protestaron, sin éxito.
El Presidente Franklin Roosevelt en el discurso radial del 29/12/1940 en el que usó el eslogan de propaganda de EE. UU. como el "Arsenal de la Democracia". Roosevelt prometió ayudar al Reino Unido a luchar contra Alemania proporcionándole armas, mientras Estados Unidos se mantenía al margen de la lucha real. El presidente anunció esa intención un año antes del Ataque a Pearl Harbor, en un momento en que Alemania había ocupado gran parte de Europa y amenazaba a Gran Bretaña. El discurso fue "un llamamiento a armar y a apoyar" a los Aliados en Europa y también a la República de China, en una guerra total contra Alemania y el Japón imperial. Fuente: Biblioteca FDR. Fotografía de autor desconocido.
Ademas, Roosevelt creó la Flota del Atlántico, potenciándola a expensas de la del Pacífico para ayudar a Inglaterra en su lucha contra los submarinos alemanes, que hundían mas barcos de los que Inglaterra y Estados Unidos podían construir en ese momento.
Ante el envío de masivo material militar americano a China, Japón decidió moverse. Pero primero firmó un tratado de no agresión y amistad con la Union Soviética, con lo que se cubría la espalda y quedaba con las manos libres, no solo contra China, cuya guerra estaba ganando claramente, sinó contra las naciones occidentales que le adversaban.
Aquella decisión de Japón dejó a Roosevelt en un mar de dudas. Paralizó varias acciones, y quedó peor cuando Alemania atacó y venció a Yugoeslavia y Grecia, expulsando a los ingleses y conquistando con paracaidistas la gran isla griega de Creta en el Mediterráneo. Aseguraba así Hitler el flanco Sur totalmente. En Africa los alemanes enviaron al General Rommel a apoyar a lo italianos y recuperó todo los territorios perdidos, derrotando a los ingleses y plantándose en Egipto. Los submarinos alemanes hundían acorazados, portaviones y cruceros ingleses por todo el Mediterráneo.
Pero lo peor para Roosevelt en ese terrible Abril del 1941 era la presencia masiva de buques de guerra alemanes atacando a los mercantes ingleses por todo el Atlántico. No sólo camuflados buques piratas o "corsarios", que fueron muchos y exitosos, sino tambien cruceros acorazados de bolsillo e incluso cruceros de batalla de la Kriegsmarine actuando en formación. Con la irrupción del acorazado Bismarck, el más poderoso del mundo, que destruyó en combate al más grande y fuerte buque inglés, el HMS Hood, el esfuerzo naval alemán de superficie llego al máximo.
Todos los ojos americanos estaban pendientes de la Batalla del Atlántico, que Alemania estaba ganando.
El sorpresivo ataque a la Unión Soviética hecho por los alemanes en Junio de 1941 tranquilizó a Roosevelt. Por un lado, de inmediato anunció que apoyaría con todas sus fuerzas a la Unión Soviética, a pesar de ser una sangrienta dictadura que dejaba muy atrás a la nazi.
Roosevelt concluyó que Hitler, empastelado en el Este, no le atacaría por lo que, si quería entrar en la guerra, debía provocar en otra dirección... ¡Hacia Japón!
Hitler logró espectaculares avances en la ofensiva contra Rusia, haciendo cientos de miles de prisioneros y recorriendo la mitad de camino a Moscú. Pero en Agosto parecía haber perdido impulso, y que Rusia se recuperaba. Roosevelt ordenó confiscar los barcos de Alemania, Italia y Japón en todos sus puertos, y congelar también todos sus depósitos y cuentas bancarias. Ordenó escoltar a los buques ingleses hasta la isla de Spitzbergen en el Norte y hasta Persia en el oriente, destinados a llevar armas y suministros a los comunistas.
