Bolívar "Fuerte" en la Guerra Fría: El submarino nuclear que llevó el nombre del Libertador
Bolívar "Fuerte" en la Guerra Fría: El submarino nuclear que llevó el nombre del Libertador
En el vasto y complejo escenario de la que fue la Guerra Fría, donde las alianzas y simbologías navales eran tan estratégicas como las armas mismas, resulta inusual y significativo que en la década de 1960 un submarino nuclear estadounidense haya sido bautizado como USS Simon Bolivar (SSBN-641), con el nombre y apellido sin tildes, como aplica al inglés, en honor al Libertador, el prócer venezolano de la independencia.
Este gesto evidencia no solo un reconocimiento a la figura histórica venezolana, sino también un reflejo de las cordiales relaciones entre Estados Unidos y Venezuela en ese período. La oscura nave entró en servicio en 1965.
El submarino en cuestión, con un desplazamiento en inmersión de 6500 toneladas, una eslora de 130 m y una velocidad máxima de 21 nudos sumergido, perteneció a la clase de buques Benjamin Franklin (compuesta por 10 unidades, de la cual fue el segundo construido), un tipo de submarino nuclear lanzamisiles, conocidos como boomers. Su función principal era estratégica y aterradora: La disuasión nuclear.
Equipado para lanzar misiles balísticos Polaris, que fueron seguidos por las versiones más potentes Poseidon y Trident, estas armas tenían un poder destructivo medido en megatones, donde un megatón es equivalente a la explosión de una tonelada de TNT (trinitotolueno) pero mucho más peligroso, debido a la mortal radioactividad subsecuente. En los misiles señalados, los Polaris eran capaces de hasta 1.2 megatones, los Poseidon hasta 5 megatones y los Trident superando los 6 megatones.
De esta manera, el amenazador y brutal Decreto de Guerra a Muerte del Libertador, pasaría a ser casi una alfombra roja de terciopelo con pétalos de rosas esparcidos por hermosas jóvenes ofrecida al enemigo español, en comparación con el demoledor golpe del submarino epónimo al adversario soviético. En la primera instancia se trataba de lograr la independencia del reino de España, y en la segunda de garantizar la aniquilación por retaliación de la principal nación promotora de la ideología comunista, contraria a la noción del mundo libre, defensa de la propiedad privada y la economía de mercado de los Estados Unidos, concebidas por sus padres fundadores y defendida por sus herederos.
El nombre Simon Bolivar fue otorgado al mortífero siluro de acero en un acto simbólico de fraternidad hemisférica, siendo botado el 22 de agosto de 1964, amadrinado por la señora Nancy Milling Mann, esposa del entonces Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, Thomas C. Mann, creador de la denominada Doctrina Mann, una política de Estados Unidos que buscaba fortalecer su influencia en América Latina durante la Guerra Fría, promoviendo la estabilidad y el desarrollo para contrarrestar el comunismo.
Mann esbozó una doctrina de apoyo al cambio de régimen y promoción de los intereses económicos de las empresas estadounidenses. Esta actuación se alejó del centrismo político de la denominada Alianza para el Progreso del presidente John F. Kennedy lanzada en 1961 que, pese a sus nobles objetivos, fue un fracaso práctico debido a sus metas irrealistas, la falta de compromiso genuino de los gobiernos locales y su dependencia excesiva de la ayuda estadounidense, ignorando problemas estructurales profundos como la desigualdad y el poder oligárquico, y terminó siendo una política superficial que no logró frenar la inestabilidad política ni los movimientos revolucionarios, demostrando ser más un gesto simbólico que un verdadero motor de cambio en América Latina.
En relación a el USS Simon Bolivar, puede suponerse que en el camarote del capitán o en la sala principal de reuniones del submarino, seguramente se exhibía un retrato de Simón Bolívar, y es probable que se celebrara anualmente su natalicio, como un acto de respeto y reconocimiento a su legado.
Emblema de veteranos del submarino USS Simon Bolivar Fuente: https://www.priorservice.com.
La existencia de estos submarinos, capaces de permanecer sumergidos durante largos períodos y lanzar ataques nucleares devastadores sin previo aviso ni poder ser detectados, jugó un papel clave para evitar la escalada hacia una Tercera Guerra Mundial, al garantizar la brutal represalia inmediata ante cualquier ataque soviético.
En cuanto al peligro nuclear, en la Guerra Fría, el genial físico John von Neumann (un severo anticomunista) acuñó la expresión MAD como acrónimo en inglés de Destrucción Mutua Asegurada, para hacer alusión a que las dos superpotencias acabarían una con la otra usando sus armas termonucleares. Von Neumann estaba tan en contra del régimen soviético, que en su opinión la guerra termonuclear tenía que empezar a la brevedad posible, "esta misma tarde...", decía la persona que contribuyó con sus complejos cálculos a darle factibilidad al arma atómica, en el Proyecto Manhattan.
