La Virgen del Socorro contempla la Avenida Bolívar en El Viñedo
Un nuevo icono Mariano en Valencia
Cuando el peatón urbano circula por la Avenida Bolívar Norte de Valencia, al pasar por la acera de la fachada frontal de la católica, emblemática y ya antigua Iglesia El Viñedo, ubicada en la urbanización del mismo nombre, es sorprendido por un relativamente nuevo icono religioso, plano y rectangular, de pequeño tamaño, colocado directamente al ras de la mencionada fachada. Se trata de una imagen de la Virgen del Socorro, patrona de Valencia y del Estado Carabobo de Venezuela. La misma se encuentra hacia la izquierda de la entrada principal central, colocada en un portal falso, justo por debajo de su arco figurado. Posiblemente la imagen es una litografía, que ha sido incrustada en la pared con el friso.
Esta imagen hace juego especular con otra ubicada simétricamente con respecto al centro de la fachada, pues hacia la derecha y en una segunda puerta falsa se ubica una representación del único beato venezolano, el Dr. José Gregorio Hernández. Sobre esta última imagen, y en relación a la iglesia El Viñedo, el autor ha discutido algunos puntos en un artículo anterior reciente de DiLuNo†.
Sorprende la colocación de estos iconos en la fachada frontal de la iglesia, directamente hacia el exterior, y por tratarse de litografías u otros elementos de representación pictórica moderna, muy probablemente degradarán rápidamente en el tiempo, por ejemplo en la saturación de sus colores, al recibir la severa carga energética de los fotones de radiación de luz visible y ultravioleta, que inevitablemente romperán los enlaces químicos de los pigmentos, perdiéndose progresivamente el color, afectando perjudicialmente la regia imagen de la Virgen representada. De hecho ya las dos imágenes se notan levemente opacas, incluso en horas del mediodía, con el Sol en la vertical.
El problema se intensifica al estar orientada la iglesia con su portal mirando hacia el Este, lo que asegura una intensificación de la radiación durante un amplio número de horas del día con incidencia casi normal, y obedeciendo a la tiranía de la ley del coseno de la óptica geométrica, para la proyección de la luz en un plano.
Estos dos personajes, la Virgen del Socorro y José Gregorio Hernández, son posiblemente las entidades religiosas humanas más importantes de la ciudad, luego de Jesucristo. Lamentablemente, su colocación al ras del friso de la pared dificulta la colocación de cualquier ofrenda, y su tamaño, relación de aspecto y altura no facilitan la adecuada apreciación por el peatón que circule por la correspondiente acera, y que desee hacer ya sea una inspección artística o un acto de devoción, ruego y/o agradecimiento.
Ambas imágenes fijas no han tenido más opción que contemplar en los últimos meses el arduo proceso de sellado de la estación subterránea El Viñedo, del una vez moderno metro ligero de Valencia, anhelado medio de transporte público, la cual nunca fue terminada, y que ahora la autoridad se apresura a convertir en una tumba metafórica, y en donde la entidad que gestiona ese servicio decidió tirar la toalla al proceso de culminación de la muy dilatada y necesaria obra, indispensable para continuar el metro según el proyecto original continuo de los alcaldes electos Argenis Ecarri y Paco Cabrera (ambos hoy fallecidos), para llegar hasta la Urb. Guaparo y luego proseguir hacia Naguanagua, donde se encuentra la principal Universidad del centro del país, y donde se hubiera integrado con el hoy tampoco terminado proyecto multidécada del sistema ferroviario nacional, en su línea norte-centro, cuyos nodos proyectados eran Puerto Cabello, San Diego, Valencia, Maracay, la Encrucijada, La Victoria, Tejerías, llegando a Charallave, y que luego de muchos lustros de trabajos intermitentes y cuantiosos recursos públicos gastados, no ha producido aún el menor chirrido de rueda frenando sobre riel de hierro, aportando no más que insólitas esculturas de concreto que perturban el monótono paisaje alrededor de la Autopista Regional del Centro, y sirven de asiento a la peculiar biodiversidad que entorno a ellas se desarrolla, constituyendo una cantera para su posible explotación por las deprimidas generaciones venideras.