En Septiembre de 1941 los buques de guerra americanos empezaron a atacar y hundir a los submarinos alemanes. Las provocaciones se extendieron en Octubre y Noviembre. Al replicar, los alemanes hundieron al destructor Reuben James. La tensión crecía, pero la Marina de Guerra alemana mantenía contenidos a sus miembros. En Agosto del 1941 Roosevelt lograba aprobar la Ley de Servicio Militar. El camino de la guerra se allanaba.
El destructor americano USS Reuben James, fotografiado el 29/4/1939, el cual fue hundido por un ataque con torpedos del submarino alemán U-552 en el Atlántico Norte, cerca de Islandia, en fecha 31/10/1941, antes de que los Estados Unidos se hubieran implicado oficialmente a la guerra. El buque estaba escoltando al convoy HX 156 que cubría la ruta desde Halifax a Liverpool en Gran Bretaña, en la que fuera su última "Patrulla de Neutralidad" asignada. Fuente: Foto oficial de la armada de los Estados Unidos código NH 66334, del U.S. Navy Naval History and Heritage Command. Autor: Ted Stone, U.S. Navy.
Japón obligó a Inglaterra a cerrar la ruta de aprovisionamiento a China, en Birmania, y estableció bases militares en la Indochina francesa. La respuesta de Roosevelt fue contundente, anuló el Tratado de Comercio con Japón, decretó el embargo y la prohibición de venderle motores de aviación, herramientas, chatarra, bromo, cobre, níquel, latón, estaño, potasa, caucho, petróleo, aceite de engrase, carburante de aviación y gasoil. Para Japón, pobre en materias primas, el embargo representaba el fin de sus aspiraciones de gran potencia, y la paralización de sus ejércitos victoriosos en China. Roosevelt sabía que ponía a Japón en un callejón sin salida.
Pero aún no creía que Japón se atreviera a atacarle directamente. El Japón jamás tendría los recursos para ganar una guerra con Estados Unidos. Por tal motivo, estaban muy seguros de poder provocarle con impunidad. Japón inicio reuniones para tomar otras opciones...
Pero todo eso pasó a segundo plano, pues Hitler volvía al ataque en Rusia, ¡Y las noticias eran devastadoras!
2.- La decisión japonesa de atacar
El Japón, desde la década de 1930 con un gobierno militarista y en plena guerra de invasión a China, estaba gobernado por el príncipe Fuminaro Konoye. El Emperador Hiro Hito tenía poderes absolutos, como Dios sobre la Tierra (lo cual era oficialmente para los japoneses), pero no los usaba, limitándose a presidir en silencio el Consejo Imperial. La decisiones se tomaban en su nombre. Los otros miembros del Consejo eran el Ministro de Guerra, el de Marina, el del Exterior, el Primer Ministro y los Jefes de Estado Mayor del Ejército y la Armada. Aunque Japón había establecido un régimen autoritario con partido único, el poder de Konoye no podía compararse con el de Roosevelt, ya que el japonés debía dar cuenta en todo momento a los militares, que controlaban el Consejo en una relación 4 a 2.
Fumimaro Konoye en 1938, quien fue un político japonés y Primer Ministro de Japón. Era el Jefe de Gobierno nipón cuando se produjo el comienzo de la segunda guerra sino-japonesa y su segundo mandato fue inmediatamente anterior al comienzo de la guerra del Pacífico. Fuente: Emiya1980,写真週報 創刊号. Autor: 内閣情報部.
Tratando de apaciguar a Roosevelt, Konoye destituyó al Ministro del Exterior Matsuoka, quien era pro-aleman, reemplazándolo con el Almirante Toyoda, más dado a las negociaciones.
Pero la presión de los Jefes de Estado Mayor, Almirante Nagano y General Sugiyama, era contundente. De ninguna manera se retirarían de China o Indochina. Konoye envió al negociador jefe, el Almirante Nomura, para hacer entender a Roosevelt que las sanciones debían mitigarse.