Hoy es evidente que, de haber ocurrido la Tercera Guerra Mundial, el vencedor hubiera sido Estados Unidos, pues en su mayoría sus misiles sí hubieran despegado oportunamente, sí hubieran alcanzado su objetivo, y sí hubieran estallado con los rendimientos previstos (como afirmó un Ministro de Defensa británico), una suposición extremadamente difícil de defender para el caso del armamento soviético de misiles y submarinos nucleares, propenso a múltiples fallas por sus peculiares técnicas de construcción, control de calidad y exceso de propaganda, que incluía por ejemplo complejos procesos como mover ingenuamente sus escuadrones de bombarderos de sus bases durante el día, para que los satélites americanos de espionaje en su recorrido creyeran que tenían más de estos peligrosos aviones, con sus bombas termonucleares.
El submarino USS Simon Bolivar tenía dos tripulaciones (Tripulación Azul y Tripulación Dorada) de 14 oficiales y 126 marineros cada una. De esta manera mientras una tripulación estaba de guardia la otra descansaba o dormía, no que daba origen al concepto muy submarinista de dormir en la denominada la cama caliente. Todos ellos estaban entrenados para operar con máxima precisión y secreto, razón por lo cual se dice que estos buques pertenecen al llamado "Servicio silencioso".
Durante su larga carrera de casi 30 años de servicio, recibió múltiples modernizaciones para actualizar su sistema de armas y electrónica, garantizando la vigencia de la enorme pegada de lo contenido en sus 16 tubos lanzamisiles, complementados con cuatro tubos lanzatorpedos, propulsado por su reactor nuclear S5W.
El USS Simon Bolivar continuó realizando patrullas disuasorias, sometiéndose a reacondicionamientos ocasionales en la Base Naval de Submarinos Kings Bay, Georgia.
La tripulación del buque estaba muy bien preparada, como lo demostró en múltiples oportunidades al ganar el reconocimiento denominado Premio a la Efectividad en Batalla, comúnmente conocido como el Premio "E" de Batalla, que se otorga anualmente a un pequeño número de buques de combate de la Armada de los Estados Unidos.
La competencia por el premio es extremadamente reñida. Para ganar, un buque, debe demostrar el máximo nivel de preparación para el combate. Este previo fue ganado por él USS Simon Bolivar en 1974, 1975, 1976 y 1982, en una sorprendente demostración de alto desempeño. El USS Simon Bolívar lanzó con éxito un misil de prueba Trident en el verano de 1983.
Uno de los tripulantes más relevantes del buque en su larga historia de servicio fue el Jefe Médico de Hospital William R. Charette quien sirvió como Médico de Servicio Independiente a bordo, a las órdenes del capitan.
Charette combatió en la Guerra de Corea, un conflicto que definió la primera mitad del siglo XX en Asia y la política global de la Guerra Fría, sirviendo para el Ejército de los Estados Unidos, y recibiendo la más alta condecoración al valor esa nación: La Medalla de Honor del Congreso.
En marzo de 1953, mientras servía como médico de su batallón, Charette se encontraba cerca de la ciudad de Panmunjom, en el sector conocido como la Línea Nevada. Durante una feroz ofensiva enemiga, su unidad fue atacada por una fuerza considerablemente superior. En medio del caos y bajo un intenso fuego de ametralladoras, morteros y granadas, Charette no dudó en exponerse repetidamente al peligro para atender a soldados gravemente heridos. Con una valentía impresionante, arrastró a sus compañeros fuera de la línea de fuego, brindándoles primeros auxilios y negándose a abandonar a nadie, incluso cuando el fuego enemigo se intensificó.
En un momento crítico, mientras ayudaba a evacuar a un herido, Charette fue alcanzado por una granada que explotó cerca de él, causándole heridas graves en la cara y el cuerpo, dejándolo sangrando y parcialmente inmovilizado. Sin embargo, con un temple inquebrantable, logró continuar su labor médica, alentando a sus compañeros y asegurándose de que cada herido recibiera atención antes de permitir que se replegaran. Por este acto de heroísmo y sacrificio personal fue reconocido con la Medalla de Honor.
Conocido en el USS Simon Bolivar como "Doc" por sus compañeros, fue muy respetado durante su servicio a bordo del navío disuasorio.