Al parecer, para compensar el cierre y tapiado de la estación del metro de El Viñedo y tratar de ocultar el mencionado fracaso y la larga disfuncionalidad ocasionada a la circulación vehicular, la autoridad decidió ofrecer a los ciudadanos la compensación supletoria consistente en construir una simple placita, dudosamente solicitada por el pueblo, que ocupe las áreas a nivel del suelo de la inacabada estación del metro, enriquecida con el smog y contaminación sonora de los vehículos de combustión interna, y los "vendedores" ambulantes, con una caminería y diseño críptico, cuyo uso y función aún está por descifrar, y que incluso se está adornando con exóticas palmas sembradas en el sitio, cuyas raíces y hojas inevitablemente estarán muy próximas al asfalto de la Av. Bolívar, y donde el suelo y las biológicas celulosa, hemicelulosa y lignina vegetales se encontrarán otra vez en el combate urbano tectónico originado por la falta de previsión, y ocurrido entre una fuerza indetenible (las raíces) y una resistencia (casi) inamovible (el asfalto), pero donde se sabe que el resultado serán nuevas grietas y protuberancias en el suelo de la Av. Bolívar, que probarán la resistencia del menguado, decadente y contaminante parque automotor de la ciudad, así como también la habilidad en la conducción de los cada vez menores felices propietarios de vehículo propio.
La Virgen del Socorro y el error en su entrega original
Como se mencionó, la Virgen del Socorro, cuyo nombre formal es Nuestra Señora del Socorro, es la patrona de la Ciudad de Valencia y del Estado Carabobo. La imagen principal de la misma, en estatua policromada y vestida en tela, está alojada en la Catedral de Valencia, también denominada Basílica Catedral de Nuestra Señora del Socorro, ubicada en la esquina de la Av. Urdaneta cruzando con la Calle Colombia, en la muy diminuta parroquia y de no muy original nombre llamada precisamente "Catedral", del municipio Valencia.
El que una "Parroquia" (término cuyo origen es religioso) tenga por nombre "Catedral" es un ejemplo de los juegos de palabras que ocurren a veces en Valencia al dar nombres a ciertos sitios, instituciones o edificaciones, por parte de algunas de las fuerzas vivas de la ciudad. Por ejemplo, en Valencia su único estadio de fútbol tiene el nombre de un jugador/promotor de béisbol, se dispone de un "Museo de la Cultura" (¿Puede ser de otra cosa un museo?) y cuando Naguanagua era parte del Distrito Valencia, se tenía un "Gimnasio de Gimnasia", con ese nombre jactanciosamente escrito intencionalmente en la valla-letrero correspondiente, donde se puede especular que tal vez se anunciaba "Se hace aquí gimnasia".
De acuerdo a la apariencia de la imagen de la virgen, esta se parece a la tradicionalmente dada a la Virgen Dolorosa, pero por razones que se describirán a continuación, no se trata de esa advocación, sino que representa a la Virgen del Socorro. (Nuevamente, los peculiares nombres en Valencia). Esto genera confusión en aquellas personas que no conocen la historia originaria de esta virgen, que ha producido una mutación litúrgica interesante, soportada por la fe.
Esta Iglesia Catedral está declarada como Monumento Histórico Nacional. El día de fiesta de la Virgen del Socorro es el 13 de noviembre, fecha ha sido decretada no hace mucho tiempo como día de júbilo no laborable para el Municipio Valencia del estado Carabobo. Otro día más de asueto impuesto desde la autoridad, esta vez con la excusa de la fe y festividad, que compromete aún más la escasa productividad de los empresarios y comerciantes (generadores de empleo), al tener que pagarlo a sus trabajadores sin que estos produzcan más que las gracias y sonrisa por disponer de otro día gratuito a cuenta exclusiva del patrono, pero en un municipio ya célebre por su voracidad tributaria, presta a fiscalizar repetidamente a empresas y comercios, y bajo la premisa de una Unidad Tributaria con un valor ampliamente distorsionado, ajeno a la realidad, y en donde cualquier obrero pasa a tener extraordinarios ingresos desde el punto de vista fiscal y se hace merecedor al premio de tasas de ISRL indebidamente altas.