Para ello Nomura ofrecía atenuar la alianza con Alemania, convirtiéndola en solo defensiva, y ofrecía llegar a un tratado de paz con China, limitando sus ganancias territoriales. Roosevelt rechazó todo acuerdo, instando al líder de China Chiang Kay Chek a resistir hasta el fin y demandando a Inglaterra y Holanda que se sumaran al boicot contra Japon.
Holanda era dueña de Indonesia, el mayor productor de petróleo de Extremo Oriente. Con su capital ocupada por los alemanes, el gobierno colonial holandés dependía de EE.UU. para mantenerse, por lo que no pudo negarse. El nuevo embargo era un cuchillo en la garganta de Japón.
Ante ello, la Marina y el Ejército japonés impusieron plazos al Gobierno. Si no se lograba levantar el embargo, irían a la Guerra. Aunque la Marina era hostil a la guerra con EE.UU. e Inglaterra, estaban todos conscientes de que no podían pagar el precio de una paz basada en el retiro de China. Ello era absolutamente inaceptable luego de tantas vidas invertidas. La mentalidad japonesa no funcionaba con la lógica occidental. Aunque la guerra no pudiera ganarse e incluso fueran destruidos, el honor impedía otra conducta.
El Almirante Isoroku Yamamoto, contrario a la guerra, lo resumió muy bien:
"Sí vamos a la guerra puedo ganar todo y hacer desastres en el primer año, puedo aguantar defensivamente en el segundo año, pero sí llegamos al tercero el potencial económico americano nos destruirá."
El Almirante Isoroku Yamamoto, a bordo del acorazado Nagato en 1940, en una reunión de planificación de la Marina Japonesa y cuando era Comandante en Jefe de la Flota Combinada. Fuente: Japanese Navy U.S. Naval Historical Center Photograph, código NH 63430. Fotografía de autor desconocido.
Esas eran las premisas. Konoye ofreció nuevos términos de paz e incluso pidió entrevistarse con Roosevelt en Hawái, pero fue rechazado. En esas condiciones presentó la renuncia en Octubre de 1941.
La caída de Konoye coincidía con la reanudación de la ofensiva alemana en Rusia. Hitler paralizó el ataque a Moscú y sus ejércitos de tanques se lanzaron contra Leningrado, a la que sitiaron en Septiembre y, sobre todo, se volcaron a por Ucrania. El ejército blindado del general Guderian desde el norte, bajando, y el de Von Kleist, subiendo, amenazaban rodear a 8 ejércitos soviéticos en la zona de Kiev. Stalin se negó a retirarse y las pinzas se cerraron el 16 de Septiembre. Fue la mayor batalla de la guerra. Los alemanes aniquilaron a los soviéticos cercados, y el 24 de Septiembre capturaron 665000 prisioneros, 884 tanques y 2718 cañones. Las repercusiones de esa victoria eran enormes. Hitler anunció que ningún ejército en el mundo podía resistir esas pérdidas. Rusia perdia el hierro, el cromo, el ganado, el trigo, la región industrial del Donetz, perdía su provincia mas rica. La victoria de Alemania ya no solo era posible, ¡Era muy probable!
Ello ponía a Japón, aliado de Alemania, en la misma posición de Italia en junio de 1940 con Francia vencida, Mussolini entro en la guerra suponiendo que Inglaterra se rendiría pronto, y que Alemania le entregaría grandes territorios. Pero no fue así. Los ingleses resistieron el ataque aéreo en su isla e Italia quedó en muy mala posición, fracasando en sus emprendimientos y perdiendo la mayor parte de su flota en el ataque aéreo por sorpresa inglés realizado sobre la base naval de Tarento (un ataque similar al de Pearl Harbor). De este modo Italia se convirtió en una carga para Alemania.
Impresión artística del heróico y efectivo ataque británico de los anticuados torpederos biplanos Fairey Swordfish ("El saco de cuerdas") a los acorazados de la base naval italiana de Tarento. Esta experiencia fue un modelo de libro para su estudio detallado por parte de los estrategas militares navales japoneses en la planificación del ataque a Pearl Harbor. Fuente: Pinterest. Pintura de autor desconocido.