En 1994, el USS Simon Bolivar regresó de su 73ª y última patrulla estratégica de disuasión nuclear, 28 años después de haber partido del puerto para su primera patrulla. El USS Simon Bolivar fue dado de baja en septiembre de 1994 y borrado del Registro de Naves de la Armada el 8 de febrero de 1995. El 1 de octubre de 1994, ingresó en el programa de reciclaje de barcos y submarinos nucleares de la armada en Bremerton, Washington, y finalmente fue desguazado el 1 de diciembre de 1995. Terminó así la carrera del buque con el nombre de El Libertador, importado de la Tierra de Gracia.
El submarino USS Simon Bolivar no es el único buque en Estados Unidos que ha llevado nombres vinculados a Venezuela. Hubo un barco de la Armada de los Estados Unidos que tuvo también un nombre anterior alusivo a Venezuela. Se trataba del SS Venezuela, construido en 1889, que posteriormente fue renombrado USS Panther (AD-6) en 1898, al entrar en servicio con la armada. El navío fue fabricado por William Cramp & Sons Shipbuilding Company en Filadelfia, Pensilvania.
Como SS Venezuela, era un transporte de pasajeros y carga con características típicas para su época, con un desplazamiento aproximado de 4300 toneladas, una eslora cercana a 99 metros y una dotación que variaba según la misión, pero generalmente rondaba unos pocos cientos de personas. Su uso principal antes de la adquisición por la Armada de Estados Unidos fue como buque mercante, transporte, desempeñando funciones civiles de traslado de personas y mercancías, incluyendo plátanos llevados desde Centroamérica y América del Sur.
La Armada de Estados Unidos adquirió el buque en 1898, durante el contexto de la Guerra Hispanoamericana, renombrándolo USS Panther y asignándole el código AD-6, siendo clasificado como un crucero auxiliar de tipo tender (buque de apoyo) de destructores, una embarcación destinada a proporcionar soporte técnico, mantenimiento y suministros a los destructores de la flota.
La función principal del USS Panther fue mantener operativas estas unidades menores, permitiendo que continuaran sus misiones sin necesidad de regresar a puerto principal. Durante su servicio, el USS Panther participó en operaciones de combate y apoyo logístico, incluyendo actividades en el Caribe, con especial relevancia durante la intervención estadounidense en Cuba, y luego también en el Atlántico Norte y la Estación Asiática, patrullando el río Yangtze.
El USS Panther continuó en servicio activo durante las primeras décadas del siglo XX, siendo un componente importante en la flota estadounidense en tiempos de paz y conflicto. Su actividad después de la Guerra Hispanoamericana incluyó misiones de apoyo y mantenimiento en diferentes bases navales. El servicio del barco terminó en 1922, cuando fue dado de baja y posteriormente vendido para desguace.
Otro buque que hay que señalar en este contexto es el USS Bolivar (APA-34), el cual fue un transporte de ataque de la clase Bayfield (compuesta por 34 unidades) en servicio en la Armada de los Estados Unidos entre 1943 y 1946. El barco desplazaba más de 11000 toneladas y tenía una eslora de 150 m.
El USS Bolivar recibió su nombre del condado de Bolivar, fundado el 9 de febrero 1836 y ubicado al noroeste del estado Mississippi. Nótese qué el honor del nombramiento se efectuó apenas 6 años después de la muerte del Libertador (1830). En esa fecha gobernaba en Venezuela el Dr. José María Vargas, quien fuera el médico que realizó el embalsamamiento del cuerpo de Simón Bolívar cuando fue trasladado a Venezuela.
De acuerdo a la Mississippi Encyclopedia, en la entrada correspondiente a Bolivar County, señala que:
"El condado recibe su nombre en honor a Simón Bolívar, general español célebre por sus contribuciones a los movimientos independentistas de Centroamérica y Sudamérica".
Y es que no debe extrañar que Bolívar sea señalado allí como español de pleno derecho, dado que nació como hijo de criollos en una Capitanía perteneciente al Reino de España. Luego, como español se reveló en contra de su rey, luchando incansablemente para la independencia de múltiples naciones. Al haber vencido, gracias a su valor y estrategia, hoy es recordado como Libertador, si hubiera fallado en su empresa, la historia diría que es un traidor su reino, España.
El USS Bolivar tuvo una intensa participación en múltiples acciones de transporte de combate en la guerra del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y recibió cinco Estrellas de Batalla por su servicio. Luego fue vendido al servicio comercial y finalmente desguazado en 1973.
Paralelamente, y no podría ser de otra manera, en Venezuela también existe un buque con el nombre del Libertador, perteneciente a la Armada de la nación: El Buque Escuela Simón Bolívar, BE-11. Este velero tipo bricbarca (barco de tres palos) fue construido en los Astilleros Celaya, en Bilbao, España, y fue puesto en servicio en 1980. Mide alrededor de 82 metros de eslora, tiene 1260 toneladas de desplazamiento y posee tres mástiles, con un área de velamen de 1650 m² en un total de 23 velas, y una tripulación que combina nominalmente 17 oficiales y 102 tripulantes, cadetes de la Escuela Naval de Venezuela.
