Carabobo: Apuesta Ganada
Carabobo: Apuesta Ganada
I. Preparativos
Carabobo fue una campaña brillante de Bolívar, quizás la mejor. El Capitán General La Torre estaba bien posicionado en Carabobo, tenía el terreno a favor y había concentrado un gran ejército, más numeroso, fuerte y disciplinado que el de Bolívar, para dar la batalla decisiva.
La Torre sabía que Bolívar intentaría de nuevo atacar por el centro, como en la fracasada Expedición de Los Cayos contra Ocumare en 1.817, y la funesta campaña del Centro en 1.818, en la que Morillo y el mismo La Torre lo habían vencido y rechazado.
La Torre contaba con los mejores batallones del Ejército Expedicionario, veteranos de la lucha contra Napoleón y que llevaban más de seis años guerreando en Venezuela. A ellos se sumaba la vieja caballería de Tomás Morales, venezolanos que habían combatido con Boves, sanguinarios, pero ya cansados y molestos de la disciplina española.
Bolívar planificó minuciosamente lo contrario de lo que había hecho antes. Atacó por los extremos de la zona española. Urdaneta contra Maracaibo, Bermúdez contra Caracas, mientras él mismo avanzaba con el grueso de sus fuerzas desde Los Andes y Los Llanos hacia Carabobo. La Torre no podía permitir que las principales ciudades de Venezuela cayeran en manos republicanas, por lo que envío al coronel Pereira con gran tropa a parar y derrotar a Bermúdez, y al coronel Tello con una poderosa columna, para detener el avance de Urdaneta.
Quedó así en inferioridad numérica con respecto a Bolívar en Carabobo. Pero se sentía fuerte allí. Tenía dos cañones bloqueando el camino del Pao, y sus mejores tropas preparadas para destrozar las fuerzas de Bolívar a medida que fueran saliendo de las montañas hacia la llanura.
El día 23 de junio de 1.821 Pereira destruyó a Bermúdez en El Calvario (Caracas), con lo que aseguró la capital. Tello no encontró a Urdaneta. Así que La Torre le ordenó a ambos que volvieran. Él mismo aguantaría a Bolívar, y los refuerzos españoles lo aniquilarían, pensaba. ¡Su Majestad, por fin, recibiría las noticias de la caída de los rebeldes!
Bolívar estaba perfectamente consciente de ello. Tenía que aniquilar a La Torre antes de que le llegaran refuerzos. A él no le llegarían más. Debía forzar el paso y abrir camino para que su caballería inundara la llanura y destruyeran a los batallones españoles. Para romper el tapón, confió en José Antonio Páez con sus llaneros Bravos de Apure, reforzados por la experta Legión Británica, quienes deberían aguantar todos los golpes de La Torre para que los coroneles Ambrosio Plaza y Manuel Cedeño inundaran la llanura. Pasó revista a sus tropas y desencadenó la batalla a primera hora del día 24 de junio de 1821.
II. La batalla
El día 23 de junio de 1821 Bolívar pasó revista a sus tropas, contaba con 6.500 hombres divididos en tres divisiones. La 1ra. División, con los Bravos de Apure y la Legión Británica, al mando de Paez, la 2da. División con los batallones Tiradores, Boyacá, Vargas, La Guardia y un escuadron de caballería, todos al mando del coronel Cedeño, la 3ra. División con Rifles, Anzoátegui, Vencedores de Boyacá y Granaderos, mas el grueso de la caballería, al mando de Plaza.
La Torre tenía 5.000 hombres, con sus batallones desplegados para impedir la salida a la llanura: Valencey, Barbastro, Hostalrich e Infante, con La Reina y Burgos más atrás. La caballería de Morales actuaba de reserva general.
Al iniciar el combate, Páez lanzó a Bravos de Apure adelante, pero la carga que recibió de fuego por todas partes fue tan grande que Bolívar cambió el plan y lo lanzó a la derecha, sobre Barbastro. Pronto logro cruzar un riachuelo y avanzar, pero La Torre lanzó sus reservas sobre ellos, y fueron diezmados.
Bravos de Apure no aguantó y ya se desmoronaba cuando Páez lanzó la Legión Británica en su auxilio. Los ingleses hicieron prodigios y reforzaron a Apure, cargando ambos con indómita bravura hasta hacer retroceder la línea española, abriendo el espacio que necesitaban la 2da. y 3ra. Divisiones. Rifles y Tiradores pasaron al ataque, y pronto la línea española se quebró y fue envuelta.