El nuevo gobierno japonés del General Hideki Tojo aún insistía en las negociaciones. Envíó un nuevo plenipotenciario, el Almirante Kurusu, llegando a ofrecer la retirada de Indochina. Esta era la "oferta final japonesa". El Gobierno de Roosevelt respondió claramente que no estaba interesado en las negociaciones. Así se llegó a Noviembre...
Hideki Tojo, Primer Ministro de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1941 y 1944. Ocupó otros cargos importantes como Ministro de Guerra (1940-1944), de Asuntos Exteriores (1942), Ministro de Educación (1942) y Jefe del Estado Mayor del Ejército (1944). Fuente: Shashin Shuho No 249. Autor: Takabeg (1942).
Tras el triunfo en Ucrania, Hitler concentró sus ejércitos frente a Moscú, trasladando las tropas que habían vencido en el Norte y el Sur. Las torrenciales lluvias del otoño convirtieron los caminos en lodazales, pero el ejército logró cumplir las órdenes. En Octubre estaban listos.
Japón seguía este avance con la maxima atención. La guerra ya era una clara opción, y sí se lanzaban contra Estados Unidos, Inglaterra y Holanda, además de resolver sus problemas económicos, podrían ayudar claramente a Alemania con su inmensa y poderosa flota. Ellos no serían como Italia, podían aportar mucho. Sí Alemania ganaba la guerra a Rusia, podrían repartirse el Mundo de igual a igual. La tentación era inmensa. Toda la atencion mundial se concentraba en Rusia.
Hitler desencadenó la Operación Tifón en octubre de 1941, los ejércitos acorazados de Hoth y Hoepner rodearon a lo rusos en Viazma, y Guderian hizo lo propio en Briansk. Se dió otra inmensa batalla de doble cerco con la destrucción de los ejércitos soviéticos de la zona. Cayeron en manos alemanas 663000 prisioneros, 1242 tanques y 5412 cañones. Hitler anunciaba: "Rusia esa derrotada". El pánico de desató en Moscú, el Gobierno abandonó la capital, invitando a las embajadas a seguirle. Sólo Stalin permaneció en Moscú, ocultando su angustia y desesperación bajo una máscara férrea e inflexible. Pero el invierno llegaba y unas frías lluvias entorpecian el avance alemán.
Los éxitos alemanes decidieron a Tojo. La última negativa norteamericana les llevó a tomar la decisión de la guerra. El nuevo ministro de exterior Togo redactó una minucioso comunicado, insistiendo en que se entregara a los americanos antes de iniciar las hostilidades. Togo y Tojo se enteraron con sorpresa del colosal plan de ataque que preparaba la Marina. A la invasion simultánea de Indonesia, Filipinas y Birmania, se sumaba un ataque por sorpresa a la base naval americana de Pearl Harbor en Hawái, sede de la Flota del Pacífico. El plan había sido minuciosamente preparado por el Almirante Isoroku Yamamoto, Jefe de la Flota. La envergadura del ataque produjo unas últimas dudas en el Gobierno nipón.
Pero el 16 de Noviembre los alemanes lanzaron su ataque final sobre Moscú. El Mariscal Von Bock, que lo dirigía, hizo prodigios con sus seis ejércitos superando los 20 grados bajo cero que trataban de paralizarlo. Las cuñas blindadas se incrustaban alrededor de Moscú. Hoth y Hoepner tomaban Kline y Kaline, mientras Guderian envolvía Tula por el sur y rodeaba la capital. Ello decidió a los últimos vacilantes japoneses. La victoria de Alemania en Rusia estaba a la vista.