El 19 de mayo de 1616, el Obispo de Coro, Fray Juan Bartolomé de Bohórquez e Hinojosa (1542–1633), personaje nacido en México, autorizó la fundación de la Cofradía del Espíritu Santo, que le habían solicitado los fieles de Nueva Valencia del Rey (nombre original de la que es hoy Valencia, en la época colonial). Años después, la Cofradía decidió encargar a España la imagen de una virgen, cuya historia tiene dos interpretaciones: Unos dicen que la cofradía encargó la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, debido a que la devoción a esta advocación estaría muy arraigada y extendida en América, mientras que por otro lado también se dice que la que se solicitó fue una Virgen Dolorosa, pero se negó la petición, tal como lo relata quien fuera Cronista de Valencia, el eminente Dr. Guillermo Mujica Sevilla (1926-2013), que declaró lo siguiente:
"Hace muchos años llegaron del Imperio de España, por los caminos de los mares, dos cajas, cada una contentiva de la imagen de una virgen: Una contenía la Virgen del Perpetuo Socorro, y la otra contenía una Virgen Dolorosa; la primera destinada a la ciudad de Nueva Valencia (Ahora simplemente Valencia), la segunda destinada al Virreinato del Perú. Hubo una confusión, y dejaron en nuestras playas a la Virgen Dolorosa, y enviaron la otra al Virreinato del Perú. La gente de Nueva Valencia, consideró como un milagro que aquí se quedara la imagen de la Dolorosa y por ese motivo, siguiendo el entusiasmo de la cofradía que había pedido la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, bautizaron a esta imagen: “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de la Nueva Valencia del Rey”, aunque la representación era de una Dolorosa. Cuando en el Virreinato del Perú se dieron cuenta, pidieron enviarles nuestra Virgen, para ellos enviarnos a su vez la que había llegado allá. Pero al decir de nuestro gran poeta "Andrés Eloy Blanco", el pueblo de Nueva Valencia contestó: “Pueblo no cambia virgen”. Ya consideraban a la Virgen que había llegado como "Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de la Nueva Valencia del Rey". Es una leyenda que según dicen viene de la época del padre Pedro de Tamarón y Romeral, hace como trescientos años. La Virgen fue adoptada por su ciudad, y ella adoptó a los neo-valencianos. La devoción del pueblo y el amor hacia ella crecieron rápidamente, y desde entonces nuestra Virgen del Perpetuo Socorro es verdaderamente el socorro de los valencianos. Algunos dudan de la veracidad de esta leyenda, pero no se puede negar que es una leyenda hermosa."
En efecto, la Virgen Dolorosa es una advocación Mariana relativa a los estados físicos o psicológicos de la Virgen, en los que se incluyen principalmente los Dolores, y la Soledad, mientras que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro representa una advocación que exalta su condición de mediadora ante Dios y protectora de los fieles cristianos. La imagen original de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es un icono procedente de Creta, venerado en Roma desde finales del siglo XV, y desde 1866 en la iglesia de San Alfonso del Esquilino. Algunos historiadores sitúan el origen del icono más atrás, entre los siglos X y XI, y otros a comienzos del siglo XV. Su festividad se celebra el 27 de junio.