Buque Escuela de vela venezolano Simón Bolívar BE-11 cerca del año 2000. Fotografía de la Guarda Costera de los Estados Unidos. Fuente: Wikimedia Commons
Su función es formativa, buscando que los jóvenes y futuros marinos venezolanos "cambien su sangre por agua de mar" al aprender las artes de la navegación tradicional, con la ayuda del viento y de los astros, manipulando diestramente velas y cabos.
Paradójicamente, mientras el submarino estadounidense USS Simon Bolivar estuvo diseñado para la destrucción y disuasión nuclear, el velero venezolano Simón Bolívar simboliza la educación y la formación pacífica de marinos, y aún se encuentra en servicio, participando en regatas y eventos oficiales a nivel internacional, siendo denominado "El Embajador Sin Fronteras". Dos cometidos muy distintos.
El velero Simón Bolívar es una de las cuatro barcazas similares construidas como buques de entrenamiento para las armadas latinoamericanas por Astilleros Celaya, ejemplos de la mejor tradición naval española, siendo sus hermanastros el Cuauhtémoc mexicano, el Gloria colombiano y el Guayas ecuatoriano.
Del ámbito de la navegación a vela, hay que hacer mención como chascarrillo a la complicadísima jerga técnica usualmente empleada, prácticamente indescifrable para la persona que no es marinero. Así, por ejemplo, la siguiente descripción, que cualquier hombre de mar interpretará en forma precisa inmediatamente, pasa a ser un galimatías críptico alienígena para el no iniciado, donde a duras penas se logra entender alguna preposición o artículo:
En la bruma matutina, el bauprés ajustaba su escota mientras el obenque y el burro de la verga mayor tensaban el estay de gavia, todo bajo la atenta vigilancia del trinqueta y el driza del foque, que en un delicado balance mantenían la jarcia firme contra el movimiento pendular del estay de mesana, asegurando así la correcta disposición del escandalosa y el obenque del palo trinquete.
En el ámbito del empleo del nombre del Libertador, es oportuno mencionar al general del Ejército de Estados Unidos Simon Bolivar Buckner Jr. (1886–1945). En este caso sus dos primeros nombres son Simon y Bolivar, y su apellido es Buckner, siendo nombrado en un homenaje que refleja la influencia cultural de Bolívar más allá de Venezuela, evocando la trascendencia hemisférica del Libertador, extendiendo su legado a individuos que han servido en las fuerzas armadas estadounidenses.
Buckner fue comandante general y murió en combate por fuego de artillería enemiga en la crucial Batalla de Okinawa, Japón, en 1945, en la que fue la feroz y última gran batalla del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial.
El nombre de este soldado está ligado a la admiración de sus padres por el Libertador, un símbolo de libertad y valentía. De hecho nótese que el nombre del militar llevaba el adicional de Jr., lo cual indica que su padre también se llamaba de la misma manera, en lo que era una tradición familiar en relación al Libertador.
En efecto, su destacado padre fue Simon Bolivar Buckner Sr. (1823-1914), un militar y político estadounidense, que sirvió en el Ejército de Estados Unidos durante la guerra México-Estadounidense, y luego como general confederado en la Guerra Civil. Posteriormente, fue gobernador del estado de Kentucky.
Ya para concluir, la historia del submarino USS Simon Bolivar invita a una reflexión sobre la naturaleza de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos durante la Guerra Fría. Fue un tiempo en que, a pesar de las diferencias políticas y sociales, existió un respeto mutuo y colaboraciones estratégicas evidenciadas en símbolos tan poderosos como el nombre de un avanzado submarino nuclear de misiles balísticos termonucleares.
Hoy, mientras las relaciones bilaterales siguen evolucionando, es oportuno recordar aquel pasado de entendimiento, representado por el nombre de un hombre que unió a un continente.
Esta historia naval subraya como nombres, armas y políticas se entrelazan en un relato fascinante, donde Simón Bolívar no solo liberó países, sino que también inspiró un nombre para un terrible ingenio tripulado por marinos americanos plenamente identificados con el legado de Bolívar, capaz de golpear en forma sorpresiva, certera y devastadora a la Unión Soviética, durante una época crítica de la historia mundial, mediante los misiles contenidos en sus silos verticales para lanzamiento en inmersión, lugar al que los submarinistas estadounidenses denominan El bosque de Sherwood, y en donde, como acuñó la película War Games de 1982, dirigida por John Badham: En la guerra termonuclear global la mejor jugada es..., no hacer ninguna,... a menos que el contrario juegue.
Fabián Robledo Upegui.
Septiembre, 2025.
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