El 30 de Noviembre el Gobierno Japonés decidió declarar la Guerra. Lo único que logró Togo, por instrucciones expresas del Emperador, fué el compromiso de que la declaración de guerra se entregaría ANTES del ataque. Los Almirantes Nomura y Kurusu fueron mantenidos en la ignorancia para dar la impresión de que aún esperaban algo de las negociaciones.
El Vicealmirante Chuichi Nagumo zarpó de la base de Hitokappu, en el Norte de Japón. Llevaba seis portaviones: Akagi, Kaga, Shokaku, Zuikaku, Soryu e Hiryu, equipados con 450 aviones. Les escoltaban los acorazados Kirishima e Hiei, 3 cruceros y 9 destructores. Sus órdenes eran: Dar la vuelta sí era descubierto antes del día 5 de Diciembre, obrar a su mejor parecer sí lo era el 5 o el 6, y atacar con todas sus fuerzas el día 7.
Vicealmirante Chuichi Nagumo, al mando del Grupo de Batalla de Portaviones Principal o Kido Butai en el ataque a Pearl Harbor. Fuente: Fotografía código NH 63423, colecciones de www.history.navy.mil/. Fotografía de autor desconocido.
Otros 4 portaviones, 8 acorazados y muchos cruceros y destructores atacarían las otras dos grandes amenazas para Japón: La flota inglesa de Singapur y las bases americanas aéreas y navales en Filipinas. Al amanecer del día 7 de diciembre de 1941, la primera oleada de ataque con 183 aparatos se lanzó, las señales se hicieron con las mismas históricas banderas que había usado el Almirante Togo, en la batalla naval de Tsushima en la guerra ruso-japonesa, 36 años antes.
3.- El ataque por sorpresa
Los norteamericanos habían logrado descifrar los códigos secretos japoneses. Por ello estaban al tanto de la creciente tensión y lograron tener el mensaje de declaración de guerra antes incluso que Nomura y Kurusu. Estos tuvieron muchísimos problemas con el descifrado y cuando lo lograron, ya el ataque se estaba realizando. Entregaron, pues, la declaración de guerra de Japón a los EE.UU. LUEGO del ataque, manchándose para siempre con las acusaciones de traición e infamia.
Pero los descifradores americanos no supieron sacar las conclusiones correctas, y se limitaron a advertir sobre un posible ataque japonés y ponerse en alerta. Pero en Pearl Harbor no se hizo nada. Los aviones japoneses fueron detectados por el radar de la base, pero como se esperaba la llegada de aviones provenientes de California, no se tomaron medidas. El oficial naval de comunicaciones no alertó al comandante de la base, el Almirante Husband Kimmel. Otros militares que detectaron las escuadrillas de aviones pensaron que su aparato de radar se había estropeado.
El Almirante de Cuatro Estrellas Husband E. Kimmel, fotografiado en 1939, probablemente a bordo de su buque insignia, el USS San Francisco. Se desempeñó como Comandante en Jefe, estando en la Flota del Pacífico de los Estados Unidos en el momento del ataque japonés a Pearl Harbor. Debido al ataque, fue destituido de su cargo y degradado a su rango permanente de Contralmirante de Dos Estrellas. Fuente: Comando de Herencia e Historia Naval de los Estados Unidos. Fotografía de autor desconocido.
Ciertos vigías de guardia que vieron a los aviones japoneses sobrevolar las islas creyeron, por lo círculos rojos pintados en los aviones (el Sol Naciente, símbolo de Japón), que algun portaviones ruso venía a visitarlos.
Por otra parte, la Marina Japonesa había mantenido una discreción absoluta. Ningún mensaje se había emitido por radio. Todos eran consignados por escrito, y entregados en persona.
Los barcos americanos estaban colocados en su base del puerto en una configuración de costado contra costado, alineados como para una revista, con los toldos en cubierta esperando el servicio religioso del domingo. Aunque los japoneses enviaron submarinos enanos a la base, y dos de ellos fueron detectados y hundidos por los destructores de patrulla, nada ni nadie podía sacar a Pearl Harbor de la somnolencia de esa mañana dominical.