La caballeria de Rondón entró al campo, Burgos fue aniquilado, Infante, La Reina y Barbastro fueron rodeados y se rindieron.
La caballería llanera de Bolívar inundaba el campo. La Torre vió el peligro mortal, y lanzó la caballería de Morales. Estos arrollaron a las primeras líneas venezolanas, pero al chocar con la caballería fueron envueltos y destruídos. Muchísimos se pasaron al bando venezolano. El Ejército Expedicionario estaba deshecho y aniquilado.
Morales regresó con 14 jinetes a ver a La Torre, que se dirigía al batallón Valencey, tratando de retirar a éste y a Hostalrich del campo, pero este último fue envuelto en la marea republicana, fue rodeado y se rindió tambien. El coronel Illas, antes de rendirse, mandó el estandarte de España al Valencey. Morales urgió a La Torre a huir a caballo, pero éste le ordenó desmontar, mientras el coronel Tomás García ordenaba a su batallón formarse en cuadro en torno a él, La Torre y el estandarte de España.
Bolívar bajaba del cerro de Buenavista, desde donde dirigió la batalla, llegaba al campo viendo que su ejército se dedicaba a desarmar y reunir los múltiples cautivos españoles. Rindió rápido homenaje a los muertos jefes de la Legión Británica.
El coronel Thomas Farriar y sus oficiales habían pagado con su vida su heroísmo. Ambrosio Plaza había muerto al irrumpir a la llanura. Páez y Cedeño pedían instrucciones, mientras Valencey rechazaba los asaltos que lanzaban sobre él Rifles y Tiradores. Bolívar se dió cuenta que la campaña estaba ganada, y ordenó envolver y rendir al Valencey. Perdería más hombres intentándolo que en el resto de la batalla.
El Coronel Manuel Cedeño se abocó a la tarea. Mandó personal y a las sucesivas cargas que efectuaron tanto la caballería de Rondón como las acciones de Rifles y Tiradores. En el campo español, Tomas García se cubrió de gloria dirigiendo a Valencey con aplomo y sangre fría. El batallón resistiría todas las cargas, salvando el honor de España en el huracán de la derrota. Cedeño murió en una de las cargas y antes, uno de los oficiales de Paez cayó, el Negro Primero.
Caía la tarde cuando Valencey logró llegar a Barrera y se interrumpió la persecución. Bolívar, en el campo de batalla, ascendía al cargo de General en Jefe al General José Antonio Páez, confirmándolo como el principal héroe y responsable de la magnífica victoria.
III. Resultados y Consecuencias
La Torre hacía inventario del desastre. ¿A dónde ir? Sí se dirigía a Caracas, donde estaba Pereira con más de tres mil hombres, podría resistir, pero Bolívar lo envolvería en la mañana y sería destruido.
Caracas no podría resistir al ejército de Bolívar. La Torre mandó emisarios a Pereira para que abandonara Caracas y se trasladara a La Guaira, y a Tello para que tratara de llegar a Puerto Cabello vía Canoabo, anunciando su llegada y ordenando al Almirante Laborde que partiera con la flota a recoger a Pereira en La Guaira.
La Torre atravesó Valencia a la carrera en la noche, y al amanecer empezaba a subir el camino de Puerto Cabello, desde Bárbula. Bolívar llegó después a Valencia, a hacer las honras fúnebres de Cedeño y Plaza. Ordenó a Páez perseguir a La Torre hasta Puerto Cabello y tomar o situar la plaza. Al amanecer avanzó hacia Caracas. Nada ni nadie podría detenerlo.
En Caracas todo era confusión y desorden. Pereira no entendía como, habiendo derrotado a Bermúdez el día anterior, ahora debía retirarse, pero obedeció. Muchísimos nobles y partidarios del Rey le siguieron. En Caracas quedó el Arzobispo, para entregar la ciudad al vencedor.
Pereira llegó a La Guaira, pero esperó en vano. Laborde no llegaría, y debió rendirse con sus tres mil hombres a Bolívar. Tello sufrió igual suerte. Sus 1.800 hombres jamás llegaron a Puerto Cabello. Sólo La Torre se mantuvo, obstinadamente en el gran puerto, esperando la oportunidad de contraatacar. El año siguiente (1822) la tendría.
Bolívar entró en Caracas, cerrando el ciclo y trasladando al Gobierno, el Congreso y la Capital allí.
¡Venezuela había sido espectacularmente liberada, en una campaña de una sola batalla!
Adrián Robledo Upegui.
Junio, 2024.
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