Es comprensible la negativa a devolver al Virreinato del Perú la imagen recibida en Nueva Valencia, pues ¿Qué nivel de autoridad religiosa y feligreses se atreverían a asumir el riesgo de expulsar de su tierra a la Madre de Dios, así sea para reemplazarla por ella misma, en ese misterio inescrutable que implica la multiplicidad de advocaciones de una misma entidad humana, que sin ser de divina en su origen, por su especial condición está llena de gracia y, en consecuencia, es adorable con fervor y devoción?
Agua para los fieles valencianos: El milagro de El Jobo
Las crónicas de Valencia hacen referencia a que sus ciudadanos experimentaron en el Siglo XVII una severa sequía, que implicó la pérdida de gran cantidad de cultivos. En un acto de su fe católica, rogaron a la Virgen del Socorro su mediación ante Dios para lograr que este le enviara la anhelada lluvia a la sedienta ciudad, y como muestra de ello procedieron a sacar a la virgen de su Iglesia para andar en procesión, junto con el severo Obispo de Caracas, Diego Antonio Díez Madroñero (1714-1769), que estaba de visita pastoral en Valencia, y que tuvo en acierto combatir las costumbres libertinas principalmente de Caracas, reformando el concepto espiritual de los disolutos moradores, aboliendo costumbres paganas y enalteciendo la dignidad humana al amparo de la austeridad en la diversión malsana, imponiendo disciplina religiosa y promoviendo la santa oración diaria, todos valores del buen cristiano católico.
Rogando los fieles en sus oraciones y pidiendo por agua, presuntamente y según la leyenda, cuando avanzaba la procesión con la Virgen en el sector llamado El Jobo de Valencia (cercano hoy al Centro de la Ciudad), de repente, rezando el Ave María, cuando se iba por la oración “...ruega por nosotros Santa Madre de Dios…”, a los pies del Obispo comenzó a brotar una diminuta fuente de agua pura y cristalina, que presuntamente todavía sigue suministrando agua subterránea en ese sitio. A este milagro de la Virgen del Socorro se le conoce como El Milagro de El Jobo. Otros milagros han sido atribuidos en el tiempo por los fieles a la misma Virgen, reforzando el vínculo piadoso correspondiente de los lugareños con la Madre de Dios.
La Virgen del Socorro de Valencia es coronada por un Santo
En 1910, la Virgen del Socorro recibió la Coronación Canónica Pontificia por orden del Papa Pío X (1835–1914), rito y título empleado en la liturgia católica romana para resaltar la devoción por una advocación mariana, y que consiste en la imposición de una corona al icono o imagen de la Virgen, siendo entonces la primera imagen mariana coronada canónicamente en Venezuela, acto realizado por la gentil decisión del Santo Padre en deferencia a la devoción valenciana. Con este título de Coronación Canónica se resalta el carácter regio asignado por la doctrina católica a María como madre de Jesucristo, Hijo de Dios y Rey mesiánico, con base teológica sustentada desde el Concilio Canónico de Éfeso, realizado en el año 431.
Durante su papado, el Papá Pío X realizó la primera codificación del Derecho Canónico de la Iglesia Católica, publicado finalmente en 1917. También se opuso con vehemencia al herético modernismo teológico emergente. Desconfiaba de las tendencias progresistas, impulsando la necesaria reacción de defensa católica, lineamientos de los cuales pudiera aprender el actual Santo Padre, el Papa Francisco, simpatizante de los regímenes socialistas que oprimen a Latinoamérica, tolerante y complaciente ante los brutales excesos cometidos recientemente contra la Iglesia Católica, sus sacerdotes y fieles, por ejemplo los ordenados por el virtual dictador actual de Nicaragua, de los cuales ha hecho caso omiso viendo para otro lado, para desilusión de sus subordinados y consternados sacerdotes, y de los fieles católicos que comparten su continente natal, y el beneplácito de quienes quieren ver terminada la influencia espiritual, moral y asistencial de la Iglesia.
Treinta años después de la muerte de Pío X, en 1944, su cuerpo (que por voluntad propia no fue embalsamado al morir) fue exhumado, evidenciando el signo milagroso de la completa incorrupción. Por esta y otras razones, Pío X fue beatificado en 1951, y canonizado en 1954, ambos eventos ordenados por el Papa Pío XII (1876-1958).