Bajo el mando del capitán Mitsuo Fuchida, la primera oleada japonesa compuesta de bombarderos clásicos, bombardeos en picado, torpederos y cazas de escolta despegó a las 6:00 am y se aproximó y entró a las islas hawaianas por el Norte, a las 7:50 am, volando a ras de suelo hasta llegar a la base de Pearl Harbor en el sur, mientras que, atónitos, los habitantes veían la inexorable ruta de los aviones.
Yamamoto había estudiado concienzudamente el ataque inglés a la italiana Tarento. Sus aviones eran más pesados que los ingleses y se corría el riesgo de que los torpedos se hundieran demasiado en el agua, por lo que fueron dotados de acoples de madera para mejorar su flotabilidad.
La órdenes dadas a Fuchida eran claras: La prioridad eran los acorazados de la Flota del Pacífico. Le seguían en importancia los portaviones y los cruceros. El mando japonés seguía creyendo en una gran batalla entre las flotas en algún momento, y destruir a los acorazados de Pearl Harbor los colocaría en condiciones de igualdad. En días anteriores, haciendo los americanos maniobras de entrenamiento, los resultados de los pilotos de los portaviones americanos Enterprise y Lexington habían sido mediocres, por lo que su comandante, el Vicealmirante "Bull" Halsey, dispuso que como castigo, pasarían el día de descanso (domingo) haciendo maniobras y trasladando aviones. Esa circunstancia salvó a esos dos portaviones de la destrucción. No estaban en el puerto en el fatídico momento del ataque japonés.
Los aviones japoneses cayeron sobre los acorazados, que ni siquiera calentaban motores. Una bomba de 800 kg impactó sobre los pañoles delanteros del acorazado Arizona. Una segunda bomba penetró por la chimenea de ese buque y partió el barco en dos. En la devastadora explosión murieron su comandante Isaac Kidd y 1177 tripulantes. Los aviones torpederos colocaron tres torpedos en el acorazado Oklahoma, en el mismo costado. Las explosiones lo desgarraron y dió la vuelta sobre sí mismo, quedando quilla arriba y condenando a 415 marineros que quedaron a bordo, muy pocos de los cuales pudieron ser salvados, viviendo algunos hasta Navidad. Otros torpedos impactaron en los acorazados California y West Virginia, que se hundieron, pero la pericia de sus comandantes logró equilibrarlos, impidiendo que volcaran, y se posaron en el fondo de la base. El acorazado Nevada, tocado y condenado por torpedos también, logró zarpar y colocarse en un sitio en que su hundimiento no obstruyera el puerto.
El acorazado USS Arizona explotando amarrado en el puerto, luego de ser alcanzado por una bomba. Fuente: DevianArt. Pintura de autor desconocido.
Impresión artística del ataque a Pearl Harbor. En primer plano bombarderos en picado japoneses Aichi D3A Val, de la primera oleada, atacando a los acorazados americanos, siendo el USS Nevada el que intenta desesperadente escapar del puerto, y al fondo probablemente se trata del USS West Virginia a la derecha y del USS Tennessee a la izquierda. Ya en este punto, el acorazado USS Arizona había volado en pedazos, y el USS Oklahoma se había dado la vuelta. Fuente Pinterest. Pintura de autor desconocido.
Adicionalmente las bombas caían sobre los acorazados Maryland y Tennessee, que salieron mejor librados. El acorazado Pensylvania estaba en dique seco, por lo que no recibió torpedos, pero las bombas lo averiaron, y destruyeron a dos destructores que lo acompañaban. Fueron hundidos además el viejo buque de guerra Utah y el minador Ogala.
Los reportes de Fuchida a Nagumo, incluían el hoy famoso mensaje en clave Tora Tora Tora, (トラトラトラ) que confirmaba la sorpresa total lograda y el éxito del primer ataque aéreo japonés. Lo inquietante era el reporte de que los portaviones americanos no estaban en el puerto. ¿Donde estaban? Nagumo comenzó a tener ansiedad. Mantenía sobre él 50 cazas para proteger sus barcos en el oceano, pero la responsabilidad lo abrumaba. Sus órdenes eran claras: La Flota tenía que regresar a Japón, intacta.
Aún antes de que Fuchida llegara a Pearl Harbor Nagumo había hecho despegar a las 7:15 a la segunda oleada de ataque, al mando del capitán Shimasaki, formada por 170 aviones entre bombarderos y cazas. Llegaron más rápido, pues Nagumo llevaba sus barcos hacia las islas para recoger mas rápido a sus tripulaciones en su viaje de regreso a sus portaviones.
La segunda oleada completó la destrucción del puerto de Pearl Harbor, pero sobre todo atacó las bases aereas de Hickam Field, de Ewa y de Wheeler, así como también las instalaciones de la Isla Ford y la gran base de hidroaviones de Kanehoe, arrasando a 65 de sus 231 aparatos. En total fueron destruidos 188 aviones americanos, y 159 fueron averiados. Murieron 2403 marinos y soldados, dejando 1178 heridos.
Aparte de los 5 acorazados hundidos, y tres averiados, con motivo del ataque fueron averiados tres cruceros, cuatro destructores, y dos buques de apoyo. Tan enorme victoria japonesa sólo costó a Nagumo 29 aviones y 55 aviadores. El ataque simultáneo efectuado por los submarinos enanos fue un fracaso, y se perdieron los cinco, con sus 9 tripulantes.
Nagumo había lanzado todos sus aviones exploradores para ubicar a los portaviones americanos. Pasaban las horas sin éxito, aumentando la inquietud de sufrir una emboscada. La primera oleada de Fuchida aterrizó sin inconvenientes. En su informe Fuchida insistía en la necesidad de una tercera oleada de ataque, pero Nagumo vacilaba. Si encontraba a los portaviones prefería atacarlos con los aviones de Fuchida. En Pearl Harbor quedaban muchos blancos por destruir, pero cuando la segunda oleada regresó sin haber encontrado a los portaviones americanos, Nagumo, siempre prudente, ordenó la retirada. Dijo Yudan Kaiteki (la negligencia es el peor enemigo). Japón no podía permitirse la pérdida de sus buques, y con sus 31 unidades emprendió el regreso a casa, dejando a Pearl Harbor en llamas. Su flota estuvo 29 días en el mar y regresó a su patria el 24 de diciembre, tras ayudar al desembarco en la isla de Wake.
El Emperador Hiro Hito recibió por más de 40 minutos a Nagumo, a Fuchida y a Shimazaki, convertidos en héroes nacionales. Sin embargo, fueron objeto de críticas, por no haber destruido los depósitos de gasolina de la isla ni haber perseguido con más imaginación a los portaviones americanos. Nagumo se regresó por donde vino. Si hubiera navegado hacia el sur hubiera encontrado a los portaviones y no hay duda de que en duelo de 6 vs. 2 buques los americanos hubieran sido hundidos.
En Pearl Harbor fue destituido el comandante militar General Short, y el Vicealmirante Kimmel fue despedido y degradado. Se convirtieron en los chivos expiatorios para pagar la sorpresa, negligencia o estupidez.
El ataque a Pearl Harbor tuvo éxito por la sorpresa, que se logró en varias facetas:
1.- Mental. Los americanos no podían creer que Japón se atreviera a atacarles, dada su superioridad economica y militar. No exploraron la psicología japonesa que, ganando o no, tendrían que ir a la guerra.
2.- Desde el punto de vista militar, era inconcebible que los jefes militares de cualquier base en el mundo pudieran dejarse sorprender de esa manera, mucho más con un mundo en guerra y claro ambiente de ruptura de negociaciones. El Jefe de Operaciones de la Flota americana, Almirante Stark, ordenó poner en alerta a todas las bases a nivel mundial. Ello no se cumplió diligentemente en Pearl Harbor.