De esta manera, el Papa Pío X se encuentra en el reducido conjunto de los máximos pontífices declarados como santos por la Iglesia Católica, que han tenido deferencias notables en relación con Venezuela, siendo otro de ellos el muy querido y recordado Papa Peregrino, San Juan Pablo II, quien contribuyó activamente al deseado milagro más importante del Siglo XX: la destrucción del comunismo soviético y de sus satélites, incluyendo su Polonia natal, para beneficio de sus habitantes, hoy en gran parte ciudadanos libres, salvo en aquellas ex-repúblicas soviéticas que decidieron continuar con procesos de dictadura, al ser incapaces de reconocer los beneficios de la democracia, completamente nueva e incognoscible para sus habitantes eslavos desde tiempos remotos, acostumbrados a obedecer con sumisión solo al látigo del domador, y que nunca fueron iluminados con la espléndida idea griega.
Los dolores no terminan
La imagen de la Virgen del Socorro de la fachada de la Iglesia El Viñedo dispone pues de este nuevo sitio, expuesto a la intemperie, desnudo y que no contempla ninguna protección especial, o lugar donde colocar una ofrenda o simplemente rogar. La imagen se deteriorará rápidamente debida a la acción de los agentes climáticos, lo que ofrecerá una representación poco digna de la real condición de la representada. Adicionalmente, su vulnerable exposición puede hacerla objeto de ofensas eventuales realizadas por impíos grafiteros, que ya han agredido a la fachada de la iglesia con anterioridad. También, la proximidad a los humos tóxicos del smog generado por autobuses y vehículos de la Av. Bolívar contribuirá al pronto deterioro de la imagen, que entonces y ante estos posibles problemas, tal vez hagan que su condición de Virgen del Socorro mute a la original Virgen de los Dolores, para volver a sentir el dolor, esta vez debido a la agresión y/o a la indiferencia de los transeúntes que pasan por la acera adyacente a la Iglesia, y a los promotores de su colocación en esas particulares condiciones.
La Virgen en esta nueva imagen ni siquiera tendrá el consuelo de la vista, pues está obligada a contemplar, como se indicó, la caricatura de una plaza otorgada recientemente en regalo al municipio como contraprestación forzada para tratar de hacer olvidar en la opinión pública el estrepitoso fracaso de la gestión del metro de Valencia en la zona norte de la ciudad, con décadas de construcción sin mostrar producto tangible, luego de la culminación de la estación ubicada en el sector Rectorado, la última que logró llegar al estado operativo y fin actual de la única línea del sistema.
La eficiencia de los dirigentes y responsables de esta obra ante el pueblo recuerdan la actitud del personaje Manolito en el agudo comic argentino Mafalda, del genial humorista gráfico Quino, a quien el pequeño Guille le ruega que le de cuerda a su ómnibus de juguete, y que Manolito destroza por "bestia" al hacerlo (En esa época las cosas se llamaban francamente, y reiteradamente y sin tapujos Quino enfatiza el carácter de "bestia" de Manolito). De los despojos del ómnibus roto por la fuerza excesiva aplicada por Manolito, dañado ahora irremediablemente, Manolito logra sacar rápidamente un engranaje con eje al que pone a girar en el suelo, ocultando el resto del ómnibus tras de sí, y que emplea como distractor giroscópico ante la pérdida total del carrito, exclamando: "¡Mira el trompito Guille!, ¡Mira el trompito...!, y en donde este último observa con el horror infantil del puchero previo al llanto, ante la gran decepción recibida de la persona en que había puesto sus esperanzas para completar el proceso. El parecido es sorprendente.
Fabian Robledo Upegui.
Noviembre, 2022.
† Artículo disponible en el enlace:
José Gregorio Hernández en la Iglesia El Viñedo de Valencia
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