3.- También hay que considerar que el ataque era un riesgo gigantesco para la Flota Japonesa. Una flota a 8000 kilómetros de sus bases estaba indefensa contra ataques de submarinos o de aviones con base en tierra, cuya autonomía les permitiría destruirla mucho antes de que pudiera atacar. El plan de Yamamoto fue reiteradamente rechazado por el Jefe de Estado Mayor Naval, Nagano, que lo consideraba una locura suicida, y que al final lo aceptó debido a la amenaza de Yamamoto de renunciar si no se ejecutaba. Evidentemente, Kimmel y Short pensaban igual que Nagano, y la audacia de la jugada de Yamamoto se coronó con un increíble éxito.
4.- Después de la guerra, el Contralmirante R. A. Theobald acusó al Gobierno de Roosevelt de conocer el ataque y permitirlo para que la indignación enardecida de los americanos los llevara a la guerra con pasión.
Sobre ello podemos decir que, aunque los americanos tenían la clave secreta de los códigos diplomáticos japoneses y conocían la voluntad de ir a la guerra, no tenían la clave del código de la Marina nipona, y ésta manejó todas las órdenes en forma de cartas entregadas en mano. No podían conocer el ataque.
Sobre si Roosevelt era capaz de esa acción, creemos que era capaz de cualquier cosa. Estaba decidido a entrar en la guerra, a cualquier precio. Pero nunca le hubiera convenido lo que ocurrió. Le hubiera sido muchísimo más útil destruir la flota japonesa, de ida o de vuelta, si hubiera conocido su ruta de avance. Pero lo cierto es que el ataque de los portaviones lo esperaba en el Extremo Oriente, no en Hawái.
Al día siguiente Roosevelt habló al Congreso del "No provocado y cobarde ataque, que tuvo lugar en un día que vivirá en la infamia". Tras la declaración de guerra a Japón, dejaba claro que esperaba incluir a Alemania. Pero ésta última continuó en silencio durante unos días más.
El monumento construido sobre los restos del naufragio del acorazado USS Arizona, en Pearl Harbor, Honolulu, Hawái, marca el lugar de descanso de 1102 de los 1177 de los marineros e infantes muertos en ese buque durante el ataque japonés a esa base realizado el 7/12/1941. Fuente: Marina de los Estados Unidos. Fotografía de autor desconocido.
En ese tiempo se dieron acontecimientos de importancia mundial. El ataque alemán a Moscú fracasó a 40 grados bajo cero y la contraofensiva rusa rechazó a los alemanes, mientras que Japón invadía con éxito Filipinas, Malasia, Hong Kong, Shangai, Indonesia y Birmania, amenazando a Australia y a la India. Toda Asia miraba, extasiada, la bandera del Sol Naciente.
El día 11 de Diciembre de 1941, por fin, Adolf Hitler declaró la guerra a Estados Unidos y desató a sus submarinos contra los buques americanos. La Batalla del Atlántico sería a continuación el mayor reto de Roosevelt y ahora Alemania se enfrentaba a una guerra de dos frentes contra las mayores economías del planeta.
Aunque en 1942 Alemania y Japón alcanzaron sus mayores éxitos y expansión, eran como un elefante con una bala en el cerebro, que embiste a los cazadores antes de caer fulminado. La bala fue Pearl Harbor, aplicada un día como hoy, hace 80 años.
Adrián Robledo Upegui.
7 de Diciembre de 2021.
Mi estimado amigo, al igual que muchos lo han hecho por este medio te felicito por tu narrativa y análisis. Eres una excelente fuente de historia y cultura.
ResponderEliminarEXCELENTE!!! DIGNO DE UNA PERSONA CON EXPERIENCIA Y CULTURA, COMO VOS SOIS. DIOS NOS BENDIGA A TODOS. AMÉN!!!
Eliminar